Milagro en La Catedral, ¡gracias Rafa!

Tengo que empezar el comentario enviando un enorme abrazo a toda la familia y amigos de Rafa Iriondo.

Rafa Iriondo, Grande entre grandes (Foto: Deia)
Rafa Iriondo, Grande entre grandes (Foto: Deia)
El último guerrero de la mítica delantera que todo athletizale recita de memoria aunque no les viese jugar. Era amigo de mi padre y siempre decía maravillas de él, como jugador y como persona. Así que hoy me ha emocionado más de lo normal el minuto de silencio en su honor. Emotivo, muy emotivo, por el respeto con el que se ha guardado, por el himno al piano que es maravilloso, por el vídeo homenaje… ¡Chapeau! Y da la sensación que Rafa, ayer, tomó parte de alguna manera, porque lo único aprovechable de todo el partido fue el golazo de Sabin Merino, que ha sido el mejor homenaje a un artista del balón.
Lo único destacable, el gol de Sabin (Foto: Athletic Club)
Lo único destacable, el gol de Sabin (Foto: Athletic Club)
Centro impecable de Susaeta (desde la banda de Rafa), y cabezazo en plancha inapelable de Merino, recien incorporado al terreno de juego. Precioso. Casi tanto como la maravilla de la ida de Aduriz. Bueno no. Es imposible, pero buenísimo. Perdonad que me recree en el gol pero es que … no creo que hay nada más que comentar. Y si comento algo la mayoría va a ser negativo. ¡Vaya partido se han cascado otra vez! Horroroso. Pero… lo dicho el otro día. Ya estoy harta de jugar genial, tuteando a los grandes y jugando mejor que ellos pero… perdiendo. Así que estoy encantada con jugar fatal y ganar. Bueno… estoy encantada con ganar. Dejémoslo ahí.
El primer tiempo ha sido un despropósito en el que muchos de nuestros jugadores han quedado retratados. Decir que han estado desafortunados es incluso generoso. El balón nos duraba 15 segundos y no porque nos lo robasen los contrarios sino porque los pases en un tanto por ciento elevadísimo iban directamente al rival. Eso les ha facilitado el trabajo a los franceses sobremanera. Han llegado más y mejor que nosotros al área y a punto han estado de darnos más disgustos que el golito que nos han metido. Por decir algo positivo destacar el paradón de Iago en el minuto 14. Aunque luego ha tenido una salida un poco… atolondrada. Suerte de palo. En el gol le han fusilado.
El segundo tiempo quizá por el cansancio del Olympique el Athletic ha tenido alguna llegada más, pero se seguían perdiendo balones inexplicables. Iturraspe y San José sin crear absolutamente nada y regalando demasiado. Yo sin entender el cambio de Iñigo Lekue, que en el primer tiempo me pareció de lo mejorcito, a pesar de jugar por la izquierda (Txingurri… si con Williams le pasas a Susa a la izquierda ¿por qué no haces lo mismo cuando juegas con Iñigo?). Y sobre el cambio… ¿Quizá estaba cansado Iñigo? Ni idea.
También quiero destacar a Balenziaga. ¡Qué trabajo! Todo el rato subiendo y bajando. Avanzado el segundo tiempo, fue a por un balón hasta la línea de corner y a batirse el cobre con dos franceses. Parecía que iban a ganar ellos pero… Balen es mucho Balen y consiguió, de donde no había nada, sacar un córner. Impresionante.
Y nada más. Y nada más y nada menos que diría el otro. Y nada menos que el pase a octavos de la Europa League. La competición que tanto nos ilusiona pero que casi se nos atraganta. Luego a la una el sorteo. Por favor, que no sea un equipo español. Mientras…
¡Aúpa Athletic y a por el Valencia!

¡San Mamés, beti gurekin!

Decir Agur San Mamés es algo realmente difícil después de haber vivido en él todo lo que hemos vivido. En mi caso son 40 años de partidos y anécdotas. Pero visto lo visto, da igual que sean 20, 40 años o sólo unos meses de vivencias. El sentimiento es lo que importa y cómo lo vive cada uno.

