Facebook no está midiendo bien sus fuerzas: si abandona Europa pierde mucho más, pero infinitamente más, la empresa que la ciudadanía del continente. Pocos echarán realmente de menos la red social que le dio nombre (aunque ahora se llame Meta). Lo de Instagram puede doler un poco más, sobre todo, a la gente más joven, pero este segmento se adaptará rápidamente a TikTok y Twitch. Incluso si no nos deja sin WhatsApp pasaremos a Telegram sin esfuerzo y hasta con mejoras. Por su parte Zuckerberg pierde su segundo mejor cliente después de los estadounidenses. Así que ya puede amenazar… Y tragar.
La tecnología bien utilizada
Suelo recurrir a que “la tecnología nos atonta” pero sé que no es verdad: la tecnología está mejorando nuestras vidas y gracias a ella, sin ir más lejos, tenemos varias vacunas contra una pandemia mundial en tiempo récord. No solo eso: “Tres parapléjicos vuelven a andar gracias a un implante ‘inteligente’ de estimulación nerviosa” (RTVE). El titular es extraordinario pero esto es lo que más me ha emocionado: “Pudieron dar los primeros pasos un día después de que les implantaran por primera vez los prototipos”. A veces tenemos la oportunidad de recordar que el ser humano también es maravilloso, y pienso aprovecharla.
Y la mal usada
Lo de Herman Tertsch interviniendo en el Parlamento Europeo desde un restaurante en el que, además, le mandan callar otros comensales, es el mejor ejemplo de cómo la tecnología puede estar mal utilizada: que puedas llevarte el iPad a comer y conectarte con un pleno no significa que sea buena idea hacerlo. Pero está bien que lo haya hecho: todo lo que ayude a proyectar una imagen de la extrema derecha ajustada a cómo es realmente será bienvenido y aprovechado, como hacen en Eldiario.es. Este vídeo es, sin duda, uno de los mejores del año en comunicación política, y solo acaba de empezar febrero.
Que alguien le diga que pare
Cada día me cuesta más ver las intervenciones de Pablo Casado. Prefiero leer las crónicas (ejercicio que siempre he disfrutado) porque soy de los que se azoran cuando ven a otra persona (persona y no nazi) ponerse en ridículo. Y el líder del PP lo está haciendo a diario tanto en el Congreso como en la campaña castellano-leonesa. Sin entrar a valorar su oda a la remolacha azucarera, su forma de explicar la votación de la Reforma Laboral es un insulto a la inteligencia media: “No ha pasado ni en Caracas ni en La Habana. Ha pasado en España, en un parlamento serio con dos esculturas de los Reyes Católicos” (EP).
Igual ni ha encendido el ordenador
Confieso que he leído con cierta delectación varias noticias sobre cómo Rivera y el bufete en el que estaba contratado han separado sus caminos, pero me quedo con esto de Pedro del Rosal: “Ayer adelantábamos en El Confidencial la salida de Albert Rivera del bufete Martínez-Echevarría. Hoy, las razones de su adiós: le negaban ejercer la presidencia, no le concedieron el capital social pactado y tampoco pagaban el variable”. Dicho de otro modo: en el despacho no se fiaban ni un pelo de él (y acertaron) y el de Ciudadanos es de los que funciona solo con la pasta por delante. La cultura del esfuerzo es para los tuits y para los pobres.