¿La obra o el autor?

No sé qué pensar a veces, lo confieso una vez más hoy, que retomo la rutina de opinar de cinco temas cada día, por lo menos. Y cuando no sé qué pensar prefiero callarme, una opción cada vez más minoritaria en este mundo en el que podemos escribir lo que se nos ocurra en WhatsApp, Twitter, Facebook o Instagram, al momento. Esa incontinencia la han sufrido en Bildu este verano, pidiendo al Zinemaldi que no otorgue su Premio Donostia a Johnny Depp por las causas abiertas por violencia machista que tiene. Alberto Remírez tiraba de sarcasmo: “Ah, los fachas y sus cancelaciones y campañas contra los artistas”.

¿Qué les diferencia?

Antes de que en Bildu decidieran hacer público que están a favor de la censura preventiva nadie discutía que lo sucedido en el ayuntamiento de Toledo con el cartel anunciador del concierto de Zahara era un atropello: la imagen del grupo, en la que una corona virginal culminaba la imagen de una mujer que fuma mientras mira a la cámara (solo eso, sí) resultaba insultante para Vox y el ayuntamiento, gobernado por el PSOE, acabó por prohibir el cartel. Me parece que en este mundo y este momento tan complicado para comunicar y gobernar es urgente dejar de confundir la corrección política con las mamarrachadas.

¿Provocador?

Seguimos: cuando vi la foto de C. Tangana rodeado de mujeres en bikini en la cubierta de un yate no me extrañó (ya lo avisa él en su último disco: “Ahora que sobran ceros en el banco me piden que cambie”). Cuando la madre de mis hijos me mostró que, además, varias de las chicas eran sobradamente conocidas, me pareció un juego, una imitación más que una provocación porque fotos así ya las han protagonizado Julio Iglesias o Jesús Gil. Lo que sí me sorprendió es el revuelo. Crispas expresaba en Twitter mejor que yo mi propia impresión: “Me fascina que esto sea provocador y ofensivo en el año 2021. Qué maravilla”.

No es una polémica: es una ofensa

Si hay un tema que abandona la arena de la polémica para bañarse en el de la ofensa es el precio de la electricidad en España (y por extensión, Euskadi), una península soleada regada de ríos y con embalses amortizados. La aparente inacción del gobierno español resulta indignante, pero los que cabrean son los tuits tipo de uno de los partidos de ese gobierno: “UP es el único espacio político que ofrece soluciones a los abusos del oligopolio eléctrico. Hay que intervenir el mercado y crear una empresa pública. Para ello hacen falta 2 cosas: valentía y no deberle ni un favor a las eléctricas. Nosotros podemos dar esa batalla, otros, no”.

La cuestión

Hace mucho tiempo que sé que la carne de perro es especialmente indigesta, así que para evitar el Almax de después, aclaro que me incluyo en la parte señalada por el acertado tuit de La Libreta: “La cuestión no es si Ibai Llanos hace periodismo. La cuestión es cuánto periodismo hacemos los periodistas”. Llanos consigue para su show on-line estar donde todos los periodistas queríamos: en la cena de despedida de Messi con los capitanes del Barcelona y en la presentación en París. Como periodista no me molesta: lo aplaudo y envidio. Lo que me preocupa es que el espectáculo reine porque nadie da la información.

La doble moral de Podemos

El morro infinito de algunos en Podemos les permite pedir que el Ayuntamiento de Bilbao rescinda la contratación de C. Tanagana y, en el tuit siguiente, quejarse de que el Ayuntamiento de Bilbao censure a C. Tangana rescindiendo su contrato para Aste Nagusia. Vale, es cosa de Ana Viñals, que ha resbalado con la colaboración necesaria de Bildu… O no: Pablo Iglesias, desde su cúspide, también critica la “censura” como si no la hubieran promovido los suyos en el Ayuntamiento con un vídeo que hoy es el ejemplo del ridículo, la doble moral y la cara de hormigón armado.

Desalmados

Isabel Pérez Moñino, concejala de Vox en Fuenlabrada, es el ejemplo perfecto de la banda de desalmados que campan a sus anchas en Twitter, cada día más, un colector. La del partido de Abascal se queja en un vídeo (porque verse les encanta) de que Jordi Évole, “El Gran Wyoming” o cualquiera que reclamamos humanidad de nuestras instituciones (las europeas) para las personas recatadas por el Open Arms y otros barcos, no acojamos a estos refugiados en nuestras casas. Pues miren, sí lo hacemos: reclamamos que a quien corresponda gestione nuestros recursos para todos sin demagogia y con eficacia.

