Ya me parecía criticable que Pablo Iglesias anunciara, con su santa cara, que esperaría al 2 de septiembre para empezar a trabajar, cuando fallara la investidura de Rajoy, para buscar una alternativa con Sánchez. Que el 2 de septiembre se dedicara a hacer fotomontajes en Twitter y chistes con Errejón me parece, simplemente, una vergüenza. Pero es que estamos ya a martes, y seguimos sin conocer avances. Mientras tanto, algunos sí oyen el: “Tic, tac, tic, tac”, que popularizó Iglesias, y no pueden esperar más.
Rajoy vuelve al tiempo muerto
Otro que tiene tiempo para desperdiciar es Mariano Rajoy. De momento, en Vozpópuli leemos que se volverá a reunir con su único socio, Rivera, pero dentro de un tiempo: cuando pase la efervescencia por la investidura fallida y la designación de Soria como candidato para dirigir el Banco Mundial. Insisto: la urgencia, por ejemplo, para el millón de parados que no cobran la prestación, es real. Un país parado un año, ¡un año! Sin presupuestos, sin acciones contra situaciones de necesidad, sin medidas…
Twitter como solución… equivocada
Los militantes socialistas que piden por Twitter un comité federal no creo que sean militantes socialistas de verdad. Supongo que un afiliado con cierta vinculación a su partido sabrá cómo activar mecanismos internos que no erosionen la causa en la que milita. O eso, o el PSOE tiene más problemas y más graves de lo que parece desde fuera. Porque esta petición, relevante por sus consecuencias (forzar el apoyo a Rajoy para la investidura), si se pide en público es para lograr el objetivo haciendo sangre.
Lo que no podemos permitir
En esta ocasión tenemos que denunciar el uso de Twitter para un propósito condenable, como lo son las amenazas de muerte que recibe Carla Antonelli, diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid, por su activismo en defensa de la causa LGTB. Ella misma hace visible este acoso, en el que los cobardes anónimos hablan directamente de acabar con su vida, en la red social. No podemos permitir que Twitter sea un sitio donde la violencia y el acoso se presenten con tanta facilidad.
La España del PP
La España del PP es la España de las reformas pagadas en B y los sobresueldos en eso, en un sobre. La de “El Bigotes” y el “yonqui” del dinero que se pasa a denunciante disfrazado de iluminado. La de los trajes de Camps. La de los recortes, las legislaturas estiradas artificialmente, la repetición de elecciones y la espera eterna porque el presidente no tiene prisa. La de las colocaciones y recolocaciones como la de Soria, que también representa la España de los papeles de Panamá.