La gran victoria de Errejón

Sabemos que Yolanda Díaz encabezará la lista por Madrid. Sabemos que un alta cuna como Agustín Santos será el número dos. Sabemos que días antes de que Podemos se doblegara a la voluntad de Sumar, Íñigo Errejón aceptó ir en un discreto cuarto puesto en esa lista. Sabemos que Ione Belarra no se atreve a encabezar la lista por Nafarroa. Y sabemos que la líder de Podemos irá quinta por Madrid. Con todo lo que sabemos podemos afirmar que la victoria política y estratégica de Íñigo Errejón es absoluta: la líder de Podemos va detrás de él, muerde el polvo porque Podemos es hoy más irrelevante que Más País.

La torta a Iglesias en la cara de Montero

Es injusto el veto a Irene Montero. Creo que todas y todos estamos de acuerdo en eso: amigas y amigos, enemigas y enemigos, y enemigas íntimas y enemigos íntimos. También tenemos claro que su exclusión, difícil ya de revertir, es un símbolo. Es la derrota de Podemos, es la torta a Pablo Iglesias en la cara de la propia Montero. La pieza en Contexto del ex vicepresidente muestra un proteccionismo peligroso: mezclar la olla y lo otro no fue nunca una buena idea, empeñarse en hacerlo lo parece aún menos. Echar la culpa a las cloacas y los medios muestra, además, un infantilismo que asusta.

¿Y por qué?

El veto a Irene Montero se explica en clave partidista (y eso que Díaz, como Iglesias al principio, aseguraba que la dinámica de partidos estaba superada), pero también supone un veto al ministerio de Igualdad, íntimamente ligado a la ministra. ¿Qué pasa? “¿Ha dejado el feminismo de ser un reclamo electoral?”, se pregunta Violeta Molina en EPE. Lo cierto es que el feminismo ha sido retorcido en público y su bandera ha sido tan movida, y no siempre para bien, que es dificilísimo vincular el voto feminista práctico con un partido, incluso pese a los intentos del ministerio de Igualdad. Y de eso, como de casi todo, hay responsables.

“Sánchez prometió”

Este no me parece un tema menor: cuando el 29 de mayo Pedro Sánchez convocó elecciones para el 23 de julio sabía perfectamente que todos sus anuncios en campaña, especialmente en materia de vivienda, quedaban en suspenso, en el mejor de los casos. Ahora intenta salvar algunos muebles con los fondos europeos, según The Objective, pero lo cierto es que los miles de pisos prometidos quedan, más bien, comprometidos. Y ahora, ¿qué? ¿Hará más promesas en campaña? No lo dudo. ¿Vinculará sus anteriores compromisos con los futuros resultados? No espero menos. Pero la pregunta importante es: ¿genera confianza suficiente?

La diferencia está en los detalles

Nunca me ha gustado eso de que “Dios está en los detalles” aunque entiendo perfectamente qué quiere decir y esté de acuerdo: la diferencia, lo que distingue algo cuidado de algo que no lo es, está en los detalles. Por eso no he querido dejar pasar este tuit de un aficionado del Amorebieta: “¿Qué os parece que el presidente de la Federación Española de Fútbol no sea quien entregue el trofeo de campeón de la máxima competición masculina de fútbol que organiza?”. Rubiales no estaba para entregar la copa al equipo vasco, para reconocer su enorme mérito, no cuidó ese detalle, no demostró que ese torneo, ese fútbol, le importa.

Quieren pero no pueden

Es evidente que Luis Miguel Fuentes está desatado, y que sus columnas en Vozpópuli sobre Podemos son ya panegíricos coleccionables. En este caso, la torta con la derecha abierta, a lo Bud Spencer, antes de conocer el resultado de la negociación, es esta: “Eso de que la gente que ya está negociando pregunte si puede negociar parece una obviedad o, más bien, una bobada, pero una obviedad o bobada con tanta urgencia y susto”. Y esta, la torta con la mano izquierda abierta: “Entre Sumar y Podemos no hay negociación ideológica ni programática, el único obstáculo es el Podemos tóxico que intoxicaría la imagen de Yolanda Díaz”.

