Una agresión silenciada

Con seis meses de retraso, nos enteramos de una agresión sexista ocurrida —siempre hay que poner “presuntamente”— en Zarautz. Según denuncian colectivos nada sospechosos, el porqué de tanto tiempo de ocultamiento tiene que ver con el lugar donde se produjeron los hechos y, sobre todo, con la filiación política del señalado como autor del ataque. El episodio ocurrió en la Herriko Taberna de la localidad costera y el tipo en cuestión es un antiguo concejal de EH Bildu y personaje referencial de la izquierda soberanista en el municipio. La víctima, una joven de 19 años que trabajaba —en pasado— en el bar.

No hace falta tener demasiada imaginación para saber que habría ardido Troya si la agresión hubiera tenido como marco un Batzoki, una Casa del Pueblo o una sede del PP. Incluso sin siglas de por medio, los acontecimientos hubieran tenido un curso bien distinto. Esta vez lo que se hizo fue seguir lo que nos presentan como un protocolo interno vanguardista del copón que ha desembocado —¡tras medio año y solo después de que el asunto saliera a la luz pública!— con la retirada del carné al supuesto agresor. Nada que ver en absoluto con lo que se proclama a voz en grito para el mismo tipo de situaciones. Debo decir también, bien es cierto, que esta conducta no me ha sorprendido lo más mínimo.

Pactos a mil bandas

Habrá que reconocer a Pedro Sánchez, o sea, a sus negociadores, es decir, al zar Ivan Redondo, su excelsa genialidad en el billar político a las bandas que hagan falta. De prórroga en prórroga, los artistas del alambre monclovitas han ido superándose y saliendo siempre victoriosos en escenarios cada vez más complicados. La que se vota hoy, que es la sexta y juran que última, va a salir adelante con el respaldo, ya sea en forma de sí a la llana o de abstención afirmativa, de Ciudadanos, ERC, PNV y —supongo— EH Bildu.

Vive Dios que es una extraña macedonia de siglas, aunque lo verdaderamente prodigioso no es que fuerzas tan diversas coincidan en el mismo objetivo, sino que cada una ellas vaya dando a entender que se ha llevado al huerto al PSOE. Eso, incluso cuando al atender una a una las explicaciones de lo pactado, resulte que se han firmado cuestiones abiertamente contradictorias. Así, tenemos a los naranjas presumiendo de una última fase del estado de alarma ejecutada desde Madrid y, naturalmente, a las otras formaciones asegurando que por fin las decisiones se tomarán en cada territorio

¿Cuál es la verdad? Creo que ninguna. Si algo ha demostrado Sánchez desde la moción de censura de hace dos años es su capacidad de prometer lo que sea para luego incumplirlo sin mayores efectos adversos.

Diario del covid-19 (53)

Una hora después de que el ultramonte motorizado pusiera la nota bicolor —rojo y gualda— por el sufrido asfalto de varias ciudades hispanistaníes, incluyendo Bilbao y Gasteiz, el Timonel Sánchez emitió una suerte de adelanto de último parte de guerra. Faltaría más, no dio por cautivo y desarmado al bicho, puesto que todavía queda un rato para seguir ordeñándolo como se hace con las benditas maldiciones, pero sí apuntó que la nueva normalidad, o sea, la vieja tuneada, está a la vuelta de la esquina. Apertura al turismo extranjero ya en julio, no vaya a ser que los italianos, a los que se ha seguido al milímetro en cada mala decisión, y que ya se han adelantado en ese terreno, le coman la merienda a la tierra que nació entre flores, fandanguillos y alegrías.

Y la cosa es que no seré yo quien critique tal decisión, del mismo modo que me parece absolutamente razonable celebrar a mediados de ese mes unas elecciones si la situación sanitaria lo permite. Hasta entonces seguiremos en este columpiarnos de fase en fase o de desfase en desfase, con episodios como la toma al asalto y antes de tiempo de las playas, las colas kilométricas ante las terrazas o la cuchufleta del inicio de las fiestas de Beasain el viernes pasado que le costó la dimisión a una edil de EH Bildu que se dejó llevar por el jolgorio.

Truco o trato

La sublimación del arte del timo se alcanza cuando el timado festeja la estafa de la que ha sido objeto. Puede ocurrir esto porque el primo se la haya comido con patatas, porque quiera evitar a toda costa aparecer como el pardillo que ha sido o, en una versión más rebuscada, porque todo haya sido una componenda de dos pillos y los auténticos timados sean otros.

