Pernando Barrena no ha pasado su mejor semana: el eurodiputado de Bildu ha tenido que escuchar en una mesa que moderaba a su homólogo de Los Verdes defender que la alta velocidad ferroviaria es una alternativa ecológica y sostenible, y ha terminado cortando el discurso que, evidentemente, no le convenía. Todos hemos visto su incomodidad en YouTube. Lo que no conviene a ninguno de Bildu es la verdad: sus mentiras sobre el TAV van descubriéndose, y ellos solitos han convertido el tema en su problema. Primero era la fortaleza a atacar pero ha acabado siendo el castillo medieval a defender como puedan.
Pero, ¿qué dices?
¿Qué oiríamos decir a Díaz Ayuso si ETA siguiera activa? ¿Y a Albert Rivera? ¿Qué dirían sobre el terrorismo Iglesias y Echenique? Y la gran pregunta: ¿dónde estaban cuando ETA señalaba y mataba a políticos? No obstante, es evidente que algunos parecen añorar los discursos que les brindaban los de las pistolas: “No puedo permitir que el futuro de casi 7 millones de personas esté a expensas de si nos pegan un tiro o no”. Eso respondió Isabel Díaz Ayuso a Pedro Piqueras cuando éste le preguntó… ¡Por Ignacio Aguado! Y eso que esta semana el de Ciudadanos ha quedado como uno de los políticos más pusilánimes de España.
El régimen cubano
Si algo caracteriza a las dictaduras es que no se esconden y acaban dejando mal a quienes se empeñan en ponérnoslas como ejemplo: “Detienen en Cuba a Maykel Osorbo, cantante crítico con el castrismo”. Esta es, además, la “segunda vez en dos días” (Público). Osorbo no es cantante crítico normal: el gobierno está revolucionado, más que nunca pese a su retórica, porque el tema en el que participa, “Patria y Vida”, se ha convertido en un alegato generacional y contemporáneo contra la dictadura. Desde el entorno de Osorbo denuncian que están viéndose acosados por la policía, que no les permite salir de sus casas.
Menos chorradas
Twitter es un colector, pero si por fin lo cierran echaré de menos a tuiteros como Mr. Insustancial, que esta semana ha dejado un mensaje de esos que me hubiera gustado escribir a mí: “Si queréis ser fachas sed fachas pero, por dios, no echéis la culpa a los demás de vuestra decisión. Estoy hasta el coño de escuchar coartadas baratas”. Quienes justifican al que interrumpe a un eurodiputado que dice la verdad, que animan a la que tira de metáforas bélicas para justificar su falta de altura política, que apoyan a los que encarcelan a cantantes lejos y que golpean a fotógrafos cerca, dejaos de chorradas: sois fachas.
Casi un millón de personas haciendo el ridículo
Twitch es un fenómeno muy interesante: su oferta de canales y su modelo de negocio son maduros y llegan a un público que no está descubriendo un modo de consumir, sino que lo tiene asimilado. La incorporación de los grandes comunicadores de la nueva generación ha generado un efecto llamada que en Magnet encuadran perfectamente: “Twitch ya tiene más de un millón de canales en español. El 90% no supera los tres espectadores”. Es decir: hay un millón de personas o marcas haciendo el ridículo, queriendo parecer jóvenes y contemporáneos, y dándose una hostia contra la dura realidad.