A veces parece que, aunque habitemos el mismo planeta, vivimos en mundos diferentes. Mundos alejados por miles de kilómetros, en los que podemos encontrar vida inteligente, o simplemente vida, y con grandes diferencias: en algunos las condiciones de vida son mejores, y en otros son realmente complicadas. Para empezar, está el mundo de Luis Bárcenas y su mujer, que acude al juzgado a llorar porque con los 300 € que le ha asignado el juez no llega al fin de mes… pero lo hace en coche con cristales tintados y chófer, como acertadamente señalan en ‘Vozpópuli’.
Un mundo para los reyes
Sin duda, el mundo en el que mejor se vive es en el de los reyes, la nobleza y los cortesanos. Las condiciones de vida son las más deseables: dinero, ocio y buenas relaciones personales que nos permitan lograr más dinero y más ocio. Una habitante tipo de este mundo es Iñaki Urdangarín, por ejemplo, que como describen en ‘El Confidencial’, en pleno auge de su fundación, habría disfrutado de cacerías de lujo organizadas por Corina, la amiga del Rey de España, para entablar buenas relaciones profesionales. Y donde pone profesionales pueden poner lo que piensan y describen en el medio: “el yerno del Rey quería una remuneración mucho más alta de la que le ofrecían”.
Un mundo para pobres
Nos vamos acercando al mundo que habitamos la mayoría, y lo hacemos de la peor manera posible: “Concisos pero detallados textos con encabezamientos que aluden directamente a la principal transacción –sexo a cambio de una habitación, generalmente con los gastos ya incluidos− pueblan las webs de anuncios por palabras más visitadas de España, y cualquiera puede encontrarlos fácilmente sin más que un par de pulsaciones sobre el ratón” (‘Vice.com’). Un sitio en el que vivir a cambio de relaciones sexuales. Ese es el intercambio que, de un tiempo a esta parte, se está poniendo de moda, y que Internet facilita.
Un mundo para idiotas
En ‘Hoja de Router’ han enfocado la noticia acertadamente, a mi juicio: ¿de qué sirve leer más rápido si no te enteras de nada? ¿Dónde quedó el disfrute de la lectura? ¿Para qué te sirve leerte novelas de muchas páginas en un tiempo récord si, al final, es como si no lo hubieras hecho? ¿Por qué se han dedicado recursos a esa aplicación de “speed reading” que no aporta nada? Pero existe y es real: una app que pasa las letras rápidamente para que puedas leerlas. Sin embargo, el recuerdo que queda de la historia es nulo. Esto es tecnología al servicio de la idiotez, tecnología inútil, tecnología para quienes endiosan la tecnología.
Un mundo para adolescentes
Este es el más natural de todos los mundos de los que hemos hablado hoy: el de los adolescentes que se preocupan de lo liviano mientras exploran el mundo real y se acercan a la vida adulta. Y en este cambio de paso, también descubren Internet, los smartphones, y las redes sociales. El resultado, no obstante, nos ha sorprendido: la red social preferida es Instagram. Tuenti quedó muy lejos, Twitter pierde terreno y Facebook sigue siendo la de “los viejos”. Así que Instagram se corona como reina, según leemos en ‘Puro Marketing’.