El nivel

En el completamente desacertado tuit de Óscar Puente hay dos errores que sobresalen: el primero, creer que acierta porque es Isabel Díaz Ayuso a la que responde. Le aplaudirán los suyos, no lo dudo, pero quienes miramos desde fuera vemos a un tipo contando un chiste que solo a él le hace gracias. La segunda, el tono: “Tranquila Presidenta. Céntrate en construir líneas de metro sin derribar las casas de nadie, que de los problemas que tenga la red de cercanías de Madrid ya se ocupa el Gobierno de España”. Puente es un ministro: que se comporte como tal aunque Díaz Ayuso no lo haga como debe.

Correcto

Una de las cosas que más me gusta de la entente entre EAJ-PNV y Junts es leer las interpretaciones de la caverna. La de Bildu y ERC la resuelven rápidamente: son rojos. Pero la de los partidos realmente lacerantes para España la llevan claramente peor: “El objetivo final no es otro que arañar cuotas de poder que satisfagan la pulsión secesionista asegurando el dominio de parcelas estratégicas del tejido productivo y acaparando los recursos indispensables para financiar los programas de emancipación de las dos grandes comunidades históricas de Cataluña y el País Vasco”, escribe José Antonio Navas en The Objective.

Revisionismo para hooligans

Sin Internet, pero especialmente sin la obsesión por lo políticamente correcto, no sería posible el revisionismo: las mentiras históricas solo se atajan de una manera, con contundencia. A partir de ahí (y cuando digo “ahí” hablo de consensos básicos) construimos. Así que, no, no voy ni a cuestionar lo ridículo y, a la vez, doloroso que supone el hilo en el que Unai Cano asegura que “si hoy vive el euskera es porque Franco quiso. Pero se agarran a que no lo convirtió en idioma oficial para vender una falsa ‘opresión’”. Decía un buen amigo que cuando crees que no cabe un tonto más hacemos hueco. Pues en Twitter siempre hay hueco.

Sí toca

“El Tribunal Supremo no admite a trámite el recurso de casación de RTVE sobre la sentencia previa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Esta obligaba a la readmisión inmediata del guionista Bernat Barrachina, autor del rótulo ‘Leonor se va de España, como su abuelo’”. Celebro que el velo hacia la corona española parezca cada vez más rasgado, aunque siguen haciendo remiendos (como en la jura de Leonor, también en RTVE). El juzgado y el Tribunal Supremo entendieron que si el ente público español pudo despedir al periodista aunque trabajaba para una productora, le toca al mismo ente hacerse cargo del mal proceder.

¡Salvado!

Leo en el Huffington Post que “Ayuso diluye la Oficina del Español dos años después de su creación” y doy por hecho que lo hace porque ha logrado salvar ese idioma del peligro que le acechaba. “Toni Cantó fue su primer director a razón de un sueldo superior a los 75.000 euros”, recuerdan en el digital, seguramente, para ser justos con el héroe que salvó el idioma y para recordar que semejante gesta vale mucho más que esos 75.000 pavazos al año. Celebrémoslo: puedo y podré seguir escribiendo en español palabras como “chiringuito” gracias a la labor de Cantó y Díaz Ayuso durante dos importantísimos años.

La guindalera

La columna va hoy, casi en su totalidad, de periodistas y medios. Prefiero dejarlo claro al principio para que quien lleve mal el corporativismo se ponga a leer otro contenido en DEIA. Empiezo por esta reflexión de Lourdes Pérez en Twitter: “‘Esperaba de Urrutikoetxea un discurso más conciliador que el de la entrevista’, dijo ayer Évole en el pase de su película en Donostia. ‘Josu Ternera’ y conciliador en la misma frase. No sabemos, o no queremos saber, con quién nos jugamos la verdad de lo que nos pasó”. No critico la peli porque no la he visto, pero sí el punto de partida de un entrevistador al que todos sus diálogos le dan la razón.

¡A la mierda!

