¡Qué bochorno!

Marca no se cortó: “El día del bochorno”, titulaba en la portada de su web bajo la foto de Erika Mugartegui, puntista de la selección española, de La Roja, de la única y verdadera selección de pelota que cuenta, vale y sirve. Según Marca, claro, que en el interior de la noticia alertaba: “La pelota vasca abre hoy una peligrosa puerta hacia lo desconocido con un histórico España-Euskadi”. Una puerta que parece a otra dimensión, a un agujero de gusano que vaya usted a saber a dónde nos puede llevar. ¿A la oficialidad en otros deportes? En serio: ¿a qué tienen miedo? ¿Cómo de peligrosos les resultamos los vascos y las vascas jugando con Euskadi?

Vale, ¿qué es?

Leire Díez buscó el titular y lo encontró: “No soy fontanera ni cobarde” (El Independiente). Vale. Pero, ¿qué es? Yo creo que no pasa de verso suelto, de esos que puede surgir en cualquier partido. Pero tampoco es otro Pequeño Nicolás, como pretenden deslizar contertulios cercanos al PSOE para restarle importancia. De hecho, lo que más dudas me genera es que Leire Díez ha tenido puestos de trabajo pagados con dinero público con cierta relevancia para venir de donde viene: ser una hooligan en redes de Patxi López que no nos dejaba en paz a quienes alertábamos de que el lehendakari socialista no era serio.

El show completo

Intuíamos que la rueda de prensa mencionada iba a ser interesante, pero pocos esperábamos que iba a ser un show tan completo: “Aldama asalta a Leire Díez en la comparecencia pública: ‘¡Sinvergüenza! Ha mentido en todo’” (El Imparcial). Pero, ¿qué está pasando? Ni siquiera los que estamos encima de la actualidad todos los días podemos explicar con claridad la relación entre ellos, y solo podemos elucubrar sobre las razones que podía tener Díez o que puede tener el PSOE. A mí, en medio de este barrizal, solo me surge una pregunta: ¿veremos a Leire Díez en Master Chef Celebrity o en Supervivientes? Ojo, que eso también tendrá su lectura.

No es “la desunión de la izquierda”

En medio del sainete, en El Plural leemos este aviso a navegantes: “Tezanos alude a la ‘desunión de la izquierda’ y da un toque de atención a Podemos y Sumar. El presidente del CIS advierte de que está división daría el Gobierno a PP y Vox”. ¿De verdad quieren hacernos creer que será la separación irreconciliable entre los dos partidos a la izquierda del PSOE la que va a propiciar un gobierno de Núñez Feijóo con el apoyo de Santiago Abascal? No. Pedro Sánchez y este PSOE de autor, también son los autores políticos (mucho más que el del PP) del crecimiento electoral de la oposición, pero también del crecimiento de EH Bildu y del BNG.

Esto, también

Si fuera español y del PP estaría muy enfadado con el PSOE por lo que está haciendo con RTVE. Además de por la doctrina clara introducida en casi todos los contenidos (el programa de Jesús Cintora eleva exponencialmente esa intención), especialmente por el tipo de espacios: ‘La familia de la tele’ es uno de los clavos en el ataúd de esta legislatura. Una mala idea esférica: igual de mala la mires por donde la mires. Por eso va mal y por eso el ente va a reorganizar la tarde para volver, casi, al punto de partida: “TVE tiene episodios de ‘El Cazador’ para cubrir un mes la franja que recorta a ‘La Familia de la tele’” (El Confidencial Digital).

¿Y por qué tengo que estar contra alguna?

No entiendo el debate ni el momento de lanzarlo, la verdad. ¿Por qué tenemos que elegir entre las energías renovables y la nuclear? ¿No puede esta última ayudarnos a sostener el sistema en una Euskadi, una Europa y un mundo completamente electrificado o camino de ello? Ojalá, como afirma Pedro Sánchez, llegue pronto el día en el que las energías verdes sean la única opción, pero eso, sencillamente, hoy no es verdad. ¿Cómo van a cargar el móvil quienes le hacen retuit con fruición o mandan por WhatsApp los brindis al sol de la misma Bildu que ahora tiene que desdecirse de sus críticas a los parques eólicos y solares?

