El tema se está poniendo peliagudo: empresas como Airbnb han cambiado el modelo de negocio y, ahora, cualquiera puede poner en una web su piso de alquiler por noches. Es la alternativa al hotel o al apartamento vacacional tradicional. Pero modifica el mapa de acceso a la vivienda: en Madrid y Barcelona los propietarios prefieren este modelo, hay mediadores que se encargan de preparar los pisos y dejar las llaves… Pero quien no quiere una hipoteca sufre el problema del encarecimiento y de la falta de oferta en zonas céntricas.
Sí al titular
Los que vivimos de contarlo tenemos que tener mucho cuidado con las transformaciones del lenguaje con las que nos provoca Internet. Para empezar, empresas como Airbnb, que acabo de citarles, no son “colaborativas”. Y para seguir, me sumo a la petición de Carmen Jané: sigamos apostando por el titular en Internet. Y huyamos de esa práctica horrible de buscar el clic por medio de frases como: “Lo que sucedió después te sorprenderá” y similares que empobrecen intelectualmente a la profesión.
Pues mal vamos…
Mi experiencia con los expertos de la Ertzanitza es bastante diferente a la que cuenta la Policía Nacional en El Confidencial. Pero si en estas manos están quienes denuncian a acosadores o estafadores on-line, malo: “Estamos hartos. No damos abasto, muchos jueces no tienen ni idea y muchísimos compañeros nos tratan como si fuésemos policías ‘de segunda’ y nos boicotean el trabajo. Esto te lo puedes esperar de un político o de un delincuente, pero no de quien se supone que está aquí para ayudarte”.
Sí: 8.000 € por foto
Estamos hablando de un “top” mundial: 8.000 euros por foto y un viaje gratis a un lugar paradisiaco. Ese es el modelo de negocio de una pareja que ha logrado vivir (muy bien) gracias a Instagram. Lo cierto es que lo que cobran no se publica en blogs, pero ya habíamos oído que 2.000 € es un precio razonable de un “influencer”, y en Magnet leíamos ayer que 3.000 por una paquete de dos fotos también está normalizado. Lo peor: que nadie avisa de que es publicidad.
Corea del Norte exporta mano de obra
En la web de Panenka (esa revista que habla de fútbol, pero no solo del juego) leemos que, por lo menos, 110 obreros de Corea del Norte han trabajado en las obras del Zenit Arena, en San Petesburgo, que será una de las sedes del Mundial en 2018. Al parecer, el régimen norcoreano exporta mano de obra barata: unos trabajadores a los que califican como “esclavos y rehenes” quienes han estado a su lado. En el texto también ofrecen cifras desorbitadas que apuntan a posible corrupción en la construcción de instalaciones como esta.