Szeklerland avanza

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Año tras año, el territorio que ocupa la comunidad húngara de Transilvania gana atractivo como oportunidad pese al inmovilismo de Bucarest.

GYERGYÓSZENTMIKLÓS. Szeklerland tiene una población de algo más de un millón ciento veinte mil personas, según la «Civil Initiative for Szeklerland», con más nacimientos al año que la media rumana y más del 40% de la población por debajo de los 34 años. Y lo más importante: menos del 7% de desempleo con un sector primario muy fuerte y el turístico, al alza. Los szekler son, además, personas austeras y con visión de futuro: su capacidad de ahorro es más de cinco veces superior a la del rumano medio.

A cambio, el gobierno de Bucarest no ha construido todavía ni un solo kilómetro de autopista en Szeklerland, y las autoridades son percibidas por la ciudadanía como un elemento colonizador: en Kovászna (Covasna en rumano), la segunda ciudad más importante del territorio (con una población de origen húngaro que roza el 75%), el 95% de la policía es de origen rumano, de los 55 jueces que hay en la ciudad 5 tienen origen húngaro, y tan solo 2 de los 50 fiscales públicos tienen este mismo origen. En 2013, además, el libro de historia szekler fue eliminado de los colegios por el gobierno rumano.

Además de todas estas cifras y pese a la situación tan manifiestamente contraria, los szekler tienen también un plan: su autonomía, con reparto de competencias definido parcialmente. Defensa, Seguridad Nacional, Asuntos Exteriores y redacción de leyes nacionales quedarían en Bucarest, mientras que la cultura, la lengua, la Educación, infraestructuras, transporte, turismo, sector primario y policía y legislación local, serían transferidas a la deseada autonomía. Este plan también incluye la transferencia más importante: recaudación y gestión de los impuestos. Culturalmente, proponen el establecimiento del húngaro como lengua cooficial, y recogen un sistema de garantías para la población de origen rumano.

La cerveza szekler y el príncipe inglés

No es una anécdota, más bien es un síntoma, una primera señal de que algo vivo, más allá de las cifras y los documentos, está creciendo en Szeklerland: los creadores de la cerveza Csíki Sör han conseguido en lo que va de año posicionar su marca como la principal en este territorio. Han logrado generar una demanda y responder. La ola de la moda de los nuevos productores cerveceros ha traído una cerveza szekler que los propios szekler consumen con naturalidad.

Puede que la «Csíki» incluso la haya degustado el mismísimo príncipe Carlos de Inglaterra, que posee dos propiedades en Transilvania. Según el «Daily Mail», estas dos granjas están en Zalánpatak (Valea Zalanului en rumano) y Viscri, dos pequeños municipios en el borde Szeklerland, en el inicio de la Transilvania rumana y de mayoría, efectivamente, rumana pese a su origen húngaro. El heredero al trono de Inglaterra ha decidido invertir en este territorio para ayudar a presevarlo, dentro de su batalla personal por afianzar el sostenimiento del sector primario y los procesos naturales (lo que le ha llevado, incluso, a crear una marca de productos de granjeros brirtánicos, «Duchy»). Y si quiere uno dormir como un rey, puede hacerlo por 122 libras la noche (un poco caro para la media de la zona) según el mismo rotativo.

Nos pone sobre la pista Erika Benkö mientras cenamos pizza y cordon-bleu en Sepsiszentgyörgy (Sfântu-Gheorghe). Benkö es asesora del alcalde Árpád Antal y nos ha presentado previamente en el ayuntamiento, recién reformado, el proyecto de la ciudad para conseguir la capitalidad cultural europea que, en 2021, recaerá en una ciudad rumana. Habla con entusiasmo del proyecto en perfecto inglés con acento británico, aunque reconoce que la ciudadanía no lo percibe como algo que le influya directamente en esta fase del concurso. Los intelectuales y artistas del entorno, sin embargo, parece que muestran más interés.

Nombres propios

Pero no solo famosos de fuera llegan a Szeklerland, La región, que quiere convertirse en autonomía, también ha exportado talento: Albert-László Barabási es un físico que reside actualmente en EE.UU., y a sus casi 50 años está considerado como uno de los principales aportadores y divulgadores de la teoría de redes, muy importante, por ejemplo, en el desarrollo de Internet. László Bölön, pese a su origen e identidad szekler, defendió en más de 100 ocasiones los colores de Rumanía como jugador de fútbol en la época del dictador Ceausescu. Del Targu Mures, el equipo de su Marosvásárhely natal (principal ciudad de Szeklerland y su capital oficiosa), saltó al Steaua de Bucarest para pasar posteriormente a las ligas belga y francesa. Fue en esta última donde comenzó su carrera como entrenador. Se ha sentado en los banquillos del Nancy, el Mónaco, el Lens, el Sporting de Lisboa, el Standard de Lieja o el PAOK de Salónica, entre otros clubes, y también en el de la selección rumana de fútbol. A sus casi 70 años, disfruta ahora del fútbol saudí. Algunos años más tiene el psicólogo afincado en EE.UU., Mihály Csíkszentmihályi, autor de la teoría del «flow» y considerado uno de los más importantes investigadores del mundo en psicología positiva. Entre los históricos, Sándor Kőrösi Csom, el primer «tibetólogo», en el siglo XIX, inventores, pintores y matemáticos. Todos ellos defienden y dan a conocer la causa szekler en el mundo.

Una versión reducida de este reportaje fue publicada [Enlace roto.] el 22 de agosto de 2015. En su versión en papel el reportaje está completo como en este blog.