El País lo ha contado mejor que nadie: “La ‘foodificación’” es eso “que sufren los destinos vacacionales, con una oferta culinaria cada vez menos identitaria, más estandarizada y cara que ahuyenta al vecino y precariza el mercado de trabajo en la hostelería”. Soy un defensor convencido de la hostelería de parroquia, de ese bar en el que puedes comer aunque te hayas dejado la cartera en la chaqueta de ayer porque vas casi a diario. Pero aborrezco con todas mis fuerzas las mierdas para turistas cuando viajo y, especialmente, en mi ciudad. Y no, la culpa no es del turista (que somos todas y todos), sino de esa hostelería. Hablemos claro.

“Libertad”

El PP hizo suya la “libertad” y parece que ahora van a por la “igualdad”. Significativamente, las y los de Núñez Feijóo y Díaz Ayuso son quienes abanderan la libertad pero para lo suyo, como decía Jaurma. Porque la libertad de prensa no les parece ya tan bien: “Un grupo de manifestantes increpa a un equipo de RTVE en la manifestación del PP contra la amnistía: ‘¡A prisión!’”, es la noticia de El Mundo que ha llegado a la portada de Menéame. Es gracioso que quienes abrazan la libertad están en contra de la de algunas y algunos políticos y quieran privar de ella a periodistas del ente público. Con esto Ignaitius Farray te hace un programa de radio.

Va a ser que no

Entiendo el subidón de estar delante de miles de personas, entiendo la presión de Díaz Ayuso y Aznar, entiendo que un político gallego del PP tenga como referente a Rajoy, pero no entiendo que Núñez Feijóo sea tan torpe en sus alocuciones: “Acusa a Pedro Sánchez y a sus socios de ‘indignidad’ y de ‘fraude’ electoral” (El Independiente). Hoy los socios de Sánchez son todos los partidos del Parlamento salvo Vox, UPN y Coalición Canaria. Es decir: el PP está condenado a entenderse con ellos más adelante y acusarles de esa manera no parece una idea brillante. Por no hablar de que no hay nada más indigno que contar con la extrema derecha.

El circo

Este tuit de Antonio Agredano, uno de los periodistas que mejor escriben en castellano, define muy bien nuestro día a día, la cotidianeidad contemporánea: “Qué borrachera de egos y redes sociales y qué mala va a ser la resaca”. La acción política y la periodística parece hoy solo la antesala del tuit que busca fortuna. Me aburre y decepciona ver a políticas, políticos y periodistas buscar esa atención tuitera con un juego de palabras, una crítica fácil o un pantallazo junto a un comentario agresivo. Ojalá todas y todos los que colaboramos en este circo hiciéramos nuestro número en la pista que nos corresponde. Y punto.

Lógico

Cuando Xabier Fortés despidió a las y los siete participantes en el debate de La1 de la semana pasada, lo hizo remitiendo al “debate final” de este jueves, lo que me pareció una descortesía abrumadora porque el ente público español, que como tal pagamos entre todas y todos, había decidido laminar a tres partidos porque sí. De los cuatro que sí iban a ser invitados, como sabemos, uno se borró. Partiendo de aquella descortesía, el desprecio a una parte de la sociedad de RTVE y lo que decidió el PP, llegamos a este lógico titular en El Independiente: “El debate de candidatos sin Feijóo fue el menos visto de la historia de España”.

¿Tiene obligación de ir?

Sin duda, RTVE tenía obligación de invitar al PP a ese debate a cuatro, “el debate final”, como lo llamaron ostentosamente. Y el equipo de campaña de Núñez Feijóo tomó una decisión arriesgada: no comparecer. ¿Ha sido acertada? Parece que nunca lo sabremos. Soy de los que cree que nadie puede ganar un debate al que no ha asistido. Pero no es menos cierto que, sin asistir, puede provocar que otros pierdan. Para mí, la cuestión es más profunda: ¿tiene obligación de ir? ¿Traiciona a la democracia no haciéndolo? ¿Es una oportunidad para explicar tus intenciones o un espectáculo televisivo en el que la audiencia pide sangre?

En Catalunya no están mejor

Por lo que parece, la audiencia que perdió el debate a cuatro de La1 no se fue, en Catalunya, al menos, a la televisión pública: “El pinchazo del debate electoral en TV3 anticipa el riesgo de alta abstención independentista”. Significativamente, venían de batir su propio récord, con un máximo de audiencia en 2019. Sigo preguntándome: ¿qué ha pasado? Ya sé que ERC ha conseguido alcanzar la presidencia, que Junts se ha roto definitivamente y que el espacio convergente sigue despedazado. Pero, insisto: ¿qué ha pasado? ¿Qué procesos personales y colectivos se han dado, quién los ha preparado y para qué?