Explíquese

Esto tendrán que explicarlo muy bien porque, si no, la tentación de exigir una expropiación va a ser irresistible: “Red Eléctrica repartió 5.400 millones de euros en dividendos en la última década” (Público). Esos dividendos salen de las facturas de todas y de todos, y de las empresas, de nuestro consumo y nuestra cuenta corriente. Lo mínimo exigible es que una parte muy importante de los ingresos en un bien de primera necesidad como es la luz vaya destinada a la reinversión, al mantenimiento y a la mejora, a la previsión para que no haya caídas globales ni locales (ahí está Karrantza) que nos generen pérdidas. Ni de tiempo.

Corto

“Alvise, condenado a pagar 20.000 euros a Ábalos por vulnerar su derecho al honor”, leo en The Objective, y pienso: “Igual se queda un poco corto”. Porque Alvise Pérez montó un partido político y ganó un escaño (ganó tres, pero ahora su compañera y compañero de listas van de digna y digno) para eso: para aforarse y para poder pagar las multas con tranquilidad. El ex ministro le pedía 50.000, pero un juzgado de Primera Instancia de Madrid ha considerado que no era para tanto, aunque así leído lo parezca: “Intromisión ilegítima en sus derechos fundamentales al honor y a la propia imagen por la divulgación de texto y fotografías” en X.

El mundo no es suyo

Donald Trump es el enemigo, porque es un tipo peligroso y por todo lo que representa: el ultrarrico que sabe aprovecharse del cabreo de la gente sin que le importen las personas, y que cree que todo tiene un precio. “Nunca digas nunca” (El Imparcial), respondió Trump a Mark Carney, cuando este expresó algo tan obvio como que “Canadá no está en venta”. En la misma comparecencia, Trump presumió de estar llenando de oro el despacho oval (esto es literal), mientras su gobierno ha pegado tijeretazos sin piedad y planea atacar ahora a la sanidad pública. Por eso también es el enemigo.

Novia, vale, ¿pero Dios?

Me gustó mucho ‘Her’. Me pareció plausible, además, que en una sociedad que empuja a los seres humanos a aislarse (dejemos de prestar atención, por favor, a esos influencers que viven como mendigos por mucho que ellos lo llamen “viajar solo en una furgoneta que yo mismo he camperizado”), alguien acabe estableciendo un vínculo con una inteligencia artificial (sobre todo, si tiene la voz de Scarlett Johansson). Pero lo de “tener delirios espirituales en torno a ChatGPT y otros chatbots” (Genbeta) me parece un exceso, por mucho que nos revelen el camino. Ahora que lo he leído, no dejo de pensar en la tabarra del “IAnimismo”.

Yo qué sé ya…

Cuando una empresa o una institución es extorsionada por hackers (muchos ataques vienen de países como Corea del Norte, que financia así su dictadura hasta que Putin le alquila unas tropillas) no lo dice. Es entendible: nadie quiere presentarse como vulnerable. No puedo dejar de pensar en eso mientras veo a Pedro Sánchez escabullirse, mezclar cosas y mantener la tensión con todas las hipótesis sobre la mesa. Yo no tengo ni idea de qué paso, pero intento estar informado y pasar lo que leo por un tamiz crítico. Por suerte, hacerlo es mi trabajo diario. Y sí, el ancho de los agujeros lo define mi propia experiencia.

Ni un día feliz

No empezaba mal la semana el PP: las encuestas situaban en Moncloa a Núñez Feijóo y Dolors Montserrat será elegida en Valencia presidenta del PPE (ellas y ellos sabrán). No parece el mejor momento para llevar a sus compañeras y compañeros europeos a la región de la DANA (¿les enseñarán alguna zona de recuperación?).  Además, el apagón dejó sin brillo (sin hueco en las noticias) la “victoria holgada del PP y el bloque de la derecha” (El Imparcial) que adelantan las encuestas. Eso, sí, ni en la más favorable el PP se libra del yugo (y las flechas) de Vox. ¿Cómo van a explicarlo a los amigos europeos?