Errejón está en su bando

Atribuyen a Íñigo Errejón la idea de poner la cara de Pablo Iglesias en las papeletas de Podemos la primera vez que el partido se presentó a las elecciones. Entonces, el hoy despreciado líder, era un gurú de la opinión libre que era llamado a todas las tertulias: la televisión le hizo grande y ahora la combate con YouTube Live. El 23 de julio será la cara de Yolanda Díaz la que esté en las papeletas: no importa quién las encabece en cada circunscripción, la que importa es ella. No es malo, pero sí es significativo que Díaz repita esa idea, ahora que Errejón está a su lado, y que es igual de buena que la primera vez.

Ahora, lo importante

No es lo mismo que el presidente del gobierno sea del PP o del PSOE. Y no es lo mismo un PP en las manos de Vox que un PSOE en las manos de Sumar, EAJ-PNV, Bildu y los partidos nacionalistas catalanes. De hecho, confío mucho más en la capacidad de presión de las marcas que no son los del bipartidismo, porque PP y PSOE son responsables de esto: “Las restricciones legales y las limitaciones técnicas actuales están provocando pérdidas millonarias y haciendo que se desaproveche gran cantidad energía barata en plena crisis energética” (Activos), haciendo inútil el esfuerzo humano, técnico y económico por el autoconsumo.

Tecnologías inútiles

No entiendo que la prensa especializada dé datos como las probabilidades de gol que ofrece un software o el valor de los jugadores según Transfermarkt. Y entiendo aún menos que lo haga un responsable: “Tendríamos que haber obtenido según los datos de goles esperados once puntos más”. Para mí, es uno de los mensajes más importantes de la rueda de prensa de ayer en Ibaigane (no voy ni a opinar sobre el presidente usando “el Athletic” como sinónimo de “yo”) y lo dio Mikel González. Lo que diferencia a un buen sociólogo de uno normal es que éste señala el dato y el bueno dice qué significa. Uno malo usa el dato como excusa.

La operación

Todos sabíamos que Joan Laporta estaba intentando colocarnos mercancía averiada con sus intentos para que Leo Messi volviese al FC Barcelona. Ese era el gancho para poder justificar operaciones que son más elucubraciones y que reciben el nombre de “palancas”, con las que el Barça compite económicamente como si tuviera dinero para hacerlo. Pero la operación real y, por ello, verdaderamente interesante, es la de Miami, el equipo al que sí va a ir el argentino (que ya tiene casa en la ciudad): porcentajes directos de beneficio de la liga, de Apple, que la emite, y facilidades para comprar un club, como hizo Beckham, precisamente, con el de Miami.

Es la hora

No puedo quitar nada a este tuit de Julen Bollain: “Repsol, Endesa, Iberdrola y Naturgy tuvieron 11.054 millones de euros de beneficio en 2021. Es decir, un 226% más que en 2020, cuando su beneficio conjunto fue de 3.388 millones. Es hora de que las empresas con beneficios extraordinarios paguen su parte del pastel”. Y no hay más: ha llegado la hora de que la fiesta no la paguemos los de siempre, los de en medio. Ha llegado la hora de poner freno a las ganancias indecentes. Ha llegado la hora de repensar nuestro modo de vida que agiganta a ogros a los que alimentamos con nuestras obligaciones. Ha llegado la hora de elegir enemigo.

El original

La extrema derecha original es el PP. No lo digo yo, lo dice Alberto Núñez Fiejóo. No lo muestro yo, lo demostró José María Aznar, uniendo bajo sus siglas a todo el arco español de derechas, desde la pared del Valle de los Caídos hasta casi el centro de Madrid. Ese fue su gran logro político y está muy orgulloso de él. “Vota al original, vota al PP” (20 Minutos), ha dejado para la posteridad en su fin de semana andaluz, junto a un ramillete de infortunios, el nuevo presidente del partido que creó Manuel Fraga, ministro franquista. Y sin duda, el gallego (el de ahora) se refiere a Vox como la copia. Una copia más negra, como de multicopista.

Y les va bien

Vox va a ser el gran problema del PP en Andalucía: por muy bien que les vaya, lograr una mayoría absoluta en un parlamento con hasta seis partidos es matemáticamente imposible. Así que a Juanma Moreno solo le saldrán las cuentas sumando el posible escaño de Ciudadanos y los seguros de Vox. Pero aún así les irá bien. Muy bien. Para mí, el dato más destacado, porque además es posible que acabe haciéndolo realidad, es este: “Suma más que toda la izquierda junta, según los últimos sondeos” (República.com). Y eso supone un cambio de paradigma importante en un bastión de la izquierda española.

