También están cansados

Celebro este tuit de Daniel Innerarity: “Dimite un ministro austríaco por agotamiento y contribuye así a desestigmatizar el cansancio en una profesión que implica muchos sacrificios personales y que los propios políticos ocultan simulando estar continuamente preparados para resistir y atacar”, porque me permite hablar de que si la ciudadanía está cansada, ¿cómo creemos que están nuestras y nuestros representantes en el poder ejecutivo? Ya sé que no es un tema muy popular, pero esas personas que están en el punto de mira y criticadas hagan lo que hagan también están agotadas de tomar decisiones por nosotros.

Cuestión de estilo

Como el fútbol, la acción en redes sociales puede llegar a ser muy significativa. El uso que ha dado Podemos siempre a las suyas es un buen ejemplo: la nueva política “superó” desde el principio a la vieja saltándose las normas. Como Apple, su gran presencia en Internet se basa en la mucha publicidad que contratan los de Iglesias. Y lo hacen sin que importen los plazos electorales: ellos invierten en Facebook hasta que alguien les detenga porque no siempre es legal. Lo mismo les pasó con WhatsApp: hasta que les cerraron el canal ellos le dieron uso político. Al resto de partidos también se les ocurrió, pero estaba prohibido para todos.

Un escándalo mundial

Después de “casi 25 años de cárcel, por un conflicto de competencias”, la Corte Suprema de Brasil “anuló las condenas dictadas en primera instancia contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que recupera así todos sus derechos políticos” (EFE). O lo que es lo mismo: el expresidente progresista de Brasil se ha pasado 25 años en la cárcel y, lo más importante para algunos, apartado de la política, por unas sentencias que han sido ahora anuladas. Entonces, ¿por qué estaba condenado? ¿Por sus ideas políticas? El escándalo es mayúsculo y sus consecuencias, para Lula pero también para millones de personas, irreparables.

La foto de todos

Si el World Press Photo siempre nos ha tocado alguna fibra porque nos conmueve, nos remueve o nos pone delante de un espejo en el que no queremos mirarnos. Este año, la foto de Mads Nissen nos refleja: la anciana que se abraza a través de un enorme plástico con una enfermera somos todos. Todos buscamos ese contacto que una pandemia y unas medidas necesarias nos plastifica o impide. Nada sabe igual, nada huele igual, nada se disfruta igual desde hace más de un año. Y sin embargo, o precisamente por eso, todos estamos más emocionables, más sensibles y con ganas de volver a sentir lo que nos era rutinario.

También es fútbol moderno

Escribo la columna sin saber el resultado de la final de Copa y apenas puedo contener ya el hooligan que vive en mí. Así que me aplaco escribiendo sobre fútbol y una noticia sobre los cambios en esta industria: la estrella del Manchester City, Kevin de Bruyne, ha usado un software para calcular su nuevo sueldo. Según el programa, el belga mejoraría a todos los rivales de los de Guardiola y, al mismo tiempo, el equipo en el que más rinde es el City, según el resumen que ha hecho Didier Montes en Twitter. Eso no significa que prescindiese de su representante ni que otros sigan la metodología. De hecho, pocos se atreverán.

La nueva «casta»

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La irrupción de Podemos y del televisivo Pablo Iglesias es una buena noticia. Buena porque da una respuesta valiente a una situación de incomodidad relevante: si no te gustan los viejos partidos, crea uno nuevo y preséntate. Lo ha hecho, y con notable éxito. Pero ahora toca mantenerse, y hacerlo, claro, como alternativa, demostrando que ser un partido político al uso y no parecerlo es imposible hasta para ellos: “Pablo Iglesias hablará de la casta en el Ritz patrocinado por Red Eléctrica, Asisa y BT”, titulan en ‘El Confidencial’. La nueva “casta” ya es “casta”.

Susana Díaz, encantada consigo misma

Susana Díaz dice que no competirá por ser la secretaria general del PSOE, pero no para de hacer campaña por sí misma. Ayer mismo, concedió una entrevista en una televisión española en la que dejó perlas como la que recoge su propio partido en Andalucía: “Mi responsabilidad es muy grande, represento la única alternativa de izquierdas en este país”. Bueno es saberlo. Que es tan soberbia, digo. Pero esta campaña y este anuncio abren una puerta, la de la bicefalia en el PSOE, con un Madina como cabeza del aparato y una Díaz como figura en la cartelería de campaña.

Los progresistas descubren Brasil

Después de tener que escuchar durante años hablar del milagro brasileño iniciado por Lula Da Silva, continuado por Dilma Rousseff, e integrado en el milagro global de la América progresista, esta semana nos hemos encontrado que no es oro todo lo que reluce. Curiosamente, muchos de quienes claman hoy ante las injusticias sociales brasileñas son exactamente los mismos que señalaban hasta ayer a este país como modelo para Europa y el resto del mundo. Pero por desgracia, la desigualdad y las enormes bolsas de pobreza son tan reales ahora, con un Mundial, como antes, con un modelo vendido como un éxito.

Más luces y sombras sobre Uber

Sigo sin tener claro si Uber es un nuevo modelo de negocio de base tecnológica, o un elemento de intrusismo más que ha posibilitado el desarrollo tecnológico y la falta de escrúpulos de sus desarrolladores. Y eso que busco fuentes de todo tipo, como el blog de Julio Alonso, donde explica bien cómo los taxistas son en parte culpables del éxito de la aplicación contra la que se manifiestan… y también habla de la actividad de los conductores por horas de Uber. Actividad que, si da un beneficio, ¿no debería de estar regulada y soportar gravámenes, como el resto?

Cuando falta claridad

La tecnología es un medio, no un fin, aunque muchas veces parezca lo contrario. Las personas y la mejora de nuestra forma de vida somos el objetivo último, que no se nos olvide. Sin embargo, sí, se nos olvida. Tanto que la tecnología se ha vuelto perversa, y del mismo modo que Uber se justifica con el uso intensivo de cosas (vehículos) y personas “cosificadas” (los conductores), los hay quienes usan la tecnología para comunicar con el objetivo de engañar. Se quejan de ello, con razón, en ‘Profundidad de Campo’, cuando hablan de los post patrocinados y de los modos con los que actúan los departamentos de marketing, contactando con blogueros para que estos “vendan” experiencias de un modo encubierto.