No, si Rajoy avisó

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Lo hizo en Instagram, con cierta alevosía, pero en el fondo daba igual el ocultamiento parcial porque su último discurso antes de volver a ser investido presidente, Mariano Rajoy casi exigió al PSOE que, ya que permitía la investidura, le facilitara su labor ejecutiva desde el legislativo. Creo que el ya presidente se equivocó claramente en su discurso: no se hace leña del árbol caído, y más cuando estás apoyándote en esa madera. El PSOE fue responsable y le está costando muy caro, Rajoy debería haber sido, por lo menos, agradecido.

Y Pedro Sánchez casi acertó con la salida

Pedro Sánchez ha mejorado algo: dejó su acta de diputado antes de la votación en el Congreso para evitar la foto de su voto en contra en vez de la abstención. Decía en el titular que “casi acertó” porque podría haberlo hecho todavía mejor: si en vez del sábado elige el viernes, hubiera sido noticia, lo que buscaba por lo visto en su Twitter, donde abría todas las puertas a seguir en el PSOE (evidentemente, en las altas esferas) en el lado de la afiliación, según él.

En misa y repicando

Lo que hizo ayer Alberto Garzón fue lo que el ilustra el viejo dicho español: no se puede estar en misa y repicando. Pero él lo intentó: se pasó por la manifestación “Rodea al Congreso” y luego entró en la Cámara porque, claro, él sí es diputado, “casta”, ya saben. No le negaré que Rajoy parece “el jefe de la Gürtel”, como él mismo decía en el tuit, por lo visto en los diferentes juicios, pero eso no le da razón en todo lo demás. Garzón se equivoca manifestándose en contra de la institución en la que trabaja, como ya lo hicieron otros.

“No nos representan”

Eso es lo que gritaban, por lo menos algunos, precisamente en la manifestación “Rodea al Congreso”. No me gusta la composición de la cámara baja española, pero después de dos elecciones consecutivas y la aparición de nuevos partidos en la misma, creo que no se puede negar que los votantes españoles, vascos, catalanes y gallegos sí están representados justo como estos han querido. Me temo que la democracia empieza reconociéndose a sí misma.

Rufián, una estrella fugaz

Tengo que dar la razón a quienes me recomendaban que tuviera calma ante la irrupción de Gabriel Rufián. El diputado de ERC me gustó mucho al principio, hace unos meses, cuando “saltó a la fama” política como portavoz en el Congreso. Pero en lo que va del 20-D a hoy, su estrella se ha calcinado y ahora es gris. Su discurso no fue ni ocurrente ni contundente: solo insultó gratuitamente e intentó hacer chistes que, simplemente, no tocaba hacer. Una esperanza menos en política.