Para esto no trabajamos

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Según pasaba la mañana de ayer íbamos conociendo detalles del agresor de Mariano Rajoy. Un chaval, menor de edad, conflictivo e influenciable, por lo que parece, de buena familia… de familia próxima a la de Rajoy… Al final, según algunos medios, es el hijo de una prima de la mujer del propio Mariano Rajoy. ¿Qué más da? El chaval, en el fondo, es agresor y es víctima de una ola, de una moda, en la que los políticos son desprestigiados (en parte por su propia acción).

¿Y si es un montaje?

No lo creo, pero en Twitter muchos usuarios han dejado claro que sí opinan que es posible que lo que sucedió en Pontevedra es un montaje. Que supiéramos ayer, además, de la proximidad familiar del menor, lo alimenta, y quien disfruta con las conspiraciones, suma ese dato a que la seguridad estaba notablemente relajada, que era en su propio municipio, que el rastro que dejaba en redes sociales era el que interesaba al propio PP, que no llegó a tumbar a Rajoy…

¿Y si no lo es?

Pero, ¿si no es un montaje? ¿Si no es más que el resultado de que un pobre diablo busque un minuto de gloria? ¿Quién se hace responsable, ahora, de las llamadas a la violencia? Como ven en el pantallazo y en el link, no miro a nadie. Pero sí recuerdo que he visto a un candidato decir que se emocionaban al ver ciertas respuestas violentas, y a otro jactarse de que le había dicho a Rajoy directamente lo que media España querría decirle. ¿Quién se responsabiliza ahora?

Rajoy no quiere lecturas políticas

A Mariano Rajoy le honra que haya pedido que no se hagan lecturas políticas de lo que le sucedió en Pontevedra. Rajoy, además de un presidente del Gobierno pésimo, es una persona agredida, y como tal, también herida por dentro. Insisto en que me parece muy bien que no quiera hacer lecturas políticas. Lo importante es que le hagan caso, sobre todo, los suyos, que no van a dudar en hacerlas para arrimar el ascua a su sardina, por supuesto. La victimización como argumento no es nuevo en el PP.

Al final, Rajoy no avanza hacia a ninguna parte

Termino, por fin, con la columna monotemática, y lo hago como, seguramente, la hubiera empezado si no tendríamos que hablar del condenable puñetazo. Su equipo publicó un tuit un tanto desconcertante: en el texto aseguran que siguen “avanzando” pero en el vídeo se ve al candidato del PP subido en una maquina de andar que, evidentemente, no le lleva a ninguna parte. Curiosa contradicción, representativa seguramente, de un presidente andarín encerrado en un gimnasio a solas y creyendo que con lo que hace avanza.