Es indecente, y así debemos señalarlo, que un digital serio como República trate la posible entrada de la ultraderecha en el gobierno español con normalidad: “El PP lograría entre 147 y 151 diputados y podría tener una mayoría holgada con Vox”. No lo hace solo este medio y no es exclusivo de los que se leen únicamente on-line. Todo intento de blanqueo o normalización de lo peor que le ha pasado a la humanidad, la ultraderecha, debe ser denunciado y tratado como merece. No hay otra opción. Y quien crea que sí la hay se retrata como colaboracionista y, por supuesto, persona, empresa o institución que se siente cómoda con el fascismo.
Es su Diada y su Procés
Después de lo fracturado que ha llegado el bloque que fue independentista en Catalunya (ahora ERC es autonomista y en Madrid, de la mano de Bildu, muy, muy posibilista), las 150.000 personas que se juntaron para celebrar la Diada dieron una muestra clara, sobre todo, de que su realidad es particular. Y pese a que muchos, especialmente desde la izquierda abertzale, han intentado asimilar el Procés con nuestro proceso independentista, más lento y con mucho más terrorismo, este 11 de septiembre ha quedado claro que no es posible. Su camino (que iniciaron solos a petición de los propios catalanes) es solo suyo.
La derecha no tiene plan
Estoy de acuerdo con Cristina Monge en que resulta “un serio problema” (Público) que la derecha no tenga “un plan”. Los partidos conservadores en Europa y el mundo, es evidente, se han dejado comer la tostada por la extrema derecha, no han sabido combatirla. Y ahora son rehenes del argumentario ultra, se ven obligados a hacer un populismo con el que no se sienten cómodos y a abrazar un neo-neoliberalismo que parece tener como fin último el colapso de nuestra civilización. La derecha, sin duda, necesita un plan, una reflexión y un liderazgo que señale, sin dudar, a la ultraderecha como el mayor enemigo.
Rusia y su propaganda
No nací ayer: no tengo pruebas (de momento) pero tampoco dudas de que Ucrania ha contado con apoyo de la inteligencia europea y/o estadounidense para lanzar su exitoso contrataque. Pero de ahí a lo que está diciendo la propaganda rusa y exponen en Nexta (un medio que ha hecho un seguimiento de la invasión inclinado hacia el invadido pero con bastante fidelidad a hechos que después de han confirmado), hay un trecho. Según un canal de Telegram que difunde lo que conviene al Kremlin, hay militares de la OTAN, rubios y negros, combatiendo al ejército ruso. Esto es muy sencillo: cada uno decide con qué mierda quedarse.
Solo se ha muerto una reina
Viví con interés la información que iba surgiendo el día que se murió Isabel II: me resultó interesante conocer los nombres de las diferentes operaciones para asegurar la sucesión y me sorprendí con que Carlos fuera nombrado Rey. La segunda jornada de información la seguí, ya, con resignación menesiana. A partir de la tercera me cuesta entender qué interés tiene ver un coche fúnebre atravesando media Gran Bretaña (de hecho, no entiendo el paseo real del cuerpo). Solo se ha muerto una reina, no podemos olvidarlo, la que más tiempo ha encarnado ese anacronismo, es cierto, pero paso ya de avivar el interés por las coronas.