Echenique tapa los GAL

Llevo años sosteniendo que la indignidad y la falta de escrúpulos de Pablo Echenique están a la altura de la que exhiben los mayores tipejos de la política española, esos cuyos nombres ni siquiera hace falta escribir. El mejor pocero de almas no acabaría jamás de llegar al fondo de la miseria (in)moral del número tres de Podemos. Quede para la antología, aún incompleta, su más reciente fechoría verbal. Asegura el gachó que no hay que darle importancia al documento de la CIA que desvela que Felipe González promovió la creación de los GAL porque —agárrense— “Todo el mundo sabe lo que pasó”.

Lo que han leído es la desparpajuda justificación del portavoz plenipotenciario de la formación morada para negar su apoyo a la creación de una comisión de investigación sobre los hecho o, incluso, a la petición de comparecencia de González en la cámara. Al escuchar semejante vomitona de cinismo, resulta imposible no recordar que hace apenas cuatro años, su señorito y tocayo Pablo Iglesias le espetó a su ahora socio de gobierno, Pedro Sánchez, que Felipe Equis tenía el pasado manchado de cal viva. Y es verdad que está uno acostumbrado a toda clase de desvergonzados cambios de discurso en función del asiento que se ocupe, pero confieso que pocos me han provocado tanta repugnancia como esta vileza de Echenique.

Ancha es Cantabria

¡Cómo de revuelto anda el patio cuantopeormejorista! Con esa dignidad tan de cuarta regional comprada en Aliexpress, el equipo paramédico habitual y sus dóciles corderitos se pretenden escandalizados porque la demarcación autonómica vasca y su vecina Cantabria han decidido adelantar dos días el ingreso en la santa chorrada esa que llaman Nueva Normalidad. Son 48 puñeteras horas de diferencia con lo que va a hacer todo quisque, no solo en la piel de toro, sino en buena parte del cacareado espacio Schengen.

No parece que sea coger el turbo y ponerse a derrapar locamente, ¿verdad? Pues lo es. Dicen los Tragacanto, los House, los Marcus Welby y los Nacho Martín de lance que justo ese tiempo es el que va a aprovechar el pérfido bicho para difundirse a mansalva y teletransportar por millares a los incautos vascones de las terrazas de Castro o Noja a la UCI de Basurto y, de ahí, al camposanto o al crematorio. Y miren, no dirá este servidor, cauto hasta las puertas de lo cagueta, que no estamos corriendo un riesgo, pero no mayor ni de más gravedad que el que afrontan los territorios que se quitan el corsé el domingo. ¿Tal vez la alternativa es seguir confinados por los siglos de los siglos? Espero que no respondan los profetas que anunciaron que la vuelta al currele no esencial sería el fin del mundo.

Borbón intocable

¿Una comisión de investigación sobre los (presuntos) chanchullos muchimillonarios de su emérita y campechana majestad, Juan Carlos de Borbón y Borbón? Con la progresía monarquicana hemos topado, amigo Sancho. Ese es desde tiempo inmemorial el non plus ultra del PSOE, da igual el de Felipe Equis, el de Zetapé o el de Sánchez, apóstol de los avances sociales, sobre todo si el mago Iván Redondo decide que conviene a la causa. Por ahí no se pasa nunca y punto. Ni toca ni tocará. No juguemos con lo más sagrado, así huela a estiércol a millones de kilómetros. Y por si cupieran dudas, para algo están los lamelibranquios letrados de la cámara para dictaminar que la figura del padre del Preparao es inviolable. ¿También cuando los trapicheos son posteriores a su abdicación? Incluso después de muerto, si ha menester.

Ante la tozuda evidencia, la tentación es desanimarse. Pero servidor, que tiende a lo práctico, prefiere ver la botella llena por lo menos en un tercio. Nos queda lo simbólico. Imaginar, por ejemplo, lo que al fulano le tiene que haber jodido ver cómo su retrato era expulsado del parlamento de su Navarra foral y española. Eso, como anticipo para barruntar que la Historia no le deparará el tan trabajado papel de heroico conseguidor de la democracia sino el de vulgar choricete de bragueta floja.

Desclasificando a Felipe

Más claro no lo puede decir el informe de la CIA de 1984 que ahora sabemos que ha sido desclasificado: “[Felipe] González ha acordado la formación de un grupo de mercenarios, controlado por el Ejército, para combatir fuera de la ley a los terroristas”.

Y es radicalmente verdad que no necesitábamos leerlo en un documento secreto de la agencia de inteligencia más poderosa —y con menos escrúpulos— del planeta, pero 36 años después de los hechos, la frase es una patada en la boca del estómago de la democracia española. Certifica, más allá del relato de aquel patético juicio de fogueo, que el presidente de un gobierno salido de unas urnas recurrió a los secuestros y los asesinatos para acabar con ETA. En realidad, para tratar de acabar con la banda, debemos matizar, porque la chapuza sanguinaria solo sirvió para dejar un reguero de dolor. Las acciones se prolongaron durante tres decenios más.

