Dinero privado para la política

Ya está aquí, ya lo han conseguido: los que siempre se quejan de la financiación pública de los partidos políticos, por fin, van a probar cómo actúa un candidato que se apoya en su propia capacidad para recabar apoyo económico de grandes empresas privadas. Manuel Valls ha convertido su capacidad para atraer el dinero en su manera de marcar perfil propio respecto a Ciudadanos, que lo ha llevado a la carrera por la alcaldía de Barcelona. Y luego, ¿qué? Si Valls alcanza la alcaldía, ¿irán los financiadores a ver si recuperan su inversión? Si la pierde, ¿la pagaremos los consumidores?

Adivinen quién pagará el impuesto a la banca

Es una iniciativa que en el titular queda muy bien: Podemos pone como condición a su negociación con Sánchez que imponga un impuesto a la banca que permita empezar a recuperar el rescate. Pero la realidad va a ser otra, y bastante más complicada: ¿quién si no los usuarios vamos a sufragar este nuevo impuesto a las entidades bancarias? Estamos hablando de empresas que hasta te imputan el gasto por ingresarles tu dinero, según su propio cálculo. El papel, ya lo sabemos, lo aguanta todo. Y la idea feliz siempre es estupenda para los románticos, pero ambas cosas son muy poco prácticas.

Hablando de impuestos…

Por cierto, quienes ya tienen asegurado que van a subirse el sueldo son los reyes de España que, recordémoslo, son cuatro. Felipe VI cobrará 242.769 euros brutos en 2018; su padre, 194.232; Letizia Ortiz, 133.530; y Sofía de Grecia, 109.260. A este dineral (700.000 € entre los cuatro) hay que sumar lo que nos cuesta mantener sus palacios, casas, coches, barcos y escopetas, y lo que pagamos también indirectamente para que el resto de la familia real trabaje en distintas empresas privadas, como acción de marketing. Un derroche innecesario a todas luces.

Más allá del vil metal

Más allá del vil metal, en Italia por lo menos, está el vil. Me refiero, por supuesto, a Matteo Salvini, orgulloso de lo que es y lo que piensa, arropado por las encuestas y los despistados de medio mundo que no saben distinguir un facha cuando lo tienen delante, y acompañado de un gobierno que, desde fuera de Italia, parece un teatro de títeres al servicio de quien maneja los hilos sin vergüenza. El corresponsal Dani Verdú tuiteaba la foto del anuncio de la campaña gubernamental del decreto de Salvini sobre inmigración que fue apoyada por el primer ministro Conte, al que el de la Liga Norte espera suceder.

Leamos con propiedad

Voy a tener problemas para completar este párrafo porque creo que el tuit de Mut (poco menos de 700 seguidores) lo dice todo: “Si tu hija de dos años maneja la tablet, el superdotado es el programador”. El tuit tiene dos lecturas: por un lado, la que deberían de hacer los aitas, amas, aitites y amamas que sacan pecho por cómo sus pequeños/as manejan los dispositivos. Y por otro lado, la de que los adultos necesitamos que nos pongan la tecnología muy, muy fácil para que la incorporemos a nuestra vida. Algunas respuestas al tuit, por cierto, dan para otro párrafo por pretenciosas.