El galimatías

Por su parte, PSOE y Podemos se limitan a confiar en que la suma de PP y Vox dé suficiente medio al resto de partidos y que estos les hagan los recados mientras en la izquierda oficial española no hacen ni los deberes. Este tuit de Lara Hermoso sobre la campaña andaluza, que parece un galimatías pero es una descripción, es un estupendo ejemplo: “Yolanda Díaz da un mitin en Málaga en el que también estará Errejón. Podemos dará en streaming la presentación del libro de Pablo Iglesias en la que lo acompaña Delgado, el candidato que quisieron imponer en Andalucía y al que Díaz no respaldó, apostando por Nieto. Frente Amplio”.

La culpa no es de los demás

Sigo en Twitter a Miguel Sebastián desde hace años porque, aunque no esté de acuerdo con todo lo que escribe, suele hacerme reflexionar con sus tuits. No lo ha logrado, no obstante, con este, en el que muestra que ha dado positivo por covid porque resulta “muy difícil resistir la presión social de las comidas y contra las mascarillas en reuniones. Alguno se alegrará, pues es lo que pretenden. Que nos contagiemos todos”. Me he cuidado y he cuidado a los míos todo lo que he podido estos años (todavía no he dado positivo en ningún test), pero si me contagio ahora, que he vuelto a darme permiso para relajarme, no puedo culpar a nadie.

Ideas que se vacían

A veces se me olvida que lo mío es el análisis de discurso. Y suelo recordarlo sobre la marcha, cuando leo algún tuit con el que no estoy de acuerdo. Rubén Sánchez Medero tiene su teoría sobre el nombre de la asociación que ha elegido Yolanda Díaz, Sumar: “Vincular el ‘naming’ a un verbo es convertir la marca en lo ‘que se hace’”. Yo no estoy tan de acuerdo: en España, ideas como “Podemos”, “Ciudadanos”, “Más País”, “Vox” e incluso “Partido Popular” han acabado representando lo contrario a lo que dice su nombre. Yo soy más de nombres clásicos, de siglas que dicen lo que son aunque solo sea para no olvidarlo.

Lo aprendió de Iglesias y Errejón

El 25 de mayo, precisamente, de 2014, Pablo Iglesias fue elegido eurodiputado y arrancó una carrera política fulgurante marcada por una premisa básica: ser siempre el niño en el bautizo. Pero volvamos a aquel mayo de 2014, cuando Íñigo Errejón, entonces muy próximo al líder de Podemos, decidió que en la papeleta electoral apareciese la cara del televisivo Iglesias (hasta ese momento, tertuliano muy activo). Aquella maniobra fue un acierto y, precisamente por eso, en 2022, “Adelante Andalucía pondrá una foto de Teresa Rodríguez en la papeleta del 19-J”, según leemos en Público. La idea sigue siendo válida, pero esta vez contra Podemos.

Todas y todos nos equivocamos

Cada vez que sale mal alguna tarea doméstica, me quejo airadamente (una tradición muy arraigada entre los de Ezkerraldea, esta de ciscarse en algo alto por una pequeñez) y mi hija me recuerda: “Tranquilo, aita: todos nos equivocamos”, pienso que algo estamos haciendo bien. No hay que tener miedo al error ni podemos pasar por la plancha a quien lo cometa. Pero lo de Podemos en Andalucía no ha sido solo un mal cálculo, y el papel de Lilith Verstrynge como secretaria de Organización está siendo cuestionado por ello, según Vozpópuli. No menos que el de las mismísimas Ione Belarra e Irene Montero.

Elon Musk, también

Con cada noticia que leo tengo más claro que a Elon Musk le ha bastado solo con ser el más hábil para beneficiarse del sistema económico virtual que hoy nos golpea. Ya no es capitalismo, es otra cosa. Es una cacería para caníbales. Y en esta competición en la que gana el que menos escrúpulos tiene, Musk ha acabado siendo la persona más rica del mundo. Además de eso, anuncia la compra de Twitter (ahora en suspenso) y, esta misma semana, que no volverá a votar a los demócratas. Su papeleta será para los republicanos. Teniendo en cuenta el sistema estadounidense, podemos suponer que también parte de su fortuna.

