Y ahora, ¿qué?

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Después de su pacto con IU, Pablo Iglesias ya no puede decir que ellos no tienen ninguna deuda con los bancos: ¿o va a prohibir que los de Alberto Garzón paguen parte de los créditos adquiridos con lo que capitalicen del Estado? No es cierto, tampoco, que sus diputados donen a ONG parte de sus salarios: uno a uno van confesando que los destinan a Podemos o La Tuerka. Y la última: IU habría financia irregularmente candidaturas de coalición con 1,5 millones de euros que no salían de cuentas electorales, según el mismísimo Tribunal de Cuentas.

Los amigos de Rahola

Pilar Rahola me parece el ejemplo perfecto de cómo en la política algunos se piensan que todo vale… Y se equivocan: no le importa ser usada como monigote o piñata mientras le saquen en la tele y le paguen. Con la notoriedad vende libros e influencia, y con el dinero vive bien y monta fiestas, como esa en la que participó Carles Puigdemont (muy, muy casposa) y en la que, según El Confidencial, habría empezado a forjarse un nuevo círculo de influencia (y defensa) del President. Todo por la pasta. O por la patria.

Pokemon Go, la mina de oro

Me cuesta creer la cifra que ofrecen en El Español: 10 millones de euros al día. Eso sería lo que gana la empresa que ha desarrollado Pokemon Go. Pero, ¿cómo? ¡Si es gratis! En principio, sí lo es, pero hay “ayudas” que los usuarios más impacientes pueden comprar… Y lo harían hasta alcanzar esa cifra diaria. Además, el modelo de negocio tiene otra variante: las multinacionales que siempre quieren llegar a los grandes públicos ya habrían preguntado por cuánto cuesta tener Pokemons en sus establecimientos. Y la empresa seguro que tenía la respuesta preparada.

¿El acceso al porno es un riesgo?

El debate que plantean en Magnet es realmente interesante: “El psicólogo Gary Wilson, sostienen que esta sobreabundacia de estímulos sexuales es uno de los mayores experimentos sociales nunca vistos. ‘En diez minutos, cualquier usuario de Internet puede ver más tías buenas que cualquier antepasado suyo en varias vidas’, dice Wilson no sin algo de razón. Y no sabemos qué consecuencias tiene eso”. “¿La pornografía nos hace más violentos?”, se preguntan. Y la respuesta parece que es: “No”. Los estudios que vinculan pornografía y violencia sexual no parecen demasiado consistentes.

La microsegmentación puede no ser efectiva

Otro temazo: en The Wall Street Journal se hacen eco de la reflexión en voz alta sobre la inversión publicitaria on-line que ha realizado P&G, una empresa que comercializa productos para la belleza (aquí son conocidos por sus champús, sobre todo), de limpieza y para animales, y que es una de las que más dinero invierten en publicidad en todo el mundo. Pues bien: a ellos la microsegmentación que ofrecen herramientas como Facebook no les ha dado mejores resultados que otras acciones generalistas.