Por supuesto que Arnaldo Otegi sabe que las reticencias de EAJ-PNV al decreto sobre la energía del gobierno español tienen que ver con la viabilidad de las empresas y no con ningún favor a las eléctricas, pero eso le da igual. Aitor Esteban le afea en Twitter su “demagogia sin responsabilidades” y aventura, porque lo hemos visto todos, que cuando haya cierre de fábricas, el de Bildu “irá a manifestarse en defensa del empleo”. Pero todo eso no importa nada a Otegi: él ya ha escogido bando, el del populismo para intentar colar a la ciudadanía una verdad parcial. Lo que lleva haciendo toda la vida, vamos.
Encantado y encantada con sus redes
Arnaldo Otegi, como Isabel Díaz Ayuso, están encantados con sus redes sociales digitales que les permiten conectarse a esos miles de personas que necesitan compartir sus obsesiones, encontrar a quien las comprenda, tranquilizarse junto a sus semejantes (por eso comunidades como las que se crean en torno al de Bildu o a la del PP son tan numerosas y activas) porque en el fondo saben que algo falla en lo que defienden. Arnaldo apuesta por una Euskadi engañada. Isabel, por un Madrid enervado y reaccionario, que ponga el grito en el cielo porque a su líder le han baneado una foto en Instagram durante una corrida de toros.
El objetivo es el mismo
Bildu y PP comparten el mismo objetivo y las mismas estrategias. En el fondo, lo único que les diferencia son matices en lo ideológico y lo discursivo porque en el Parlamento Vasco coinciden más que disienten en las votaciones. Lo suyo es desgastar al partido del lehendakari y el presidente español, deshacer las coaliciones de gobierno, contar votos de fascistas para alcanzar las mayorías suficientes. Y si para ello tienen que apoyarse en una crisis sanitaria y económica sin antecedentes, lo hacen. Sin arrugarse, sin sonrojarse, sin preocuparse de si se parecen los unos a los otros tanto que solo les diferencia la cámara que les enfoca.
No tenemos excusas
Fue Otegi, precisamente, el que intentó armar una excusa peregrina sobre la violencia y los botellones, hablando de un modelo de ocio importado (¿en contraposición al modelo de violencia, al que considera nativo por su propia experiencia?). Después del ataque de un estudiante armado en la UPV/EHU, el periodista Beñat Gutiérrez acierta en su análisis: “Parece que una parte de la sociedad vasca es incapaz de hacer ningún tipo de autocrítica. Los botellones eran culpa de ocio neoliberal y lo de hoy de Leioa, del estilo de vida americano. Como si fuésemos una especie de Milhouse siempre víctima de las malas influencias”.
Una competición adulterada
Otro periodista, Endika Río, recuerda en Twitter que, en las ligas de nuestro entorno, “ninguna aplaza sus encuentros para contar con los jugadores de la Conmebol”. La española, sin embargo, si permitirá que el partido entre Real Madrid y Athletic de Bilbao se celebre cuando a los blancos les venga mejor. Así de sencillo: si tres jugadores se les van es necesario aplazar el partido. Eso adultera la competición claramente, igual que un calendario con demasiadas fechas significativas y unos horarios, con la pésima excusa de la televisión, que perjudica siempre a los mismos. Qué asco de liga.