En Internet sigue vigente el carné de gilipollas

Estoy bastante seguro de que no viviremos en el “metaverso” igual que no lo hicimos en Second Life. Lo más cerca que hemos estado de algo así ha ido Fortnite. Pero incluso aunque Zuckerberg acabe convenciéndonos en el futuro de que al llegar a casa tenemos que quitarnos los zapatos y ponernos unas gafas de realidad virtual, seguiremos teniendo vigente nuestro carné de gilipollas en los dos planos. En EPE tenemos la primera prueba: “Vete a fregar, estás gorda, vaya tetas… El acoso que sufren las ‘streamers’ en Twitch. ‘Gamers’, ‘streamers’ y comentaristas femeninas denuncian el machismo en el mundo de los videojuegos en directo”.

Pero, ¿quién se cree esto?

Ni Internet nos garantiza el acceso al conocimiento, ni alcanzar ese acceso hace que nos caduque el carné de brutos, ni pasar una pandemia nos ha espabilado, ni ver la guerra tan cerca nos vuelve más pragmáticos: quien cree a Vladímir Putin (“Rusia realizó un ataque preventivo en Ucrania porque Occidente se estaba preparando para invadirnos”, en República.com) no se diferencia en nada de un terraplanista o un antivacunas: solo forma parte de ese grupo ruidoso (mucho más que numeroso) de personas que, simplemente, están dispuestas a creerse lo que sea para presumir de espíritu crítico o estar libres de culpa.

El crédito lo perdemos nosotros

Por lo visto en el párrafo anterior y en los últimos 15 años de Internet, no está la actualidad ni la audiencia para que Europa, precisamente en la jornada en la que celebra su día, pierda crédito: “La UE no logra un acuerdo para prohibir las importaciones de petróleo ruso” (Nius). Hungría, Eslovaquia y República Checa aseguran que no pueden cerrar el grifo. En el caso del primer país, y después de lo que hemos escuchado a Orbán, yo no tengo claro si no puede o no quiere, pero la búsqueda de la unidad nos debilita. Simplemente, si esta no es posible pero el asunto es urgente e importante, ¿no debería alguien forzar las normas?

Absuelto. Y punto

Cuando vero a Íñigo Errejón en la tribuna del Congreso o leo y escucho sus respuestas en alguna entrevista, puedo relacionarlo con un par de adjetivos, pero nunca con el de violento. Así que, sí, me costó mucho creerme que el de Más País había arreado una patada a un pobre hombre que le había pedido sacarse un selfie con él. La absolución por falta de pruebas es, por lo tanto, una noticia esperada, pero no por ello hay que dejar de difundirla: los malos ya se han preocupado de relacionar su nombre con el de una agresión y un juicio al que, y esto es para mí lo más alucinante, se llegó sin prueba alguna, por lo que sabemos hoy.

Qué ridículo

El relato en Público sobre cómo Podemos se ha quedado legalmente fuera de una coalición de izquierdas con IU para las elecciones andaluzas es vergonzante: tactismo y comportamientos bastante infantiles sirven para dibujar a un partido que siempre pretende salirse con la suya y al que no le importa pinchar el balón si no puede elegir equipo, ser el capitán, el portero, el delantero y el que tire los penaltis. En Podemos confían tanto en su propio arte para malmeter que no se dan cuenta de que nadie está libre de empezar por Juego de Tronos y terminar en Aterriza Como Puedas. O Entre Pillos Anda El Juego.

Otra desgracia

Luis Enrique Ramírez Ramos es el nombre del último periodista, por lo menos a la hora a la que escribo estas líneas, asesinado en México por ser periodista. A sus 59 años ha perdido la vida en Sinaloa por escribir columnas en un medio que se llamaba El Debate. Una desgracia incuestionable que merece una respuesta contundente de la prensa internacional y del propio gobierno mexicano, últimamente demasiado tibio ante este exterminio ideológico: les matan por pensar y por hablar en alto, les matan porque un periodista que sepa contar lo que ve siempre es peligroso. Les matan y no podemos permitirlo.