Una buena noticia

He tenido que ir comprobando cada afirmación de Jose Mansilla en su hilo de Twitter sobre Airbnb, y todas tienen un respaldo en forma de noticias en medios reconocidos. Crudamente, este antropólogo anuncia que la empresa de alojamientos que no tiene ni un piso en propiedad “está a punto de petar”. Un exceso de oferta, la inflación y una regulación cada vez más restrictiva son los principales ingredientes de una crisis que se va cocinando. Especialmente relevante es el efecto dominó de quienes compraron pisos para alquilarlos por días y ahora tienen que hacer frente a hipotecas carísimas durante años.

Vaya mierda de falso dilema

¿Qué preferimos, que la Armada española gaste de nuestros impuestos 1,8 millones de euros en un barco de regatas para Felipe VI y sus amigos, o en “municiones, minas y artefactos explosivos” (Vozpópuli)? Ese es el debate, más cercano al falso dilema, que plantea España. Dinero para las aficiones de rico del rey o para destrucción. Por otro lado, si esas armas son de las que se cederán a Ucrania para defenderse de Rusia, podría llegarme a parecer bien. Pero que el ejército español (¿quién si no?) haya filtrado el chantajito me parece radicalmente mal. Ya sabíamos en qué gasta el dinero la armada, que no nos tomen por tontas ni tontos.

Y esto, ¿quién lo paga?

Si el barco de competición de Felipe VI lo pagamos nosotros (y si no lo hacemos, seremos responsables de la muerte de alguien), lo lógico es que piense que el silencio de Iñaki Urdangarin también lo estamos sufragando a escote, que nada es caro. En 20 Minutos recogen que los cálculos que se habían filtrado (6.000 euros al mes y viajes gratis) no son los reales: el ex de la infanta Cristina ya se habría embolsado un millón de euros y su asignación mensual puede rondar los 25.000 euros, gracias a un acuerdo de divorcio que asegura su silencio y su enriquecimiento. ¿Quién está pagando la ronda?

El empresario de la izquierda

Pablo Iglesias le debe mucho a Jaume Roures, por eso le hace esas alabanzas tan acarameladas que nos sorprenden, acostumbrados como estamos a que el líder de Podemos nos eche una bronca cada vez que habla. Hoy sabemos que ese empresario de los medios que necesita la izquierda pretendía pagar sus impuestos en Suiza y no en España por el negocio de Mediapro con la retransmisión de la Champions League. Patriotismo, sí, pero pequeño. Izquierda, sí, pero para vender. Lo que tengo claro es que, cuando Canal Red acumule pérdidas, Roures dejará sin juguete audiovisual a Iglesias y pasará a un yolandista más.

[Actualizaci´on a 19 de septiembre de 2023. Por medio de un burofax, el propio Jaume Roures solicita que realicemos la siguiente publicación. Copio y pego a continuación.

«GRUP MEDIAPRO NIEGA QUE INTENTARA PAGAR IMPUESTOS EN SUIZA Y NO EN ESPAÑA
El artículo que hoy se rectifica hacía referencia a un procedimiento administrativo instado por Grup Mediapro que no tiene como fin que la compañía pague o no impuestos en Suiza, sino determinar la calificación de las rentas satisfechas por la venta de derechos de retransmisión efectuadas por la UEFA u otros proveedores extranjeros, esto es, si dichos derechos son derechos de autor o grabaciones televisivas, con el fin de poder cumplir con las obligaciones fiscales de retención dispuestas en la Ley de IRNR y en los Convenios para evitar la doble imposición. En ningún momento Grup Mediapro ha dejado de cumplir con sus obligaciones tributarias y en concreto con aquellas relativas a su papel de retenedor por IRNR derivadas de la adquisición de derechos de retransmisión».
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¿Algo más que porno?

Si yo asesorase a alguien que quiere explicar sus habilidades y conocimientos on-line y cobrar por ello, no le recomendaría que eligiese OnlyFans. Y menos si es una chica. Por muchos esfuerzos que haga la plataforma en campañas de promoción, la marca está relacionada con la pornografía y, en mi opinión, con un cambio más profundo: el pago por contenido erótico. En EPE me sorprende el caso de Alba Sánchez, una copilota que explica en qué consiste su trabajo por este medio. “Sánchez es una de las creadoras de contenido que forman parte de la apuesta de OnlyFans por volver a sus orígenes”, aseguran, vía patrocinio.

