Manual para interpretar los datos del paro

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Lo mejor de Twitter es la cantidad de listos que tienen un perfil. La cantidad de personas que saben lo que hay que hacer y, lo que es más importante, lo que hay que pensar. La cantidad de expertos que te enseñan a ser un emprendedor de éxito, ganar miles de euros con un blog, generar tu propia electricidad y ser autosuficiente y, por supuesto, a interpretar los datos del paro. Porque, ¿quién necesita a Xabier Aja teniendo un Twitter? Espero que entiendan mi ironía porque yo, lo que no entiendo, es cómo puede haber tanta gente tan lista en Twitter y que España vaya tan rematadamente mal.

¿Cuál es el papel?

Entiendo que Josu Juaristi es periodista y que, con una herramienta de comunicación tan potente como es hoy un móvil con conexión a Internet y una cuenta de Twitter, no se haya resistido a relatar cómo iba la sesión en el Parlamento europeo. Sobre todo, porque es nuevo en estas lides. Pero lo que no entiendo es que nadie le haya explicado que su papel no es el de cronista, sino el de representante de la ciudadanía. Que de él esperamos reflexiones y aportaciones, no crónicas de 100 caracteres deprisa y corriendo. Que la política va antes que la comunicación.

Un simple tweet

Es cierto que Twitter está lleno de usuarios que se creen más listos que los demás, de políticos que hacen de periodistas, y periodistas que hacen de políticos. Pero también está lleno de destellos, de pensamientos tan breves como brillantes, y de ideas relacionadas que son síntesis perfectas de realidades más bien imperfectas. Un buen ejemplo es el tweet del usuario @kagetxillo que ha llegado a las portadas de varios agregadores y lleva ya mil retweets. En él, desenmascara la estrategia de PP y PSOE en Bruselas y Estrasburgo, que se han repartido el poder en las instituciones europeas y votan juntos sin empacho.

Francia, esa república

Lo malo de Francia lo conocemos bien los vascos: un estado centralista al que no le importa arrasar con la diversidad cultural, o arrinconarla a categoría de anécdota turística, con tal de que la gran nación francesa quede por encima. Pero es cierto que algunas cosas hacen bien. De saque, que son una república, y a su jefe de Estado no lo eligen las gónadas de otro jefe de Estado. De remate, que con capaces de imputarle si sospechan que ha cometido un delito: “Imputan por ‘corrupción activa’ al ex presidente francés, Nicolas Sarkozy” (‘El Confidencial’).

España, esa monarquía

Si ha habido una polémica tonta, pero con mayúsculas, ha sido la del aforamiento veloz del Rey de España para evitar las demandas de paternidad. El blindaje legal que se está procurando poco o nada tiene que ver con dónde haya puesto su semillita, y sí mucho con otra recolección: “Torres aporta ocho e-mails que apuntan a la mediación de don Juan Carlos en los negocios de Urdangarin”, leemos en ‘Vozpópuli’, y volvemos a mirar a Francia con arrobo, donde imputan a jefes de Estado elegidos democráticamente en vez de proteger a los que eligió un dictador.