Mientras tanto…

La ultraderecha dispone de un espacio en máxima audiencia sin que pueda estar compensado por los grupos que son su némesis, esto es, los nacionalistas “periféricos” que implementan políticas progresistas mientras avanzan hacia un espacio propio en una Europa de naciones. Con esta realidad y la certeza de que la derecha tradicional española asume sus discursos y la institucionaliza, no podemos extrañarnos ante noticias como esta: “Expulsan al responsable de hacer cantar el ‘Cara al sol’ a niños en un campamento infantil en Burgos” (El Diario). La sanción a este personaje no puede ser puntual: su inhabilitación debe ser automática y permanente.

Terrorismo fascista

Sí, la ultraderecha está a un paso de tener la llave del gobierno español y, sí, el fascismo en el mundo está más fuerte que nunca. Que nunca. Porque ha logrado ganar terreno derramando mucha menos sangre que en su anterior momento de auge y porque, además, gracias a Internet y la irresponsabilidad, tiene unas expectativas inmejorables. A los hechos, terribles pero innegables, me remito: “Israel recorta el suministro de agua a dos ciudades en Cisjordania en plena ola de calor” (RTVE, en su web). Esto es terrorismo fascista ejercido desde un Estado y sin que nadie en la comunidad internacional haga nada. ¿A qué van a tener miedo?

El camino de Rosa Díez

El camino de Rosa Díez es muy significativo: del PSE a UPyD, y de UPyD a Vox. No como representante (aunque estoy seguro de que algún voto sumaría al partido ultraderechista) pero sí como simpatizante, por lo menos. La candidata de las y los de Abascal al Congreso por Bizkaia tuiteaba una foto de la visita de la exconsejera del gobierno vasco a la carpita que pusieron en Bilbao. Nerea Alzola y Díez posaban, sonrientes, delante de la bandera española y bajo la lona verde que les daba cierto aire extraterrestre. A estas alturas quien justifica, apoya y vota a Vox lo hace al fascismo trasnochado. No cabe un debate al respecto.

Totalmente de acuerdo

Si por algo se ha caracterizado el primer gobierno español de coalición es por unos horarios imposibles para la conciliación de cualquiera que tenga algo que ver con la política: mientras imponía fichajes y el control de las horas extra, los partidos sufrían colapsos laborales y emocionales. Ahora, en campaña, se han pasado de vueltas, como bien señala Alberto Elías: “No seré yo el mejor estratega, pero diría que queda un poco raruno que salga Yolanda Díaz fardando de dormir dos horas al día cuando uno de los principales caballos de batalla de Más País/Sumar siempre ha sido el tema de la conciliación y reducir jornadas laborales”.

“Tan difícil como llegar a la independencia”

La pieza en El Nacional sobre un encuentro de Artur Mas en “un desayuno de los juntaires con representantes de pequeñas y medianas empresas catalanas” me ha resultado muy interesante. Todo lo que dice el President resulta razonable, tanto como su objetivo independentista. Según avanzaba en las líneas me preguntaba una y otra vez: ¿en qué momento se desviaron del camino? ¿Cómo ha podido acabar todo tan mal para el espacio político que lideró el camino independentista catalán, que se presenta dividido una vez más y regala el liderazgo del nacionalismo a una ERC que solo se ha limitado a esperar?

El debate a tres

Escribo esta columna antes de que se haya producido el debate a tres, y supongo que lo veré, aunque sea como fondo de otra actividad (seguramente, trabajar, que estamos en campaña). No me genera mucho interés más allá de la puesta en escena de RTVE y de cada interviniente: cómo hablan, a quién se dirigen (especialmente, en ausencia del PP) y cómo gestiona cada uno su pequeño drama. Yo me espero algo así: Sánchez intentará resarcirse del desastre de la semana pasada pero sabe que la imagen de presidente la tiene el ausente, Abascal exhibirá sus limitaciones y Díaz querrá desmarcarse, ser una alternativa a todos, sin convencer a casi nadie.

