El tuit del Sindicato Unificado de la Policía, que recoge una noticia en El Plural, es un escándalo: “Habríamos enviado a los Mossos la ficha del imán dándole a un simple botón de haberlo solicitado”, aseguran. Y lo mantienen pese a la corriente crítica: España se ha acostumbrado a mercadear con la Seguridad y negarla a quienes tienen competencias. La Ertzaintza recibe ahora información gracias a los pactos que alcanza el PNV pero, ¿quién asume las consecuencias de los retrasos?
¿Y de la manipulación?
¿Y quién asume las consecuencias después de haber manipulado para conseguir una noticia, un enfoque y una reacción de rechazo basadas en unos hechos que nunca sucedieron? Lo que denuncia Raúl Calàbria (y que es fácilmente comprobable siguiendo sus pasos) también es un escándalo, en este caso, mediático: Carles Puigdemont no dijo tras el atentado que había que continuar con “el procès”, como aseguran varios medios españoles. De hecho, pidió priorizar la resolución del ataque.
Un poco de frialdad
Aunque Twitter es, en general, un pozo de lodo donde chapotean intentando hacerse ver personajes ignorantes y cobardes con sus propias obsesiones, de vez en cuando encontramos fogonazos de cordura. Pepo Jiménez, por ejemplo, advertía: “Enhorabuena a los que estáis difundiendo la foto del cadáver del terrorista como trofeo de guerra… Ya habláis su mismo lenguaje”. Efectivamente, aunque pueda ser comprensible el impulso de venganza es necesario pensar.
Mientras tanto, en Yemen
El empeño de algunos en que veamos otras realidades incluso más crueles que la de Barcelona después del atentado me parece un error. Es lógico que nos impacte más lo cercano aunque sea menos grave. Pero tampoco negaré que gracias a ese empeño, efectivamente, echamos un ojo a donde la sangre se derrama cada día. No entro porque no lo sé en si los saudíes son amigos del ISIS y les financian los Clinton, pero sí en que están arrasando Yemen con ayuda internacional.
22 años del Windows 95
Cambio de tema pero, aunque no lo parezca, no de relevancia: tal día como ayer hace 22 años se presentó el Windows 95, el sistema operativo que hizo accesible la informática en esa parte del mundo en la que el PC prevalece sobre el Mac. Y lo hizo con una campaña mediática nunca vista hasta el momento para un sistema operativo. Hay un antes y un después de aquel producto en nuestro día a día laboral y personal o familiar: la informática empezó a ser como la vemos.