No va bien

Alberto Núñez Feijóo ya ha optado por dejar que el gobierno de coalición en España se cueza en su propio jugo. Parece que nada va a detener la tendencia que da la victoria al dúo PP-Vox, que España está cansada de que su gobernó dependa de que todos los partidos voten como Bildu: a favor del gobierno del estado opresor del sur pase lo que pase. Además, España no va bien: “El paro subió en 193.700 personas en el primer trimestre: el mayor aumento desde 2013” (Vozpópuli). Y no sé yo si vale la excusa de que la Semana Santa ha caído tarde, porque en la CAV los datos del primer trimestre han sido los mejores desde 2008.

Tampoco a él

Otro al que no le va bien es a Donald Trump: después de los primeros cien días de mandato, su nota es “la más baja para un presidente en al menos siete décadas”. Lo dice la CNN, que es la misma cadena que ha hecho la encuesta. Las y los republicanos, por supuesto, le dan su apoyo, y las y los demócratas le aborrecen, pero entre quienes no se declaran ni en un partido ni en otro, solo el 31% aprueban su gestión. Para sorpresa de nadie, “Trump ha visto caídas notables en la aprobación de mujeres y estadounidenses hispanos”. En general, no le consideran capaz de manejar temas complicados y hasta con la economía, su fuerte, genera desconfianza.

Y a futuro, peor

Los demócratas, como Alberto Núñez Feijóo, han apostado por dejar que el gobierno siga tomando decisiones y complicándose la vida. Una decisión arriesgada pero que puede funcionar, como explica Enrique Dans en su blog: “Mientras Occidente, liderado por la administración Trump, se enreda en debates absurdos sobre si el clima cambia o no, China acelera la producción de paneles solares, turbinas eólicas, baterías de nueva generación, vehículos eléctricos y redes eléctricas inteligentes. Es la paradoja china: el país más contaminante del mundo actualmente es, a la vez, el líder en la transición medioambiental”.

Nadie lo quiso nunca

Las y los compañeros de Diario Vasco destacaron un buen titular para la entrevista que les concedió Pello Otxandiano: “Nadie quiere un proceso independentista conflictivo que reduzca el bienestar social”. Estoy totalmente de acuerdo con el candidato a lehendakari de Bildu. Nadie lo quiere y nadie lo quiso nunca, pero en Euskadi lo sufrimos, insisto, sin que nadie lo desease, sin que nadie lo pidiese salvo quienes disparaban, ponían bombas y mandaban a chavales a quemar cajeros y tirar cócteles molotov. Esos que, en una palabra, ejercían el terrorismo y, como consecuencia, socializaban el conflicto y reducían el bienestar social.

Un trillón

Donald Trump ha arruinado los ahorros de un montón de gente que invertía en bolsa directa o indirectamente, por medio de fondos. Después, se fue a jugar al golf. Y cuando se ha reincorporado al trabajo, desde el avión presidencial, con las bolsas orientales cayendo a plomo (y arrastrando al resto del mundo, otra vez), ha dicho algo que, para él, seguro que ha sido una genialidad: asegurar que los aranceles van a generar “un trillón” de dólares. Si no estuviese en el despacho oval, Trump no pasaría del tonto de su pueblo. El problema nos lo han generado quienes le han ayudado a ascender. Tomemos nota.

¿Qué ha roto Musk?

La relación Musk-Trump consistía en que ambos tuvieran la sensación de que estaban majeando al otro como una marioneta. De pronto, todo se ha roto: la derrota de Brad Schimel en la que Musk se había implicado personalmente, los aranceles con los que no está de acuerdo, la filtración de que va a abandonar la administración y, lo más reciente, el asesor de Comercio de Trump, Pete Navarro, se refiere a él así: “Lo que creo que es importante entender sobre Elon es que vende vehículos. A eso se dedica” (El Imparcial). ¿Qué ha roto Musk? Lo sabremos como sabemos que el mundo está gobernado por monos con pistolas.

Un partido de tres personas

Ione Belarra “lanza a Irene Montero como candidata para las próximas elecciones generales” con el plácet de Pablo Iglesias. Tanto que el entrecomillado es del titular en el editorial de su digital, Diario Red. Un partido de tres personas en el que dos son pareja: Montero abandonará el Parlamento Europeo para volver a la arena española cuando tenga asegurado su escaño en el Congreso, claro. Mientras tanto, ¿defenderá los derechos de la ciudadanía en Bruselas y Estrasburgo al mismo tiempo que hace campaña? ¿De verdad tenemos que creernos que son dos supermujeres y un superhombre? ¿Si ellos están bien colocados lo demás es secundario?

