Es cierto, no me gusta la monarquía como concepto y menos la española, impuesta por Franco y a la que se le ha dejado hacer en exceso. Así que también es cierto que tengo una predisposición negativa a sus posados y declaraciones. No es menos cierto que ninguna aparición o discurso de Felipe VI, Juan Carlos I ni otros componentes de esa familia me ha llevado a pensar que debería de darles otra oportunidad. Y con todas estas certezas, después de ver al Rey de España decir que es mejor un gobierno que otras elecciones, solo cabe una pregunta en mi cabeza: para lo que aporta, ¿no podríamos ahorrárnoslo?
Nos hemos pasado con lo políticamente correcto
El éxito de personajes como Trump, Salvini, Orban o, más recientemente, Boris Johnson, y de opciones tan contraproducentes como el Brexit, tengo claro a qué atribuírselo: nos hemos pasado con lo políticamente correcto, y con tanta precaución como la que tenemos ahora no parece que nos haya ido mejor que cuando éramos más brutos, así que el “rompe y rasga” como alternativa no parece empeorar lo que ya tenemos… Y gana. ¿Cómo se combate a este populismo e histrionismo? Hablando claro y directo pero manteniendo un compromiso firme con la igualdad y los principios morales. Esa es la verdadera alternativa.
Superarlos no parece difícil
No nos volvamos locos: realmente si hablamos tan claro como ellos y desmenuzamos los problemas importantes para explicar sus partes con claridad, es fácil batir a los Trump, Johnson, Salvini, Orban u Otegi (añadan si lo desean su equivalente español favorito). Fíjense en la soberana tontería que ha tuiteado Luis del Pino, de Esradio: “Cuando una supuesta teoría científica (la estafa del calentamiento global) necesita crear niños-estrella tipo Greta Thunberg para ‘explicarse’ por vía sentimental es porque, en realidad, no es una teoría científica. Lo del calentamiento global es solo política. Peor: una secta”.
¡Cómo no vamos a controlar Internet!
También por ser políticamente correctos hemos dejado que los que abogan por “la neutralidad de la red” hagan su campaña. Y un mojón, oigan. Internet tiene que estar controlado, y férreamente, además. Porque en Internet es donde se captan a yihadistas y donde se difunden las ideas supremacistas que han llevado a las recientes matanzas en EE.UU. y a las anteriores. Para evitarlo, el creador 8chan, el foro que más usan los activistas de extrema derecha de allí y de aquí, Fredrick Brennan, ha reclamado el cierre del mismo. Es decir, que haya alguien con capacidad para cerrar el grifo a los violentos.
Dejad de acosar a vuestro vecino de número
Me vengo arriba y ya les señalo, sin pelos en la lengua, la enésima tontería de las redes sociales: ponerte en contacto en WhastApp con tu “vecino o vecina de número”. Es decir: a quien tiene el mismo número que tú pero sumando o restando uno al dígito final. El “reto” (por no llamarlo chorrada, directamente) consiste en mandar ese mensaje, intentar iniciar una conversación, pegar un pantallazo y comentarlo en Twitter (supongo que también otras redes). ¿De tanto tiempo libre disponen algunos en verano que no tienen otra cosa que hacer? Internet nos está atontando, lo tengo clarísimo.