Cuando el presidente del gobierno en funciones y presidente del PP por designación de José María Aznar dice: “No teníamos ni idea de lo que pasaba en el PP de Valencia”, está tomando una decisión, la de parecer tonto ante la opinión pública. Porque la única alternativa es la de estar enterado y, por lo tanto, en el ajo, y parecer un ladrón. En cualquier caso, lo que sucedió en Valencia no parece que sea un caso aislado en el PP, por lo que Rajoy tendrá que seguir eligiendo si prefiere parecer tonto esférico o colaborador necesario en sustracciones de todo tipo.
¿Se enteró de lo de Acuamed?
Por ejemplo: ¿tenía alguna idea Mariano Rajoy de lo que sucedía en Acuamed, una empresa pública dependiente de un ministerio en la que, durante la última legislatura, parece que se cometieron ciertas “irregularidades”? ¿O Rajoy se va a declarar igualmente incapaz de enterarse de nada de lo que pasaba aunque, como asegura el delator de la trama, el mismo Arias Cañete cuando era ministro era el que daba las órdenes? Irregularidades como un “acuerdo por el que inflaron en 8 millones de euros los pagos a FCC haciendo que las arcas públicas pagaran el 40% de los desperfectos que había ocasionado la propia constructora”.
El precio de estar en contra de Pablo Iglesias
He observado con paciencia a los acontecimientos que se han sucedido desde que Pablo Iglesias fulminara al secretario de organización de Podemos a media noche, evitando los titulares en la prensa escrita. Nada jugoso en Twitter, como era de esperar, salvo las lecturas de otros usuarios, como cuando Sergio Pascual presumía de que Podemos era una piña una semana antes de ser destituido. No estar con el amado líder se paga caro: con el cuello.
Brasil, la referencia de la izquierda
A la izquierda internacional solo le queda el uruguayo José Múgica como referencia democrática, después de que Nicolás Maduro se autoretrate, el aura de Evo Morales se esfume, y ahora Dilma Rousseff haya nombrado a todo correr ministro a Lula da Silva, después de que este fuera detenido “por sospechas por lavado de dinero y ocultación de patrimonio”, para aforarle. ¿Y ahora, qué? ¿Dónde empieza y, sobre todo, dónde terminan los modelos a seguir?
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