Con todo, lo más revelador del dossier no es que nos cuente algo, insisto, que ya sabíamos. Lo verdaderamente significativo es el manto de silencio indiferente y cómplice que ha seguido a su publicación en el diario La Razón. Muchos de los que gastan palabras grandilocuentes sobre el imperativo de reconocer el daño causado en aras de la reparación callan y otorgan. El GAL siempre quedó fuera de esas exigencias.

Peor que censurar

¡Para lo que vamos quedando! A estas alturas del tercer milenio, HBO, un emporio audiovisual que paga en España menos impuestos que un currela medio, ha retirado de su (ramplón) catálogo Lo que el viento se llevó bajo la acusación de dar una imagen edulcorada de la esclavitud en Estados Unidos. Ya era abominable la decisión inicial, pero ha ocurrido que tras la polvareda que ha provocado el anuncio, la plataforma ha empeorado las cosas. Ahora dice que se trata de algo temporal, lo que se tarda en añadir al clásico una introducción que contextualice y adapte a los tiempos actuales su trama. Tracatrá.

Primero, me pregunto dónde carajo encajarán el sermoncillo, pues, aunque hace tiempo que no me echo a las ojos las desventuras de Escarlata O’Hara y Rhett Butler, creo recordar que la cinta comienza, precisamente, explicando que lo que sucede en la película se remonta a mucho tiempo atrás, a una época, literalmente, “que se fue con el viento”. Segundo y más importante, el atrevimiento de largarle un pegote a una obra ajena es más grave que el borrado del catálogo mondo y lirondo. Es mearse en el autor, pero especialmente en los espectadores, a los que se trata de menores de edad. Justo lo que hizo, por cierto, la censura franquista con Ladrón de bicicletas o Los cuatrocientos golpes. Todo vuelve.

De la RGI al IMV

Celebro, no imaginan cuánto, que el Ingreso Mínimo Vital haya salido adelante en el Congreso de los Diputados sin votos en contra. Otra cosa es que sea capaz de reprimir la sonrisa boba al ver ciertos comportamientos.

Para empezar, la abstención del ultramonte abascálido —léase Vox—, después de haber vomitado sapos y culebras contra lo que bautizaron con su patrioterismo insolidario con olor a Abrótano Macho como la paguita. Tanto marcar paquete para luego no tener los bemoles de votar No. Qué decir, medio diapasón más abajo, del giro copernicano del PP. Otros que farfullaban que ya estaba bien de subvencionar vagos y maleantes y que, vaya usted a saber por qué milagro o cálculo electoral, han acabado dando su aval a lo que tachaban de martingala bolivariana. Los conversos a la cola, diría Don Manuel de Irujo.

Y eso vale también, en alguna medida, para los encantados de conocerse padres putativos de la idea, es decir, el PSOE en calidad de centrador del balón y Unidas Podemos como levantadora de brazos victoriosos. Cómo no carraspear, en todo caso, ante la evidencia de que la sucursal local morada, al igual que los ahora aplaudidores de EH Bildu, sigue tachando de mezquina la Renta de Garantía de Ingresos de Euskadi, que dobla holgadamente la cuantía del voluntarista remedo español. [Risas enlatadas]

Estábamos avisados

Quizá sea solo impresión mía, pero veo a los cuantopeormejoristas bailando congas a cuenta del brote del hospital de Basurto. Con lo mal que llevaban que cada una de sus profecías apocalípticas sobre las miles de muertes que provocaría la vuelta a la actividad no esencial hayan sido sistemáticamente desmentidas por la realidad, ahora sienten que han pillado en bruto y tienen sabrosa munición para disparar sobre su pimpampum favorito. Cómo evitar la dulzona tentación de culpar al perverso capitalismo y a su mano ejecutora desde Lakua del fallecimiento en un centro dependiente de la Sanidad pública vasca de un hombre con pluripatologías y de veintipico contagios a la hora de escribir estas líneas. Oé, oé, oé, We are the champions, ya decíamos que la sociedad vasca no está para elecciones ni para echarse un rule hasta Laredo.

Y sí, todo muy bien, una chulada para los titulares gritones, si no fuera porque lo que ha ocurrido había sido radiotelegrafiado hasta la ronquera por los que pedíamos de rodillas que no nos merendásemos la cena. No quito un ápice de responsabilidad a las autoridades sanitarias, que para eso las pagamos, pero si somos medio justos en el análisis de lo que ha ocurrido en el pabellón Revilla, concluiremos que ha habido una bajada de guardia de libro. Ojalá que no pase de ahí.