Si eres pobre te quedas en tierra

No me parece mal que suban los precios de los billetes de avión: contaminan mucho y el negocio del turismo global está haciendo que las grandes ciudades y las playas más famosas se parezcan entre sí tanto que no merece la pena el esfuerzo de visitarlas. Lo que ni entro a discutir es que está radicalmente mal que los gobiernos se planteen cómo dejarnos en tierra y no hagan lo mismo con las y los propietarios de los aviones privados, que contaminan muchísimo más. En Diario del Viajero reflexionan sobre ello y sobre el modelo francés, que “ya vetó el pasado mes de mayo todos los vuelos cortos que tienen una alternativa en tren”.

Los pagamos las amas y los aitas

Me ha hecho mucha gracia este titular en Xataka: “Apple ha ganado entre los jóvenes. Tanto, que usar Android es un meme para muchos”. Me ha hecho gracia porque en la mayoría de los casos, esos iPhones para las y los jóvenes los pagamos las amas y los aitas. Así que Android no es solo el teléfono barato (algunos valen igual que un iPhone, ojo), es también el teléfono de las y los viejales, y de las y los pobres o agarrados. Claro que sí, guapis. Un diez a la estrategia de marketing de Apple y un cero a nuestra propia visión crítica: el éxito se basa en la alta calidad de los vídeos que la chavalada usa, en su mayoría, para subir mierdas a TikTok.

“El crecimiento personal nos idiotiza”

Tal vez debería de haber empezado la columna con la reflexión de Carlos Javier González sobre cómo las “máximas del crecimiento personal nos desapropian de uno de los elementos más esenciales de una sociedad sana en términos de comunidad: la capacidad para sentirnos afectados por los demás”. No sé si fue por culpa de la pandemia y el confinamiento o este trauma solo sacó a la luz lo que éramos, pero nos hemos convertido en una suma de individualidades egoístas incapaces de pensar como colectivo, de reflexionar sobre cómo lo que yo haga afecta a otras personas, qué pasaría si todas y todos hiciéramos lo mismo.

Va bien, tranquilidad

Pocas cosas habrá más exclusivas e individualistas que la monarquía. Hablemos de ella: Leonor de Borbón va bien en el ejército. Y si no va bien, da igual: “Independientemente de sus calificaciones, Leonor recibirá siempre la máxima puntuación para recibir las condecoraciones de todos los ejércitos” (El Nacional). Y si la pobre no llega al mínimo en las pruebas físicas (a pesar de haber tenido un entrenador personal durante el verano), nadie le pide que las haga. Por lo demás, es igual que el resto de cadetes: duerme con otras nueve personas y tiene un armario muy pequeño. Pero tiene una sala privada para ella, no sea que se agobie.

“Sus ventajas”

Pero volvamos al concepto de “lo colectivo”, “lo colaborativo” esa idea que ha sido tan pervertida para que unos pocos obtengan beneficios particulares: “Airbnb subraya sus ventajas frente a los hoteles en una nueva campaña” (Reason Why). Ni en el titular ni en la noticia explican que esas “ventajas” son todas aparentes y a corto plazo en el caso de las y los usuarios, y plenas, por supuesto, para las y los inversores. La realidad es tozuda y nos muestra que Airbnb beneficia a propietarios de vivienda y de la herramienta, pero a medio plazo nos perjudica a todas y todos saturando ciudades y encareciendo los barrios.

Podemos se deshace

Más allá de la negociación, o lo que haya sido, entre Podemos y Sumar, esto que tuitea Ícaro Moyano sobre los 52.000 inscritas e inscritos que votaron por ella es bastante interesante: “Por ponerlo en perspectiva: más de 180.000 votaron sobre el chalet de Galapagar. Más de 130.000 votaron sobre el gobierno de coalición. No les interesa ni a ellos”. Es cierto que la votación ha sido exprés, pero no lo es menos que todos el mundo estaba pendiente de la negociación que se estaba dando mientras “la gente” votaba. ¿Qué buscaba Podemos? ¿Qué legitimidad ganó? ¿Alguien se acordó de los “círculos” a última hora y pensó en el qué dirán?

¿Quién justifica esto?

Hace tiempo que me caí del guindo: no creo en los ataques de falsa bandera cuando sirven para justificar a Rusia (lo del Nord Stream 2 es un ataque estadounidense que tiene que ser juzgado y castigado. Punto). Y más cuando las excusas de “falsa bandera”, además de coincidir con la contraofensiva de Ucrania (demasiado anunciada) van acompañadas de esto: “Los rusos nos bombardeaban mientras intentábamos ponernos a salvo del agua en Jersón” (El Independiente). Y esto, ¿cómo se justifica? ¿Quién lo hace? ¿Quién compra la mercancía averiada de Rusia porque quiere? Creo que me hago demasiadas preguntas últimamente.

