Bildu y sobre todo Podemos se están colgando ahora una medalla en Bilbao porque han logrado que el concierto de C. Tangana “se caiga” de la Aste Nagusia, y han puesto el nivel de tolerancia muy, muy bajo, tanto que, a poco que se descuiden, se lo van a encontrar de frente. No defiendo al rapero, como no defiendo a Valtonyc, el Nega o similares: todos son exponentes del mal gusto a los que, sin embargo, no se puede censurar por el mismo motivo por el que también está mal que el Ayuntamiento de Madrid censure a grupos “progresistas”. Se pongan como se pongan: es el mismo rasero sostenido por diferentes manos.
Estos sí que saben de censura
Los que saben de censura y de prohibir conciertos porque la letra no les gusta son los que se manifiestan recordando el franquismo. Seré muy corto, pero no puedo entender que cuarenta años después, quienes eran niños en aquella época quieran recuperarla. ¿Qué les mueve? ¿Qué añoran? Puedo imaginar la respuesta. Hasta 20 actos similares de apología del franquismo se han realizado en España este 2019. Actos que no vemos tanto en los medios como los recibimientos a presos de ETA, ese otro tipo de evento en el que el homenajeado es también un fascista con asesinatos a sus espaldas.
Encarecer no es cambiar un modelo de consumo
Sí estoy de acuerdo en que consumimos muchos procesados innecesariamente y que esa elaboración conlleva una serie de consumos poco sostenibles a largo plazo. No es que esté de acuerdo, es que es una evidencia que llevamos décadas conociendo. En lo que no puedo estar de acuerdo es en encarecer alimentos básicos como la carne, vía impuestos añadidos, para sufragar ese coste, como propone Alemania. La consecuencia puede ser justo la contraria: filetes para los ricos y para los pobres… Procesados ultracongelados con más azúcar que proteína. Bien por al anuncio… Cuidado con la medida.
Cuando haces cosas sin pensar
Cuando eres adolescente y haces cosas sin pensar, movido por una moda y un grupo de amigos con los que chateas, acabas robando cerdos en granjas porcinas sin tener en cuenta las medidas sanitarias suficientes para ti mismo ni lo que puedes contaminar en esa misma planta. No estoy hablando de vándalos por diversión, hablo de vándalos convencidos de que están liberando a seres vivos, según ellos, maltratados por la industria alimentaria. Evidentemente, un pollo, un cerdo y una vaca de una granja van a morir para que comamos, y estos niñatos merecen una buena multa por la tontería.
¿Dónde está el modelo de negocio?
Ya me sé la teoría: Uber, como tantas otras grandes empresas de base tecnológica e ingeniería financiera, se tiran años perdiendo una milmillonada y sobreviviendo gracias a las rondas de inversión hasta que, por fin, entran en zona de ganancias. Pero sigo sin entender que en la práctica esto tenga sentido: solo más de 5.000 millones de pérdidas en el primer semestre de este año que se acumulan a las de todos los demás años desde su nacimiento porque Uber nunca ha sido rentable. Ellos pintan el futuro en verde, pero la competencia crece y los precios tienen que bajar. ¿Dónde está el modelo?