Nos quejábamos de Rajoy…

Nunca llegué a entender que Mariano Rajoy tirara del decreto ley con tanta alegría en la legislatura en la que disfrutó de su mayoría absoluta. ¿Era esa imagen del subterfugio mejor que la del rodillo? ¿No podían usar un poco la democracia y alcanzar acuerdos mínimos para ampliar el apoyo a sus leyes? Con este antecedente, no sorprende nada que el primer gobierno de coalición de España, el más progresista y mazo mogollón de molón, haya superado a casi todos sus predecesores y Pedro Sánchez haya firmado más de 120 decretos ley. Solo le queda superar a Aznar (127 en ocho años) y González (130, en 14).

Un país de funcionarios

No tengo nada en contra del funcionariado. Pero sí en contra de las desigualdades. Y no quiero que nadie empeore sus condiciones laborales, lo que quiero es que todas y todos mejoremos las nuestras sin que importe tanto el tipo de trabajador que seas. “La masa salarial del sector público crece tres veces más que la del privado” es un titular (en Vozpópuli) bastante significativo. Al respecto, “la reforma laboral ha mejorado la contratación indefinida pero no las retribuciones”, más allá del SMI (que sé lo importante que es). Con todo, no creo que una Euskadi o una España de dos velocidades convenga a nadie.

La realidad es esta

Hace solo unas jornadas traíamos a esta columna las conclusiones de las y los trabajadores que habían participado en el mayor experimento para aplicar la jornada de cuatro días. La opinión generalizada era de éxito personal. Ahora falta comprobar que la productividad de las empresas no ha empeorado y ver si las dos partes deciden continuar con este formato de 4+3. En España, “si no mejora la productividad, la semana de cuatro días es inviable” (Pymes y Autónomos). “España está varios puntos por debajo de la media europea en cuanto a productividad”. Como bien recuerdan, además, “esto las que están legalmente registradas”.

Pero falta gente

Esto no podemos dejar de repetírnoslo: falta gente y va a faltar cada vez más. En Magnet lo explican muy bien: “La escasez de trabajadores no sólo es una cuestión de talento, sino también demográfica. Y va a ir a peor”. No estamos hablando de Euskadi o España, si no de todos los países occidentales: parece que ahora faltan trabajadores con la cualificación necesaria, pero lo que va a faltar porque no nacen suficientes personas son, simplemente, trabajadoras y trabajadores. Así que todos esos discursos xenófobos son propios de personas poco inteligentes pero por partida doble: por lo humano y por lo práctico.

Un mundo para millonarios

Este mundo, con esta economía virtual que beneficia al más espabilado, está preparado, cada vez más, para quien más tiene. En vacaciones como las actuales, en las que no nos privamos de casi nada, podemos pensar que somos nosotros los afortunados, los que pueden. Pero es solo una ilusión: el planeta se rinde ante quienes pueden pagarlo todo. “El precio de viajar unos minutos al espacio con Blue Origin es de 1,25 millones de dólares”, leo en Microsiervos y pienso que no solo es una cuestión de dinero: lo que contaminarán los clientes de Blue Origin en cada viaje tampoco podemos permitírnoslo los demás.

Un liderazgo sólido. O casi

Ya está, ya es oficial, ya no puede decir eso de “no he sido proclamado todavía”: Alberto Núñez Feijóo ya es el nuevo presidente del PP. Por delante tiene sus dos primeros retos: asistir a la investidura de Fernández Mañueco de la mano de Vox, y los juicios de turno por corrupción en el PP. Por detrás, cómo llegó al despacho más grande de Génova 13, según Vozpópuli: “Feijóo y Rajoy llamaron a dirigentes del PP para pedir la cabeza de Casado y precipitar su caída. Núñez Feijóo estuvo en contacto permanente con los demás presidentes autonómicos del partido (…) para que todo el mundo saliera en tromba pidiendo ese congreso”.