Lo es

Después de quince años de autónomo solo puedo empatizar con esto que dice Lorenzo Amor: “Es lamentable que el Gobierno nos considere ciudadanos de segunda” (Vozpópuli). El presidente de ATA, la Asociación de Trabajadores Autónomos, y vicepresidente de la CEOE, muestra su molestia pública ante el posible acuerdo para que el SMI no cotice. Las y los autónomos no tienen SMI y su cotización, en diferentes conceptos, es llamativa. La “mili” de salir a vender, no saber lo que vas a cobrar este mes, facturar, hacer la declaración trimestral, debería de ser obligatoria para quienes toman decisiones ejecutivas.

La excepción

Aitor Esteban se despidió el miércoles del Congreso como una excepción: un político abierto a negociar, un negociador duro y un tipo firme en sus convicciones (ese “gora Euskadi askatuta” final contrasta con el servilismo de Bildu en el Congreso) pero dispuesto siempre al diálogo. Y que lo que ofrece Esteban (diálogo, negociación y convicciones) sea una excepción habla muy mal de la política española. Que un vasco independentista sea el mejor diputado en el congreso español invita a una reflexión de políticos y cronistas que siguen el día a día de aquella cámara. En cualquier caso, si pierde la política española y gana la vasca, vamos bien.

La norma

“El rearme solo nos lleva a una confrontación y no nos conduce a ningún escenario mejor. Tratan de instalar una lógica del miedo para alimentar la escalada armamentística”. Esta oda la canta Arnaldo Otegi, que ahora se presenta al mundo como pacifista, igual que Mertxe Aizpurua. Hay que tener valor. Su candidato a lehendakari es incapaz de llamar “terrorismo” a lo que hizo ETA pero la paz la trajeron ellos a Euskadi. Claro que sí. O no: el miedo, la escalada, la confrontación, es inherente a la izquierda abertzale, a esos que hicieron lo que todos les vimos hacer. El nivel de su pacifismo no lo marca Otegi, lo marcó Otxandiano.

Lo que dijeron

Hugo Martínez Abarca en Bluesky recordaba hace unos días la posición de Podemos en su programa electoral para las elecciones generales de 2016: el partido de Pablo Iglesias entonces proponía una “mayor autonomía de España y Europa en la OTAN”. En el debate del miércoles, Ione Belarra ofrecía algo completamente diferente: un negacionismo que hace feliz a Putin y a Trump, unas palabras bonitas que no llevan a ningún lado, una irresponsabilidad e insolidaridad mayúsculas que solo buscan ganar su propia guerra contra Sumar. Una mierda pinchada en un palo que no resuelve nada, lo saben y les da igual.

Tiene razón, pero no podemos dársela

Soy un cronista frustrado, por eso me gusta tanto repasar las crónicas, precisamente, que voy encontrándome en los medios digitales y las redes sociales. Para mi sorpresa, poco ha habido con cierta sustancia del pleno en el Congreso del miércoles para lo relevante que era el tema. Y entre lo poco que he encontrado he estado tentado de dar la razón Alberto Núñez Feijóo cuando dice que “los presupuestos deben ser el primer punto de un plan de defensa” (El Imparcial). Pero no la tiene: se desautoriza a sí mismo cuando el PP pacta con este Vox trumpista y putinista, y cuando no busca arrimar el hombro, sino el ascua a su sardina.

¿Dónde está Hamás?

La falta de crónicas me deja una ventana desde la que mirar con esperanza a esta noticia en la CNN: “Miles de palestinos participan en las protestas contra Hamas más grandes desde el inicio de la guerra en Gaza”. ¿Dónde está Hamás en esas imágenes? No hemos visto sus pasamontañas negros, sus cintas verdes ni sus armas en las imágenes que, sin prensa extranjera sobre el terreno, recibíamos de los bombardeos. Sí los vimos cuando llegó la tregua y con ella la liberación de presos. Y ahora que el gobierno y el ejército de Israel han roto el alto el fuego, vuelven a desaparecer. Esta propaganda ya no cuela. Tampoco en Gaza.