«Desconfía» y «prudencia»

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El escándalo de Gowex puede que solo sea el primer de una serie de estafas, cuentas hinchadas a sabiendas, y fraudes varios de empresas relacionadas con el sector tecnológico. Con suerte, rasgamos el velo y empezamos a ver a Uber, pero también a Google, Facebook y Twitter como lo que son: empresazas que se aprovechan de la benevolencia de los que van de críticos con el sistema, pero con lo digital se han alienado y alineado con alegría. En el blog ‘Aprendiz de Bolsa’ recomiendan desconfiar de los crecimientos rápidos y prudencia ante las exaltaciones de las bondades de la tecnología. Elementos lógicos que se han hecho audibles gracias a la “estafa”, según esta bitácora, de Gowex.

La burbuja del “emprendizaje”

Precisamente en el post sobre Gowex de ‘Aprendiz de Bolsa’ encontramos el hipervínculo a otra bitácora, ‘Ladrillos de la Discordia’, en la que hacen chanza, con razón, del olfato del presidente del gobierno español: “Mariano Rajoy ha quedado en evidencia. Cuatro meses después de entregar a Jenaro García uno de los premios Startex, poniéndole como ejemplo de empresario emprendedor, nos enteramos que el tal Jenaro había vendido humo”. Lo cierto es que el propio “emprendizaje” y las gilipolleces estas del “emprendedor del año” son humo, humo que hincha su propia burbuja, en particular, y la tecnológica, en general. Lo de Gowex, sencillamente, tenía que pasar.

El malo de la película

Y continúo: lo de Gowex tenía que pasar. Lo describen muy bien en ‘El Blog Salmón’: sus números, antes o después, serían comprobados y descubiertos. Y mejor que la burbuja haya estallado ahora que no en el IBEX35, al que iba encaminada esta falsa “start-up”, sorteando todos los controles hasta que llegó el informe de Gotham City (que también tiene “bemoles”). Fuera de lo particular, insisto en la necesidad de este pinchazo y de este escándalo. De este golpe de realismo que tiene que servir para poner en valor a quien hace bien las cosas, y para desenmascarar a quien solo hace juegos malabares.

Mucho listo para poco negocio

Gracias al periodista Miguel Ángel Uriondo descubro en Twitter a Nacho Royo, un personaje como muchos: un exhibicionista que quiere recrear los golpes que en EE.UU. dieron varios hombres de negocios invirtiendo en empresas tecnológicas. Pero la España de hoy no es la “gringolandia” de entonces, por mucho que se empeñen quienes no quieren ver la virtualidad, la futilidad y el engaño de negocios como Gowex, que cotizan en mercados alternativos que ahora se sacuden. El propio Royo, que se define a sí mismo como “hombre de negocios” y tiene un máster en ESADE, reconoce en Twitter: “Hoy es el día en el que todo se derrumba y tengo que volver a empezar. No sé si podre porque he perdido casi todo mi dinero con Gowex”.

Ahora, Telexfree

No aprendemos: la avaricia de algunos es más fuerte que su razón, y la base tecnológica de algunos timos es excusa suficiente para perder el raciocinio más rápidamente. No nos hemos levantado del golpe de Gowex cuando asoma en el frente otro escándalo: una estafa piramidal de las clásicas basada en obtener más de un 200% de beneficio con una pequeña inversión y haciendo un copia y pega digital, que ofrecía Telexfree, según ‘Estrategia y Negocios’ y ‘Excite’. Y como en Internet atan a los perros con longanizas, y el más tonto tiene un blog con el que gana miles de euros, cuela.