La tragedia en TikTok

Ya hemos hablado en esta columna de Valeria Shashenok, la joven ucraniana que está mostrando al mundo en TikTok cómo la invasión rusa ha truncado millones de vidas. Primero, fueron sus vídeos sobre cómo se entretenía durante los bombardeos, o qué comía, después la destrucción de Kiev, luego, su viaje a Polonia y su vida allí como refugiada. Pero el último de sus vídeos es desolador: su hermano de 18 años ha sido asesinado por Putin. No directamente, claro, pero sí por medio de la guerra injustificable que ha montado y que está machacando a una población que hasta hace un mes vivía exactamente igual que nosotras y nosotros.

O en los medios

Si alguien se atreve a banalizar el sufrimiento de Valeria porque ella misma lo exhibe en TikTok, que se pase por la cuenta en Twitter de la agencia France-Presse, por ejemplo, y observe el sufrimiento de las niñas y niños que sobreviven a los bombardeos pero acaban heridos en los hospitales, luchando muchas veces por su vida y con secuelas que serán para siempre. Esto es la guerra. Y quienes justifican al bando agresor o buscan para señalarlos los excesos del bando atacado son unos mierdas, así, directa y bruscamente. Porque no me sale escribir algo más suave después de ver esas fotos y aquel TikTok.

Y la nuestra, claro

La noticia sobre cómo María Soledad Iparragirre ha aceptado 70 años más de cárcel por el asesinato de dos personas, agentes de la Policía Nacional, en Araba, me ha sonado a autobiografía: el relato lo conocemos y habla de nosotros, de nuestro sufrimiento pasado y también presente, y de sus consecuencias. La larga lista de vidas arrancadas o desgarradas, empezando por la que fuera jefa en ETA, solo invita a preguntarnos por qué. Algunos de los que entonces justificaban esos delitos hoy no pasan de tuiteros populistas aferrados a cualquier carguito. ¿En eso acaba todo? ¿De verdad?

Que lo expliquen

Es hora de que los sindicatos den la cara, que dejen de hablar en nombre de todos cuando están defendiendo los intereses de unos pocos, y no, no me refiero precisamente a las personas trabajadoras. Por ejemplo, los sindicatos del sector del transporte en Euskadi, a los que hemos visto incluso agredir a periodistas, tienen que explicarnos muy despacito y con total claridad por qué se han sumado a una huelga alentada por la extrema derecha española y en condiciones como esta que encontramos en Ruta Del Transporte: “Empresas de transporte obligaron a sus conductores a consumir vacaciones durante el paro”.

¿Y qué hacemos con ellos?

Don Mitxel es un clásico entre los tuiteros vascos y esta semana ha estado especialmente sembrado con tuits como este: “Qué tiempos estos de incertidumbre, donde no sabe uno si hacer caso a la ciencia o al tonto del pueblo”. No se me ocurre una manera mejor de resumir en una píldora el momento que nos está tocando vivir, en el que competimos, especialmente desde los medios de comunicación, con quien logra desinformar desde perfiles que deberían de generar desconfianza a quien se cruce con ellos. Pero no lo hacen, al contrario: hemos generado una sociedad que se fía de cualquiera.

Mariano Rajoy dio la talla

En su comparecencia en el Congreso de esta semana Mariano Rajoy dio la talla. La suya: no ha perdido su retranca ni su capacidad para que parezca, no que no se entere de nada, sino que nada fue con él. Por negar, negó hasta que su partido fuera condenado por lucrarse de prácticas corruptas, siempre con su estilo propio. El mismo que le sirvió para poner en evidencia la baja altura política de representantes como Macarena Olona, aunque también chuleó como si no pretendiese hacerlo a Gabriel Rufián. Y si no fuera porque estaba en el centro de aquel PP pestilente, uno hasta echa de menos a políticos como él.

Porque los nuevos referentes…

Y uno echa de menos a políticos como Rajoy, incluso aunque presidiese aquel PP de los sobre de Bárcenas, especialmente cuando lee a los que se suponen que son los nuevos referentes: “A la mayoría de los españoles les va bien en su bolsillo, pero creen que la economía va fatal. ¿Cómo es posible? Pues porque tenemos a los grandes medios y a economistas de derechas inventándose que todo va mal sólo para desgastar al gobierno de izquierdas”. ¿Cuándo miente Eduardo Garzón, cuando tira del “España va bien” para defender a este gobierno español o cuando dice que todo está fatal para atacar a cualquier otro?