Esto no vale nada

Durante la emisión del debate alguien jugará en Twitter a hacer “fact-check”, es decir, a detectar mentiras y desenmascararlas. Un ejercicio que siempre he considerado un virtuosismo innecesario: las crónicas del día después suelen ser complementarias y ayudan a hacerse una idea. Además, están mejor escritas. Precisamente uno que sabe mucho de televisión, Borja Terán, tuiteó como si nada una de esas frases que hacen que te detengas: “Estáis en Twitter peleando por desenmascarar mentiras, pero la conclusión es que la verdad ya no vale nada”. Su tuit vale muy poco, precisamente, porque contiene una grandísima verdad.

Ahora sí va a Bruselas por Euskadi

Tengo que confesar mi sorpresa cuando vi en la cuenta en Twitter del PP vasco a Carlos Iturgaiz en Bruselas hablando de Euskadi. Hablando mal de Euskadi, claro. En concreto, de su Gobierno. Después de tres legislaturas en el Parlamento Europeo, en las que fue uno de los diputados vascos menos activos (si no el que menos participó) y en las que no tuvo ninguna iniciativa destacada sobre la alta velocidad ferroviaria o la pesca (y eso que presidió la comisión correspondiente), ahora tira de contactos para unos vídeos, unas fotos y unos tuits. Algunos han logrado más con el “parecer” que con el “hacer”. Y así, toda la vida.

La “purga”

No lo digo yo, sino el jefe de gabinete de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay: “Como no hay sentido de Estado, no mantienen ni el mínimo ‘servicio diplomático’ que tenemos: es una purga, no un cambio de Gobierno” (El Nacional). Lo tuitea al respecto del cese de Gorka Knörr, hasta esta semana “delegado del Govern de la Generalitat en la Unión Europea”. El suyo es el caso que más puede impactarnos en Euskadi, pero solo es uno más en Catalunya: “Hasta 11 altos cargos” han sido cesados “en el Departamento de Acción Exterior y Unión Europea” de la Generalitat después de la crisis de gobierno.

Ya está en “casa”

Cuando una deportista de élite llega al aeropuerto más próximo a su casa después de haber protagonizado una gesta lo normal es que se sienta bien. Por desgracia, no es el caso de la escaladora iraní Elnaz Rekabi, aunque haya sido recibida al grito de “campeona” (Vozpópuli). La deportista ha tenido que pisar territorio iraní con el velo puesto y con miedo por si el régimen tomará represalias contra ella por haber participado en una competición sin esta prenda. La propia Rekabi ha explicado en Instagram que con la tensión de la competición se le olvidó ponérselo cuando se le cayó. Solo imaginar su temor ahora genera escalofríos.

Yo no sería capaz

Pablo Iglesias es mucho más listo que yo. Por eso llegó a vicepresidente. Y por eso es capaz de escribir una columnita en Público para hablar de su programa de televisión en esta misma web, La Base, sobre el futuro de China, sin mencionar en ningún momento que se trata de una dictadura férrea en un país con unas diferencias socioeconómicas brutales. Sí admite un “control estatal”, pero como consecuencia: “Por lo que no rompe con Mao”. Pero incluso parece que ve con buenos ojos el “desarrollo” de “la burguesía nacional progresista” “como potencial motor económico”. Ahora desea ver a Xi Jinping librar “la guerra comercial”.

Ha fallecido Claudio Biern Boyd

El tuit de la cuenta de RTVE en la que hablan del inmenso archivo del ente es suficiente: “Ha fallecido Claudio Biern Boyd, el ‘Walt Disney español’, creador ‘David el gnomo’, ‘Dartacan y los tres mosqueperros’ o ‘La vuelta al mundo en 80 días’”. Pocas biografías laborales serán tan conmovedoras para tanta gente y una muestra tan grande de saber hacer. Sí, soy un señor mayor con canas en la barba y un reloj analógico en la muñeca, que disfrutó de la obra de Biern Boyd como un niño, literalmente. Incluso durante el confinamiento Willy Fog nos acompañó varias noches, antes de dormir a mi hija y a mi hijo.