Aquel pasado dorado de Podemos

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Hasta hace solo un par de años, no había programa sobre política en ETB en el que no apareciera uno que estuvo en Euskadiko Ezkerra para darnos su opinión con contundencia. Y así serán los de Podemos la década que viene. Hoy, el mejor momento de Podemos ya ha pasado, fue entre las europeas y las primeras generales, con el subidón en España de las municipales y algunas autonómicas. Ahora están fuera del foco y, como leíamos ayer, con problemas dentro, con tensiones internas que solo van a más y pulsos en el Congreso.

«Pedro Sánchez pide a los independentistas»

Yo hubiera dejado el titular ahí: “Pedro Sánchez pide a los independentistas”. Pero claro, el titular lo hicieron en el digital de Inda, así que lo completaron con el rollo de los intercambios o los pactos perversos (con los nacionalistas los pactos siempre parecen perversos, con los ultranacionalistas españoles de Ciudadanos, son “de centro”). Pero a lo que vamos: lo capital es que llevamos un par de días leyendo noticias sobre el viraje de Sánchez que, efectivamente, tiene que ser pronunciado con todo lo que ha dicho.

Nadie quiere una foto con Rajoy

En El Plural lo explican muy bien: nadie quiere pactar con Rajoy porque hacerlo significa avalar al presidente de un gobierno que ha ejercido una política ultraconservadora (LOMCE, aborto, recopago) hecha a golpe de decreto-ley, y al presidente de un partido que se sentará en el banquillo como responsable de borrado de pruebas y beneficiario de casos de corrupción denunciados por su propio tesorero, millonario, a la postre. Esa es la condena de un Rajoy al que, sin embargo, en el voto secreto de los electores, sigue sumando apoyos.

«A Sánchez y a Rajoy el veredicto de las urnas se la sopla»

La columna de Luis Herrero en Libertad Digital es como muchas columnas que leemos en este medio: trazo grueso, y planteamientos y conclusiones más deseadas que reales, para acabar dando la razón a un partido neoliberal, en este caso, Ciudadanos, tan de enhorabuena entre los columnistas conservadores como caducado para el electorado. Pero entre tanto negro sobre blanco algo tintineaba: la certeza, incluso entre los más apriorísticos, de que los líderes de PP y PSOE primero piensan en sí mismos, después en sus partidos y, al final, si acaso, en la ciudadanía.

Este Twitter, no

Realmente, no es culpa de Twitter, sino de la sociedad. De hecho, tendríamos que agradecer a Twitter que nos deje verlo, que nos recuerde lo miserables que podemos llegar a ser, la escoria humana que se esconde entre nosotros, agazapada, y que se envalentona en el anonimato y contra colectivos debilitados por los continuos ataques. Me refiero al apoyo asqueroso que está recibiendo un tuitero homófobo que, por su homofobia, precisamente, ha sido localizado y detenido.