La sociedad de EE.UU. tiene una relación compleja con los nazis: los combatieron y, después de la guerra, pudieron introducirlos en el país para trabajar en programas militares y espaciales. Aprendieron a odiarlos y el presidente saliente ha convivido con ellos sin rubor: el periodista Max Maxwell recopila en Twitter varios momentos en los que personas próximas a Trump arengaban a la masa que se introdujo después en el Capitolio, y lo hacían con referencias expresas a los nazis, y no en forma de críticas, precisamente. Y en las prendas de algunos asaltantes también se vieron proclamas fascistas.
Y odian a la prensa
Almudena Ariza, también en Twitter, compartía las imágenes de “los trumpistas destrozando material de periodistas a las puertas del Capitolio”. Odian la democracia y la atacaron, del mismo modo que lo hacen siempre con la prensa: porque con unos profesionales responsables (y no todos lo son) ni Trump sería presidentes ni los fascistas se sentirían hoy tan empoderados allí, en España… Y aquí. 2021 será un año mucho mejor que 2020 si, simplemente, llamamos a las cosas por su nombre cuando las presentamos, y si los periodistas no entramos al juego de usar eufemismos o eludir un pasado oscuro.
Un idiota
Me refiero a lo que encontramos en Euronews, entre otros muchos medios: la presentación que hacen de Jake Angeli, el tipo que asaltó el Capitolio con pieles y cuernos, está incompleta porque falta calificarlo como lo que es, un idiota. También me vale imbécil o gilipollas. Es cierto que en el digital le presentan por medio de sus actos: “Es miembro del movimiento conspiracionista radical Q-Anon, que cree que el Partido Demócrata está dirigido por una banda de pedófilos caníbales y que solo Donald Trump les planta cara”, pero estoy completamente convencido de que ya es insuficiente.
El Partido Republicano contra sí mismo
Posiblemente, la del Partido Republicano de EE.UU. es una de las historias políticas más fascinantes del continente americano: hoy, con Trump, está claramente dividido, pero no creo que por la mitad. Son mayoría (siempre lo fueron, de hecho) los que no toleran las estridencias del todavía presidente, los que no están de acuerdo con su proximidad a la extrema derecha y los que, aunque sea por prejuicios de clase, no lo soportan. Trump ha torpeado su propio partido (seguramente porque nunca lo tomo como algo propio, sino una estructura con la que cargar) muy importante y recomponerlo va a ser muy difícil.
Más motivos
Empiezo a resignarme ante la idea de que hay mucha gente que recela de la vacuna contra el coronavirus. Creo que es mejor ser didáctico que frentista y recordar que las vacunas ya aprobadas puede que no sean tan eficaces como las venideras, pero son igual de seguras. Si no, no las habrían aprobado. Si los argumentos lógicos o los científicos no son suficientes, espero que el avance de la vacunación sin consecuencias sea definitivo, y también que ayuden noticias como esta de El Blog Salmón: “Ya hay aerolíneas que no dejarán volar a los que no se hayan vacunado, y puede ser sólo el principio”.