Gracias a Ibai Llanos y al fútbol (primero, la Copa América; después el fichaje de Leo Messi y, finalmente, su debut en el PSG), muchos han empezado a hablar de Twitch. Pero la herramienta ya era un fenómeno antes: un medio de comunicación vía App con un modelo de negocio propio que alcanzaba a un mercado maduro integrado por personas jóvenes. La cuadratura del círculo. Pero como en todo universo creado digitalmente hay fallos: la pasada semana convocaron la primera huelga de streamers (personas que alimentan sus canales) por las campañas de odio que se generan con demasiada facilidad en la plataforma.
Con las normas de siempre
Aunque estemos hablando de entornos virtuales, no puede haber huelga sin sus esquiroles: El Rubius argumentaba que no se sumaba porque por contrato tenía que emitir ese día. Es evidente que Rubén Doblas no tiene ni idea de en qué consiste una huelga, pero también es cierto que estamos hablando de la persona que encabezó la fuga a Andorra de las estrellas on-line porque los impuestos le parecían un robo. Hoy, como siempre, o es un ignorante o toma por tontos a sus seguidores. Lo rocambolesco es que generó una campaña de odio contra su persona en Twitch el día de la huelga para protestar contra ese tipo de sucesos.
¿No se dan cuenta?
Me parece bien que un partido político condicione su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado a las medidas que el gobierno español vaya a tomar para frenar la escalada de los precios en la luz. Pero no tiene ninguna lógica que ese partido sea uno de los dos en el consejo de ministros. La lectura es tan sencilla que me sorprende que nadie se haya dado cuenta en Podemos: si este es un partido igual de útil en la oposición que en el gobierno y, además, en la bancada de enfrente resulta más coherente y, por lo tanto, menos desasosegante al votante, ahí es donde le mandarán las papeletas.
Pero muy campechanamente
Juan Carlos I salía con otras mujeres mientras estaba casado, pero lo hacía de una manera muy campechana. Juan Carlos I simpatizaba con regímenes absolutistas y millonarios, pero lo hacía de una manera muy campechana. Juan Carlos I dio tarjetas black a sus nietos, pero lo hacía de una manera muy campechana. Juan Carlos I se marchaba a cazar como un millonario mientras era jefe de estado en España, pero de una manera muy campechana. Ahora sabemos que la fiscalía cree que “se enriqueció con comisiones y negocios internacionales” (República.com), pero, por supuesto, lo hacía de una manera muy campechana.
20 años de sí pero no
Se cumplen 20 de la Wikipedia, esa enciclopedia “abierta” que se comió la difusión de las versiones digitales de aquellas colecciones de tomos (¿quién no recuerda la Encarta?). Se cumplen 20 años de un error, por lo tanto, el de percibir esta página web como un elemento de información. Que sí, que las editoriales también tienen sesgo, pero en pocos casos será tan escandaloso como en la Wikipedia. La idea original era buena y su desarrollo, fascinante, pero rápidamente llegó la decepción. Hoy, Wikipedia puede ser orientativa, una primera consulta, pero 20 años después tenemos que conocer y dar a conocer sus enormes limitaciones.