Agur, tras 100 años
Agur, tras 100 años

 

Ayer se volvió a demostrar que ese amor, esa pasión descontrolada, que se ha esparcido por San Mamés desde su primer partido, seguirá vivo en el nuevo campo, porque somos nosotros los portadores del espíritu rojiblanco. Desde el niño de meses, hasta el anciano de 94 años, todos estuvimos anoche unidos y sintiendo la misma pasión. Da igual que seamos de Rosario, de Lepe, de Roma, de Bilbao (centro centro), o de Singapur. Si alguien ha tenido la suerte de recibir esa pasión, que cada uno la ha recibido de distintas procedencias (en mi caso de mi padre), y la ha tomado como suya, es imposible que ayer no se le conmoviera hasta el último gramo de su cuerpo. E imposible, a su vez, que no quiera transmitírsela a los que tenga a su lado (a mis hijos, que son ya tan athletizales o más que yo)

La salida de los ex jugadores y ex entrenadores, seguro que no se le hizo a nadie larga. Todos importantes, todos de la misma familia. Según de la generación que seamos cada uno, más contentos al ver a los que fueron nuestros primeros ídolos, pero sin olvidar a todos y hasta el último de ellos. E incluso, aunque no fueran de los que vimos jugar primero… ¡Qué emoción ver salir a Iriondo, con sus 94 años! ¡A José María Maguregi (casi 90) ayudado de las muletas! Buf…

Mané, Clemente, Irureta, Maguregi, Iribar, Iriondo, Koldo Aguirre...
Mané, Clemente, Irureta, Maguregi, Iribar, Iriondo, Koldo Aguirre…

El partido posterior era en realidad lo de menos, aunque me gustó que fuese una selección de Bizkaia, porque así es seguro que los que estaban en el campo estaban casi tan emocionados o más que los que estábamos en la grada o en casa. Algunos, muchos, ex jugadores del Athletic: Carlos Merino, Urko Vera, Koikili (me encantó como jugó), Tarantino, Vilarchao… Otros que igual vienen: Etxeita, Beñat,… Muchos de ellos socios del club y entre ellos uno de los más felices, el que va a pasar a la historia por ser jugador que metió el último gol en La Catedral, Alain Arroyo. Ahí es nada.

Y llegó el momento sorpresa más agradable de todos, la salida final de los grandes capitanes. Orbaiz, que nos hace pensar que quizá es su pequeña despedida por no haberla tenido oficial, pero ya al salir Julen, el delirio, Andrinua, Dani (mi Dani) primer jugador y casi único al que pedí un autógrafo allá por los 70. (Buf… su lesión se me atragantó y me está doliendo todavía). Y como traca final… El Chopo. Si alguien no estaba llorando ya, supongo que eso fue el motivo definitivo para no poder controlar las lágrimas. Mientras, el público en comunión perfecta, “Julen, Julen”, “Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo… Como Iribar no hay ninguno”.

Todos disfrutando del momento. Mikel Rico, dijo al final del partido que había sido increíble. Que cuando chutó Guerrero había intentado apartarse pero que el balón le dio. Y que instintivamente le salió el ir a pedirle disculpas por haber parado el tiro (otro del Athletic). Si llega a entrar… si llega a entrar… hubiese sido casi como su cuarto gol al Osasuna en aquella famosa remontada (4-3, otro momento mágico). Si llega a entrar… se cae el campo sin necesidad de grúas.

El espectáculo siguiente fue en la misma línea, de muchísima calidad con luces, fuegos, y un vídeo precioso en el que también se seguían recordando momentos inolvidables, entre los que distinguí un par de goles de nuestras leonas Nerea Onaindia y Eva Ferreira, conseguidos en San Mamés y que precedieron a alguno de sus títulos (lunar que le pongo a la Junta Directiva por no estar las neskas en la fiesta). Imágenes antiguas mezcladas con recientes en las que todos nos reconocemos y nos situamos, que provocaron lágrimas, congoja, aplausos o gritos del público improvisados, pero que salían todos del corazón. Como el reconocimiento a Bielsa que partió de esos cantos unánimes de “Bielsa, Bielsa” y “Bielsa, quédate”, que demostraron que le consideramos uno de los nuestros. Cantos o mejor rugidos que no salían sólo de los fondos (como han dicho que ha ocurrido en otros partidos), sino de todos los corazones rojiblancos, que le devuelven a Bielsa un poco de lo que él nos ha dado. Gracias. Eskerrik Asko!

Y para acabar, copiaré a un amigo que ha dicho, que ayer, toda la despedida le confirmó que esas teorías que suponen que los objetos se impregnan de la energía de las personas que los poseen, son totalmente ciertas. Y en el nuevo San Mamés esa energía de los que lo habitarán será la misma o mayor que la anterior, porque todo es cuestión de sentimiento, y el sentimiento rojiblanco es una cosa que no morirá jamás. Perdurará para siempre como nuestro amor al Athletic.

¡Aupa Athletic!