¡Venga ya!

Me sorprende la fascinación que generan personajes como Elon Musk, con evidentes rasgos de sociopatía y que se han hecho millonarios como trileros de mucha monta. Lo que no me esperaba es que la revista Time le llevara a su portada como “persona del año”. ¿En serio? ¡Pero si Tesla vende su cuota de contaminación! ¡Pero si cada viaje al espacio por marketing resulta supercontaminante! ¡Pero si es un latiguero con sus trabajadores! ¡Pero si ha mentido este mismo año anunciando un robot imposible y lo ha hecho esta misma semana sobre su carrera espacial: “Me sorprendería si no aterrizamos en Marte dentro de cinco años” (Xataka)!

¿Qué ha pasado con Iván Redondo?

Esta semana me ha sorprendido para bien un reportaje en El Periódico de España sobre Iván Redondo y la teoría sobre cómo uno de los hombres más poderosos del gobierno central ha caído en desgracia, convirtiéndose casi en una caricatura. La hipótesis principal es la frustración mal gestionada que le generó saber que Félix Bolaños ocuparía el ministerio con el que contaba para sí y su equipo. Eso explicaría, según ese diario, sus intervenciones públicas (que le estarían cerrando las puertas de las empresas) y su insistencia en que Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta española, despreciando a Pedro Sánchez.

Los fachas son los suyos

El principal partido de la oposición cuenta con los votos de quienes han apoyado abiertamente un fascismo. Por desgracia, esta primera frase es igual de válida en España como en Euskadi. No solo lo sabemos, es que en el caso español Mariano Rajoy lo ha reconocido sin sonrojarse: “Rajoy pronostica la desaparición de Vox: ‘Sus votantes volverán al PP’”, leemos en La Política Online. No me sorprende porque todos sabemos que el mérito de Aznar fue precisamente aglutinar a las derechas, desde la extrema a la moderada. Pero Vox no solo ha concentrado un voto: lo ha radicalizado, y llevarlo de vuelta al PP requerirá de extremismo de derechas.

Más trampas que un discurso de Díaz Ayuso

Una de las grandes esperanzas del PP para aproximarse a la extrema derecha es una trilera con un verbo ágil y mucha seguridad en sí misma, capaz de pronunciar frases que suenan bien pero esconden más que lo que cuentan. Y si no le salen, desvía la atención sin problemas. Lo que sea necesario con tal de que los incautos sigan apostando por sus políticas kamikaze: “La libertad y la vida son los dos bienes más preciados que tiene el hombre y nuestra labor como Gobierno es preservarlos”, ha dicho la presidenta de Madrid. ¿Quién no va a estar de acuerdo con eso? Pero, ¿a qué se refiere con “libertad”? ¿De verdad piensa que somos tan tontos?

Y todavía no ha empezado la campaña…

Otra Díaz, pero esta vez, ministra, también ha entrado a la arena política desplegando un argumentario un tanto sorprendente. Sorprendente porque nadie se lo esperaba. Y no lo esperábamos porque realmente teníamos grandes expectativas cuando empezábamos a ver una política coherente con sus principios, efectiva en sus declaraciones y con una buena imagen. Ahora a Yolanda Díaz no le importa “tapar los datos del paro con la pandemia” (Vozpópuli) sugiriendo que ella vio venir la pandemia antes que sus compañeras y compañeros en el Gobierno. Pensamiento de cuñada non-plus-ultra.

Ella, no

A Manuela Carmena le abandonó la política después de que no lograra moldear a su antojo ninguna de las estructuras en las que se había integrado. Estructuras a medio hacer (y lo sabía) que ella quiso terminar a su manera aprovechando su edad, su calidad de jueza y su atracción para las y los votantes de izquierdas. Después de frustrarse y fracasar, ahora Carmena ha publicado un libro (porque “me lo habían pedido”) y ha iniciado su promoción (porque “hay cosas que hay que hacer y ya está”) culpando a los demás de lo que le pasaba: “Los partidos buscan estructuras totalitarias, como las religiones o los equipos de fútbol” (InfoLibre).

