La repetición del caso Bateragune, después de la anulación del Tribunal de Estrasburgo que llegó con las condenas ya cumplidas, es la última muestra de que la “justicia” (la única manera de escribir la palabra es entrecomillándola) española está compuesta, por lo menos en parte (y en su parte más importante, me temo), por justicieros que no dudan en corregir al gobierno español e incluso a instancias superiores. Esta decisión del Tribunal Supremo llega tarde, hace que los propios jueces sean los protagonistas y huele a saña. Es decir: cumple con las características de una injusticia. Sin comillas.
Es que nunca fue suyo
A la familia Franco, igual que a la familia Borbón, e igual que a muchas otras familias españolas que se enriquecieron con la dictadura o sus consecuencias, España les ha respetado en exceso. Y ahora, como la Hidra, hay demasiadas cabezas que cortar. Lo robado tendría que haber sido devuelto a sus legítimos propietarios o, en su defecto, al estado durante la transición, que no fue modélica pero sí idílica para quienes trincaron. Ahora Francis Franco se queja en LaSexta de que atentan contra su propiedad privada. Pero el Pazo de Meirás y todo lo que hay dentro, como tantas otras propiedades, nunca fueron suyas.
Otro facha
Juan Carlos Girauta es un tipo coherente aunque por sus tuits pueda parecer todo lo contrario: cuando era diputado en el Congreso se quejaba de que el PSOE quisiera apropiarse de la iniciativa legislativa sobre la eutanasia… Y ahora que es un simple tuitero advierte de que aprobar la eutanasia puede ser el principio de los males. Insisto, no es incoherente: Girauta vive para estar enfadado, para ir a la contra, por el “no a todo” y con el “no a todo”. Girauta es un tipo malencarado y con unas ideas claras que se aproximan a Vox siempre que no cobre por opinar lo contrario. Y nos lo quisieron colar como político de los buenos.
Cada día, más lejos de la jubilación
No es fruto de la actual crisis, derivada de la pandemia, sino de la anterior: cada día que pasa estamos más lejos de la jubilación… Cuando lo normal sería lo contrario: como nos recuerdan en El Independiente, el 1 de enero, la edad para retirarnos estará en los 66 años. Pero no acabará ahí: lo pactado en 2013 es que ese horizonte se establezca en los 67 años… A menos que por el camino no lleven más allá esa frontera. Una información a tener en cuenta ante los populistas que desacreditan las políticas que apoyan la natalidad o los que desprecian a los inmigrantes que se juegan la vida para venir y trabajar.
John Le Carré nos ha dejado
Lo bueno de los escritores es que nunca nos dejan, realmente: su obra, igual que su nombre, su cara en las solapas de los libros e incluso su biografía, siguen presentes durante generaciones. Con todo, hoy nos toca despedirnos de las ideas que nunca saldrán de la cabeza de John Le Carré, un autor de ficción que, sin embargo, para muchos ha sido un cronista de excepción una época (la guerra fría) sobre la que hay mucha literatura pero que él describió mejor que nadie. Su propio bagaje como espía, fuera el que fuese, propició el principio de su obra. Su disciplina documental y literaria, el resto. Se ha ido un maestro.