Cuestión de herencias

Ellas y ellos lo heredaron y nosotras y nosotros, también: sus privilegios, sus propiedades son las que no tenemos porque trincaron, nos lo trincaron, en algunos casos, y nadie, absolutamente nadie, ha hecho casi nada por restituir lo robado: “Los bisnietos de Franco impresionan al sector como promotores de viviendas de lujo” (Vozpópuli). Y no solo le dan a los pisos (de 7,5 a 12 millones), también a los hoteles de alta gama. Lo suyo siempre fue eso: vivir a lo grande. Y lo nuestro, por supuesto, lo pequeño, lo que nos dejaron. Lo siento, pero ante esto no tengo dudas y soy agresivo: al pijo, ni agua. Y menos, al pijo fascista.

Correcto

Me hago viejo y gruñón, y empiezo a creer que viajamos por encima de nuestras posibilidades: ni económica, ni medioambiental, ni personalmente compensa ver sitios masificados que, cada vez más, se parecen unos a otros. Y algunos servicios como Airbnb, lejos de democratizar el turismo, han servido para enriquecer a quienes más tienen y para descontrolar la presencia de turistas en las ciudades. Así que noticias como esta me parecen bien: “Florencia pone coto a Airbnb en su zona histórica al prohibir los alquileres turísticos” (El Economista). Sé que esto va en mi contra porque al final viajarán solo quienes puedan. Pero da igual: ya lo hacen.

Qué malos son

En El Periódico de España lo tienen claro: “La Liga del descrédito de los árbitros: Negreira, Vinicius, fallos garrafales y un órdago de Tebas y Florentino”. Yo, también: el VAR solo ha servido para que siete árbitros constaten que son peor que cuatro. Esto es una evidencia a cámara lenta y con líneas de colores. Y lo de Negreira solo ha servido para poner cifras a lo que todas y todos sospechábamos. Y que no me vengan con excusas, que todos hemos visto hasta agresiones de jugadores del FC Barcelona a los del Athletic en San Mamés. Son malos, muy malos. Y son corporativistas. Lo peor es que el año que viene serán los mismos.

Teletrabaja tú todo el año

Brian Chesky, director de AirBnb, ha decidido demostrar que es posible unir teletrabajo y vacaciones todo el año y, además, que su empresa es la mejor para hacerlo, y va a cambiar de casa en AirBnb cada dos semanas para lograrlo. La idea me parece horrorosa: cuando uno trabaja y está de vacaciones a la vez, en el fondo, trabaja. Y esa demostración solo vale para quien viva en una burbuja en la que se piense que el trabajo se hace desde el ordenador y “olvide” que la mayoría de personas que usan AirBnb no podrían tener ese modo de vida de niño pijo que se aprovecha de las propiedades y el trabajo de los demás.

Por fin

Este titular de El Independiente es uno de esos que sabíamos que íbamos a leer, pero no sabíamos cuándo: “Anticapitalistas se constituye como partido y busca rentabilizar el descontento con Podemos”. De hecho, Teresa Rodríguez y el eurodiputado Miguel Urbán ya habían roto con la formación morada en 2020 y la creación de la nueva opción política se ha retrasado por la pandemia. Es más: ya fueron partido, pero se reconvirtieron en asociación para ayudar en la fundación de ese Podemos al que ahora acusan hasta de “neoliberal”. Mientras tanto, aseguran que “ellos no se han movido de sus posiciones políticas”. Pues eso.

Y este, ¿dónde va?

José Luis Martínez-Almeida no me gusta por su pacto con Vox, por cómo accede a barrabasadas ultras sin que parezca que le importe mucho, ni por cómo ejerce la portavocía nacional del PP, con ese tono de chulo de barrio rico. Pero me niego a llamarle “carapolla”, como hacen muchos usuarios de Twitter. Y si me parece mal ese insulto gratuito, como todos los insultos gratuitos a quienes se han metido a gestionar lo de todos, peor me parece que lo exprese en sede política un representante: lo ha hecho Alberto Cubero, concejal de Podemos en Zaragoza, al que la ocurrencia le pareció divertidísima. Pues no lo era.