La España de las pensiones

Esta es la España de las pensiones. Ni la de los hoteles, ni la de las y los camareros. Es su principal problema de gestión, de futuro, y en lo que más dinero gasta: “El gasto en pensiones se está convirtiendo en el monstruo que se come el presupuesto y generando una deuda enorme en España” (El Blog Salmón). El problema no es que nuestros mayores quieran cobrar del mismo modo que contribuyeron para que otras y otros lo hicieran, el fondo del problema es que España no ha conseguido generar un tejido productivo que le garantice que la caja se mantenga más o menos estable, y que Mariano Rajoy la vació, claro.

Intoxicadores

Desde la humildad de esta columna y los foros en los que se me pida la opinión voy a poner todo de mi parte para que no nos den gato por liebre los que salían de caza con la pistola al cinto. Pero tampoco voy a tragar con el relato que quiere imponer (con toda su maquinaria mediática pero también editorial y de producción audiovisual) el nacionalismo español, ni siquiera el más soft. Y Así que, sí, los resúmenes tuiteros (y por definición, intoxicadores) de Gaizka Fernández, responsable del Archivo del Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, tienen que ser escrutados y señalados.

Insuficientes

Los 15 euros al mes que va a subir el SMI, ¿para qué creen algunos que dan? En La Información han hecho un reportaje muy interesante en el que personas que cobran ese sueldo mínimo explican a qué dedicaran el aumento: a pagar el recibo de la luz, el transporte público, y los más optimistas intentarán darse un capricho en forma de helados para sus hijos o una cena en pareja humilde pero fuera de casa. Los más pesimistas simplemente no ven diferencia alguna en su salario. Esta es la puñetera realidad, que hay gente que necesita 15 euros extra al mes para disfrutar de la vida por un rato, que algunos creen que los trabajadores somos esclavos.

Implacable

La convención del PP está pasando bastante desapercibida incluso pese a la presencia de Mariano Rajoy porque Pablo Casado básicamente solo tiene una cuestión que dilucidar: ¿con Vox o sin Vox? Y mientras no diga que se aleja de Vox y que va a intentar tender puentes hacia otras opciones, no hay noticia. Y sin noticia no hay interés. Es cierto, como leemos en Nius, que algunos de los pesos pesados del PP (los que no necesitan a Vox para gobernar, claro) le piden “no caer en la trampa” de la extrema derecha, pero no es menos cierto que los actos delatan a Casado y su organización. Es con Vox y será contra todos los demás.

Impresionante

En el PP saben de sobra que se van a apoyar en la extrema derecha para gobernar y que el suyo va a ser un caso único en Europa. Saben lo que significa y no importa ni a Pablo Casado ni a su guardia de pretorianos ni patrocinadores. Saben que tienen y, si los votos les dan, van a tener más relación con quien justifica una serie de ataques y con quien cobija a antivacunas convencidos y hasta agresivos: Mauro Entrialgo recopila con deleite los ataques tuiteros a Jiménez Losantos, Luis del Pino y hasta un Girauta cada día más desnortado desde posiciones extremadas no solo en lo político, también en acientífico.

Importante

Por la acción de Ángela Merkel, apenas conocemos las tradiciones políticas de los partidos alemanes, poco sabemos del sistema electoral, y menos de las necesidades del país. Pero ahora todo ha cambiado, sentimos la incertidumbre del motor de Europa y estamos obligados, por lo tanto, a conocerles mejor en lo político. Al respecto, esto que explica César Calderón es importante: “Los alemanes tienen la extraña costumbre de poner por escrito y con un detalle insoportable sus acuerdos de gobierno en documentos que son verdaderas obras de orfebrería política y jurídica. Y además sorprendentemente los cumplen. Vamos, que va para largo”.