Mikel Segovia lo enfoca así en El Independiente: los miembros de ETA que siguen en la cárcel estarían dispuestos a reconocer el daño causado siempre que se genere “un marco adecuado”, y apunta a su deseo de que haya “una sociedad sin presos”. Mientras tanto, van acogiéndose a beneficios que la propia organización les ha vetado durante décadas y, en cualquier caso, cada paso de este largo proceso nos recuerda que el de los presos es un problema pendiente de resolver en la izquierda abertzale.
¿Toca equilibrar algo?
Igual es que yo no estoy en la lista de periodistas influyentes que sí reciben e-mails de la Casa Blanca y por eso no lo entiendo, pero me sorprende lo que leo en El Confidencial: Donald Trump no es tan inútil ni malvado como le gustaría a Michael Wolff, y este periodista, al mismo tiempo, parece que tiene un ego insaciable que le lleva a ser un pelota para conseguir declaraciones que luego tergiversa. No conozco a ninguno de esos personajes, pero Trump se ha retratado él solo en incontables ocasiones.
No todo vale, lo sé
¿Y si Wolff fuera un exagerado en busca de fama y fortuna (ya tiene ambas, por cierto), no tendríamos que saberlo? Sin duda. Pero aunque lo sea (que no lo descarto) y por si acaso lo es lea el libro con las gafas de visión crítica, estoy seguro de que la caricatura se parece al Trump real. Recuerden que soy un firme defensor del “no todo vale”. Por eso celebro que haya sido condenada la mujer que deseó en Facebook que a Inés Arrimada la violen en grupo. Nada justifica eso.
Zuckerberg quiere arreglar Facebook
Lo que más nos sorprende es que el creador de Facebook no quiere arreglar su parte técnica, sino las cuestiones importantes: discursos que fomentan el odio, las noticias falsas que nadie ataja y el uso de los vídeos en directo para transmitir barbaridades o poner en riesgo a menores sin aptitudes digitales son sus preocupaciones. Zuckerbeg lo ha admitido en una publicación en su propio muro, preocupado por que la gente pierda la confianza en la tecnología… Y en su empresa.
Apple y su obsolescencia
Los iPhone y los iPad son unos cacharros increíbles. Prueba de ello es que el resto de empresas se han limitado a copiarlos. También son carísimos simplemente porque dejan un margen de beneficio enorme a Apple, pero lo que resulta imperdonable es que estén programados para funcionar peor cuando pasa el tiempo para generar una nueva compra (en mi caso, me he pasado a Samsung). Francia quiere poner freno a esto y ha logrado que Apple lo reconozca y ahora zozobre.