Se mueren porque les matan

Sobre ese discurso de mierda del “pues llévatelos a tu casa” hago un apunte más: todas esas personas huyen del hambre, de la guerra, de no tener esperanza, de ver morir a sus hermanos y a sus hijos. A esas personas les tratan peor que a animales en los países por los que pasan: violan a las mujeres, les golpean, les roban, les chantajean… Huyen como huiríamos nosotros, los que tenemos más y los que tenemos, también, la obligación de compartirlo. No es un discurso buenista, es un discurso sobre ser humano o no serlo, como todos esos que piden, directamente, que dejemos que les maten.

Y con mucho que callar

Da la casualidad de que muchos que exhiben discursos xenófobos o que apestan a clasismo suelen tener mucho que callar: ¿cuántos de los que reclaman que no se les rescate y mantenga con el dinero de todos tienen un sueldo público, como la propia Isabel Pérez, de la que ya les he hablado? Otro ejemplo que apunta en Twitter el periodista Javier Calero: “El arquitecto del Brexit, Dominic Cummings, muy crítico con Bruselas, ha recibido 235.000 euros en ayudas europeas como copropietario de una granja… Los movimientos nacional-populistas suelen tener toneladas de hipocresía y mucho morro”.

Y pactar con la extrema derecha

Con temas como la investidura de Isabel Díaz Ayuso podemos testar el nivel de compromiso contra la extrema derecha de medios y periodistas. En este tema hay que ser claros: quien no pone pie en pared contra el fascismo colabora con él. Y si nos ponemos firmes nos podemos llevar decepciones, como con este titular de El Independiente: “Los retos de Isabel Díaz Ayuso: corrupción, inestabilidad y una oposición ‘férrea’”. Olvidan los de Casimiro García-Abadillo que otro reto de la presidenta de la Comunidad de Madrid será contentar a Rocío Monasterio y que Vox le dé el OK en cada votación. La historia no les absolverá por ello.

El partido es más largo de lo que parece

Bildu y sobre todo Podemos se están colgando ahora una medalla en Bilbao porque han logrado que el concierto de C. Tangana “se caiga” de la Aste Nagusia, y han puesto el nivel de tolerancia muy, muy bajo, tanto que, a poco que se descuiden, se lo van a encontrar de frente. No defiendo al rapero, como no defiendo a Valtonyc, el Nega o similares: todos son exponentes del mal gusto a los que, sin embargo, no se puede censurar por el mismo motivo por el que también está mal que el Ayuntamiento de Madrid censure a grupos “progresistas”. Se pongan como se pongan: es el mismo rasero sostenido por diferentes manos.

Estos sí que saben de censura

Los que saben de censura y de prohibir conciertos porque la letra no les gusta son los que se manifiestan recordando el franquismo. Seré muy corto, pero no puedo entender que cuarenta años después, quienes eran niños en aquella época quieran recuperarla. ¿Qué les mueve? ¿Qué añoran? Puedo imaginar la respuesta. Hasta 20 actos similares de apología del franquismo se han realizado en España este 2019. Actos que no vemos tanto en los medios como los recibimientos a presos de ETA, ese otro tipo de evento en el que el homenajeado es también un fascista con asesinatos a sus espaldas.

Encarecer no es cambiar un modelo de consumo

Sí estoy de acuerdo en que consumimos muchos procesados innecesariamente y que esa elaboración conlleva una serie de consumos poco sostenibles a largo plazo. No es que esté de acuerdo, es que es una evidencia que llevamos décadas conociendo. En lo que no puedo estar de acuerdo es en encarecer alimentos básicos como la carne, vía impuestos añadidos, para sufragar ese coste, como propone Alemania. La consecuencia puede ser justo la contraria: filetes para los ricos y para los pobres… Procesados ultracongelados con más azúcar que proteína. Bien por al anuncio… Cuidado con la medida.

Cuando haces cosas sin pensar

Cuando eres adolescente y haces cosas sin pensar, movido por una moda y un grupo de amigos con los que chateas, acabas robando cerdos en granjas porcinas sin tener en cuenta las medidas sanitarias suficientes para ti mismo ni lo que puedes contaminar en esa misma planta. No estoy hablando de vándalos por diversión, hablo de vándalos convencidos de que están liberando a seres vivos, según ellos, maltratados por la industria alimentaria. Evidentemente, un pollo, un cerdo y una vaca de una granja van a morir para que comamos, y estos niñatos merecen una buena multa por la tontería.

¿Dónde está el modelo de negocio?

Ya me sé la teoría: Uber, como tantas otras grandes empresas de base tecnológica e ingeniería financiera, se tiran años perdiendo una milmillonada y sobreviviendo gracias a las rondas de inversión hasta que, por fin, entran en zona de ganancias. Pero sigo sin entender que en la práctica esto tenga sentido: solo más de 5.000 millones de pérdidas en el primer semestre de este año que se acumulan a las de todos los demás años desde su nacimiento porque Uber nunca ha sido rentable. Ellos pintan el futuro en verde, pero la competencia crece y los precios tienen que bajar. ¿Dónde está el modelo?