Ojalá el juez te dé en la otra mejilla

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Se llama Sergio Soler, pero se ha rebautizado como “Mr. Gran Bomba”. Dice de sí mismo que es un youtuber que gasta bromas y las cuelga en Internet… Pero le conocemos por la sonora bofetada que recibió de una de sus víctimas, a la que llamó, gratuitamente, “cara anchoa”. ¿Es motivo suficiente para una agresión? No lo sé. Pero sí sé que Soler está intentando beneficiarse: ha denunciado al agresor, ha dicho que espera que tenga represalias de sus jefes (va con el uniforme de una empresa de repartos) y sigue subiendo vídeos.

Ni puta gracia

Soler tiene 34.700 seguidores en Twitter y más de medio millón en YouTube. Su canal es pura basura: bromas con poca gracia en las que, como él mismo reconoce en uno de sus títulos, ridiculiza a sus víctimas. Un guión flojo, una interpretación aun más floja, un micrófono oculto, una cámara a media distancia… Y a facturar lo que se pueda con vídeos como ese en el que acosa a una chica en una parada del autobús o tira huevos a un coche cuando una mujer termina de limpiarlo.

Al final, se equivocó de persona

Juan Manuel Garrido recupera, también en Twitter, otro vídeo de Sergio Soler en el que llama “pringado” y “papanatas” a dos personas, de un modo igualmente gratuito, para grabar sus reacciones. El primero se enfada, el segundo le avisa de que algún día alguien le pegará, que es lo que finalmente le ha sucedido. Solo era cuestión de tiempo que “Mr. Gran Bomba” se equivocara de persona y recibiera un bofetón. Lo que hace Soler también es violencia, aunque él esté convencido de lo contrario.

Es importante por lo que pone de manifiesto

Si no recuerdo mal, la última columna monográfica antes de la de hoy fue también por un youtuber, Rubén Doblas, “El Rubius”, pero porque es un auténtico fenómeno. Nada que ver con Sergio Soler. En cualquier caso, estoy de acuerdo con Marcelino Madrigal: hay que mirar más allá. No podemos desligar que un tipo de 20 años piense que esté bien reírse de la gente a la que acosa, insulta o ridiculiza, de ciertas actitudes de una parte de la juventud, que sacraliza el número de “followers” y banaliza el respeto.

Hay que dar valor a quien lo tiene

No quiero señalar a los miles de seguidores de “Mr. Gran Bomba” o Dalas, el youtuber que se defendió con una historia inverosímil cuando le denunció su propia ex novia (también youtuber) y otras chicas por acosar a menores de edad. Ambos aparecen sonrientes en una foto que está circulando como paradigma de quiénes son hoy los referentes de los más jóvenes. Un adolescente se equivoca por naturaleza, pero los que ya hemos pasado esa fase tenemos que saber reconocer el valor para explicarlo a quienes nos sucederán.