“Los jueces” que “equiparan el acoso que padecen en Cataluña al que vivieron en Euskadi con ETA” cometen un error. Meter a ETA en el tema catalán, en general, lo es. Y de los gordos. También se equivocan los que intentan blanquearnos su propia historia en Euskadi con la actualidad catalana porque los atropellos que está sufriendo una ciudadanía que nunca optó por la violencia no son comparables con los que recibieron unos grupos que sí la defendían o practicaban.
Ilegalizarlo todo como opción
Josep María Mainat denunciaba con acierto que se considere incluso investigable que en un partido de fútbol del Reus se desplegara una senyera (la bandera oficial de Catalunya, no una estelada) gigante. Pero así es: la Federación Española de Fútbol ha abierto un expediente disciplinario al club por este acto. ¿Por qué? ¿Qué tiene de ilegal? ¿Qué tiene de provocación que no tuvo, por ejemplo, la bandera española en las camisetas del Las Palmas en el Camp Nou?
España en una portada de Interviú
“De víctima de ETA a independista”, “sacerdotes, frailes y monjas” y las familias de la casa cuartel en Vic que se mojan con el tema catalán. Una diputada de la CUP que homenajea, precisamente, a la Guardia Civil, tatuajes y la senadora alavesa de Podemos que defraudó con su VPO como desnudo (no se ve ni media teta) de portada. Según el escritor vasco José Antonio Pérez, “Deberían dar esta revista en todos los vuelos internacionales con destino a España”.
Emoticonos, no
Ni siquiera ante un hecho tan grave como los incendios en Galiza el community manager del ministerio de Defensa dejó de publicar emoticonos: un bombero, un camión y, por supuesto, una bandera española. Por lo menos no puso el de las llamas. Pero, en serio: ¿qué aportan? Que me lo expliquen, por favor. Para mí es la muestra más evidente de falta de creatividad en quien comunica. Por lo menos, escribió todas las palabras por completo y los signos de puntuación.
Colaboración de las tuiteras
Hace unos días expresé en Twitter mi sorpresa ante el tuit de Adirana Andolini, que pedía colaboración a sus seguidoras en esta red social porque estaba “escribiendo sobre feminismo islámico”. Me respondió airadamente y luego borró el tuit, y eso que admití que puede que me haga viejo y que mis métodos, como el elegir y llamar yo a las fuentes, estén quedando desfasados pero, ¿todo lo nuevo por el mero hecho de serlo es mejor? Casi siempre, sí. Lo sé.