¿Qué es lo que ha ocurrido en el presunto trile de Sánchez a EH Bildu ofreciendo una derogación total e inmediata de la Reforma Laboral para, acto seguido, aclarar que ni será total ni inmediata? Hombre, de entrada, llama la atención que se compre lo que ya está vendido ni se sabe las veces. Tanto en la moción de censura contra Rajoy como en la segunda investidura de Sánchez y todo el tiempo intermedio, la derogación ha sido una promesa tan cacareada como incumplida. Poco sentido tiene hacer de ella materia de un pomposo pacto, salvo que el supuesto contenido sea solo una excusa para poner en el mismo papel las firmas de PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu, y allá películas con si se lleva a la práctica o no algo que, en todo caso, se sabe que no se puede hacer de la noche a la mañana. Doy fe de que no soy el único que apuesta por esta posibilidad que, de ser la real, implicaría que nos disponemos a vivir tiempos (todavía) más interesantes.

Diario del covid-19 (42)

Como señaló certeramente mi compañero Juan Carlos Etxeberria, ayer en el panel de votaciones del Congreso de los Diputados se dio un curiosísimo Tetris ideológico. Ocurrió que PSOE, PNV y Ciudadanos coincidieron en el sí, mientras que PP y EH Bildu se abstuvieron al unísono y… ¡tachán!… en el marcador se sumaron los noes de Vox, Junts per Cat y ERC. Evidentemente, se trata de una casualidad que probablemente tardará en darse de nuevo o de la golondrina solitaria que no hace verano. Sin embargo, también es un retrato del momento político actual donde literalmente puede ocurrir cualquier cosa, como que se acuesten en la misma cama, aunque sea para un polvo rápido y sin amor las formaciones que les he citado arriba.

Bien es es cierto que igual cabría remedar aquel tópico sobre el fútbol y Alemania. Esta vez se puede decir que la política española es una cosa en la que juegan todos contra todos y siempre ganan el PNV y Pedro Sánchez. Respecto a la victoria jeltzale, esperemos que no sea pírrica y solo para la estadística. Es decir, que el Napoleón monclovita suelte el juguete del mando único y lo comparta de verdad con quienes debe. Permítanme que sea escéptico. Ya les digo que el hombre está de dulce y se la bufa un kilo cumplir los compromisos porque todo le sale bien. ¡Esta vez hasta se ha cargado a Girauta!

Diario del covid-19 (33)

Vuelvo a revelarme como pésimo profeta. Cuando a primera hora de la mañana de ayer vi que ElDiario.es publicaba que la Guardia Civil incluía tuits corrientes y molientes de EH Bildu en sus informes sobre el clima contrario al gobierno español en la gestión de la crisis, pensé que a lo largo de la jornada ardería Troya. En mi, por lo visto, desfasada visión de lo que es un escándalo de pantalón largo, la información tenía la misma gravedad que otras que acabaron en días o semanas con carreras políticas. De entrada, quedaba confirmado que la bocachanclada del baranda de la Guardia Civil no fue un lapsus ni un error de expresión: en el documento reproducido se lee claramente un epígrafe que reza “Creación de clima contrario a la gestión de la crisis”. Por si eso fuera poco, en el caso de la coalición soberanista, el material recopilado estaba constituido por tuits con los que se puede estar de acuerdo o no, pero que no pasan de opiniones o legítimos posicionamientos políticos.

Para mi perplejidad, a la hora en que tecleo, más allá de los afectados directamente, el asunto no ha tenido mayor relieve ni siquiera entre los habituales denunciadores de mordazas. Casi es natural que el ministro Grande-Marlaska, autor de la orden, haya bramado en público que el filtrador de los papeles se la va a cargar.

Nada es imposible

Leo que Andoni Ortuzar no teme una alianza de EH Bildu, Elkarrekin Podemos y el PSE para desalojar al PNV de Ajuria Enea después del 5 de abril. Seguro que dispone de mejor información que un servidor, pero si el presidente del EBB tiene una memoria tan cabrita como la mía, recordará lo que ocurrió en 2009. Se lo refresco, en cualquier caso.

En los días previos a aquellos comicios que se iban a celebrar con la izquierda abertzale fuera de combate por ilegalización, se daba por hecho el advenimiento de un gobierno bipartito (tripartito, contando a la EA de entonces) con los socialistas vascos que en aquellas fechas lideraba Patxi López. La cosa se suponía tan masticada, que corrían por doquier los repartos de responsabilidades con precisión milimétrica. No solo estaban asignadas las carteras del gobierno, sino las principales entidades públicas. En EITB, que era donde yo trabajaba en aquella época, por ejemplo, corrió —sin que nadie la desmintiera— la especie de que el nuevo director general sería determinado socialista alavés. “Espero que te lleves bien con él”, me decían una y otra vez los conocedores del chauchau.

La solemne promesa de López de no pactar en ningún caso con el PP fue tomada por más de un ingenuo como la confirmación de que los rumores iban bien encaminados. Pero llegó el momento de contar los votos en esa inolvidable noche del 1 de marzo y ocurrió que los 25 escaños del PSE y los 13 de los populares de Antonio Basagoiti sumaban mayoría absoluta. Supongo que no es necesario que les cuente el resto porque lo tendrán grabado a fuego. En política y en la vida las cosas no pasan… hasta que pasan.