La irrupción de Podemos y del televisivo Pablo Iglesias es una buena noticia. Buena porque da una respuesta valiente a una situación de incomodidad relevante: si no te gustan los viejos partidos, crea uno nuevo y preséntate. Lo ha hecho, y con notable éxito. Pero ahora toca mantenerse, y hacerlo, claro, como alternativa, demostrando que ser un partido político al uso y no parecerlo es imposible hasta para ellos: “Pablo Iglesias hablará de la casta en el Ritz patrocinado por Red Eléctrica, Asisa y BT”, titulan en ‘El Confidencial’. La nueva “casta” ya es “casta”.
Susana Díaz, encantada consigo misma
Susana Díaz dice que no competirá por ser la secretaria general del PSOE, pero no para de hacer campaña por sí misma. Ayer mismo, concedió una entrevista en una televisión española en la que dejó perlas como la que recoge su propio partido en Andalucía: “Mi responsabilidad es muy grande, represento la única alternativa de izquierdas en este país”. Bueno es saberlo. Que es tan soberbia, digo. Pero esta campaña y este anuncio abren una puerta, la de la bicefalia en el PSOE, con un Madina como cabeza del aparato y una Díaz como figura en la cartelería de campaña.
Los progresistas descubren Brasil
Después de tener que escuchar durante años hablar del milagro brasileño iniciado por Lula Da Silva, continuado por Dilma Rousseff, e integrado en el milagro global de la América progresista, esta semana nos hemos encontrado que no es oro todo lo que reluce. Curiosamente, muchos de quienes claman hoy ante las injusticias sociales brasileñas son exactamente los mismos que señalaban hasta ayer a este país como modelo para Europa y el resto del mundo. Pero por desgracia, la desigualdad y las enormes bolsas de pobreza son tan reales ahora, con un Mundial, como antes, con un modelo vendido como un éxito.
Más luces y sombras sobre Uber
Sigo sin tener claro si Uber es un nuevo modelo de negocio de base tecnológica, o un elemento de intrusismo más que ha posibilitado el desarrollo tecnológico y la falta de escrúpulos de sus desarrolladores. Y eso que busco fuentes de todo tipo, como el blog de Julio Alonso, donde explica bien cómo los taxistas son en parte culpables del éxito de la aplicación contra la que se manifiestan… y también habla de la actividad de los conductores por horas de Uber. Actividad que, si da un beneficio, ¿no debería de estar regulada y soportar gravámenes, como el resto?
Cuando falta claridad
La tecnología es un medio, no un fin, aunque muchas veces parezca lo contrario. Las personas y la mejora de nuestra forma de vida somos el objetivo último, que no se nos olvide. Sin embargo, sí, se nos olvida. Tanto que la tecnología se ha vuelto perversa, y del mismo modo que Uber se justifica con el uso intensivo de cosas (vehículos) y personas “cosificadas” (los conductores), los hay quienes usan la tecnología para comunicar con el objetivo de engañar. Se quejan de ello, con razón, en ‘Profundidad de Campo’, cuando hablan de los post patrocinados y de los modos con los que actúan los departamentos de marketing, contactando con blogueros para que estos “vendan” experiencias de un modo encubierto.