Con Rivera, no, o puede que sí

A la hora a la que envío esta columna a la redacción del periódico desconozco si la propuesta de Albert Rivera a Pedro Sánchez ha sido bien acogida por el segundo o este se ha inventado otra excusa para llevarnos a las elecciones que persigue desde la noche del último 28 de abril. Juan Soto Ivars tiraba de sarcasmo (o eso creo) para describir la situación gráficamente en Twitter: “Rivera ahora mismo es el tío intentando llevase al huerto a lo que haya en la discoteca, con la camisa abierta y el pelo empapado, a las 5:55 de la madrugada. También os digo que a veces se caza algo en estas condiciones”.

El principio de subsistencia

Por supuesto, Albert Rivera hablará de responsabilidad patriótica o alguna cosa que le suene que diría un hombre de Estado. Pero la realidad es que si da aire a Sánchez y le permite la investidura solo está salvándose a sí mismo: Ciudadanos sería el partido más perjudicado en un adelanto electoral, según casi todas las encuestas. Pero, ojo, que algún político español aplique por fin el principio de subsistencia del propio partido me parece una buena noticia aunque lo haga Rivera: ni Sánchez en 2016, ni Casado en las Generales, ni Iglesias ahora demostraron manejar la norma más básica de la política.

Es cierto: Sánchez está de dulce

Si hay elecciones (creo que las habrá porque Sánchez las quiere y es el único que puede decidir parar esta insensatez) todos sabremos que el culpable es Sánchez, que lo ha hecho pensando solo en sí mismo y que nos ha mentido con la derogación de la reforma laboral o la oferta a Podemos. Pero como recuerda Miquel Roig, “Iglesias también tuvo un momento en el que podía pegarle a un niño en prime time y no se habría notado en las encuestas. Ahí mismo está ahora Pedro Sánchez. Todos sus cambios de opinión le salen gratis. El Sánchez presidente no se siente atado por lo que dijo el Sánchez candidato”.

Los herederos de Franco

Joaquín Robles, de Vox, lo ha dejado muy claro esta semana: “Condenar el franquismo no tiene ningún sentido puesto que somos herederos. Nos guste más o menos. Pero la Historia es la que es y no se puede cambiar al gusto ideológico del Gobierno de turno”. A nadie le sorprende el posicionamiento, pero hay que ser muy facha (de los de verdad) para declararse heredero de una dictadura por el método de la disolución. Si de algo soy heredero es de los que se enfrentaron y sufrieron el régimen, y como yo, muchos, sobre todo en Euskadi y Catalunya. Igual el hecho diferencial empieza ahí.

Otro capítulo que terminamos

Don Mitxel Errega mostraba fina ironía tuitera: “A mí que fiscalía y acusaciones libren de entrar en la cárcel a 45 dirigentes de ETA no me cuadra: o bien sabían que no pertenecían a ETA o bien fiscalía y acusaciones son también ETA, no me jodas”. Para mí, esta lectura es un buen colofón porque desdramatiza y porque caricaturiza a esa justicia española capaz de iniciar un macrojuicio y terminarlo con unas condenas mínimas y pactadas (bienvenidas sean, por supuesto). Con suerte, este será el último juicio multitudinario por culpa de ETA al que asistiremos, y podremos cerrar felizmente otro capítulo.