Los amigos del rey

La vida de Juan Carlos I en Emiratos Árabes es una incógnita. Solo sabemos que vive como un millonario en un país lleno de lujos. Pero, ¿con quién sale a cenar, uno de sus planes favoritos? Mala señal para la Casa Real española que conozcamos a los amigos del emérito así: “Interpol busca al traficante de armas amigo del emérito y complica su regreso a España”. “Abdul Rahman El Assir, amigo cercano de Juan Carlos y a quien frecuenta en Abu Dabi (…) se enfrenta a una pena de ocho años de cárcel y el pago de una multa de 73,9 millones de euros, que se suma a una indemnización de 14,7 millones a la Agencia Tributaria” (La Política Online).

El fútbol, en abierto

En Palco 23 han hecho un repaso de los acontecimientos con más audiencia del año pasado y destaca, claramente, la Eurocopa en varios países. No solo entre los del año: este curioso torneo ha sido más visto que las ediciones anteriores por un motivo muy simple: “A más partidos, más audiencia”. Se refieren en el digital deportivo a partidos en abierto. Y es que la correlación sí indica causalidad: el fútbol pierde espectadores e interés desde que se ha exclusivizado y se ha vuelto de pago, y cada vez que se emite en abierto genera expectación y nuevos seguidores. Solo falta que los que cobran por pensar en estas cosas se den cuenta.

Un estado fallido

Un estado fallido es aquel que, más allá de la imposición territorial, incrementa el sueldo a sus funcionarios a la vez que sube la cuota de sus trabajadores autónomos. Es así de sencillo en España: las gallinas que entran por las que salen, que las cuentas sean sostenibles durante la legislatura y, sobre todo, que los que más fuerza sindical tienen molesten menos. Así se llega a este juego de suma cero, millón arriba, millón abajo. Y sobre todo, a este juego de ruido cero: porque las y los autónomos nos quejamos menos, hacemos menos huelgas y tenemos menos impacto en los medios y los votantes. Importamos menos. Pero pagamos más.

Ya doy yo una idea

Y que no se te ocurra, pobre autónomo, intentar colar como gasto de empresa o representación el traje que usaste para una boda o una comida que no sea un menú del día para uno, que los funcionarios de Hacienda pueden darte un repasito. Qué pena que no metan tanto miedo a las y los legisladores, por ejemplo, para que puedan echar sus redes sobre AirBnb, que “paga en España sólo 870.000 € de impuesto de sociedades en una década” (EPE). Pero desgravar el gasto eléctrico de mi casa para poner la calefacción, aunque trabaje desde ella, es tal lío que mejor pongo una habitación en alquiler.

O dos

Entre el estado que nos exprime y quienes no paran de darnos lecciones, las y los autónomos de a pie, los que pasamos facturas que hacemos en nuestro ordenador, estamos achicharrados. Así que no me corto y celebro que, aunque sea lejos, la justicia haya puesto en su sitio (la cárcel) a una de esas que venden un modelo de negocio inexistente o basado en un potencial indemostrable pero que levantan (y se levantan) millones en las rondas de financiación. Elizabeth Holmes llegó a comandar una empresa valorada en 9.000 millones de dólares porque había desarrollado un analizador de sangre que resultó ser un fraude.

O tres

El reportaje en El Independiente sobre Evergrande, el gigante inmobiliario chino al que el régimen oriental ha puesto cerco, es la segunda muestra que leemos en poco tiempo de que la dictadura se ha puesto firme con quienes se enriquecen desmesuradamente en aquel país. Y no me parece mal, que conste, aunque por principios me parezcan mal todas las decisiones que tomen los totalitaristas. En este caso, cortar esos beneficios escandalosos y virtuales es una necesidad, sí, pero como sociedad global: no nos lo podemos permitir ni aquí ni en la China Popular, parafraseando a Josep Lluis Carod Rovira.

Nos hacen viejos los hijos… Y Blackberry

La semana pasada nos enteramos de que nuestras BlackBerry se han apagado para siempre. Mi primer smartphone, que me facilitó la vida de verdad con su teclado físico y su agenda de contactos o de citas, no volverá a encenderse jamás: la empresa ha decidido inutilizar todos los terminales que siguen en los cajones y que ya “se convierten en pisapapeles” (Microsiervos). La noticia ha hecho que me dé cuenta de lo mayor que soy y de los años que llevo ya haciendo mi trabajo, y ha devuelto a mi memoria imágenes como los primeros eventos tuiteados. Qué jóvenes éramos. Y qué efímero es nuestro trabajo.