“Los 831 españoles más ricos han agrandado sus fortunas en 10.496 millones más”, leemos en la web de la SER. Solo en joyas, pieles, coches, barcos, aviones, arte y antigüedades gastan el doble de todo el presupuesto de Cultura del Estado. Pero el dato más sangrante es el de la recaudación: como con su dinero generan más dinero no pagan los impuestos que los demás sí abonamos en nóminas y cuotas de autónomo; y en Madrid, Andalucía y en Galiza pagan aún menos impuestos. Solo en Madrid, “20.030 personas con más de 700.000 euros en patrimonio (exceptuando su casa) no pagan ningún impuesto. Madrid deja de ingresar 1.212 millones”.
Todavía puede ser peor
Si lo de los ricos resulta indignante, lo de la casa real española resulta doblemente indignante: por casa real y por su patrimonio. Pero no pasa nada: España puede estar tranquila porque para lo verdaderamente importante (su unidad y su sistema de poder), los dos grandes partidos coinciden sin dudarlo: “Nueva legislatura, pero mismas dinámicas. Como ya ocurrió en junio del pasado año, el PSOE ha sumado sus votos a los del PP en la Mesa del Congreso para tumbar una iniciativa del PNV que pretendía limitar la inviolabilidad del Rey” (EPE). Y lo del barco para las regatas veremos cómo acaba, pero doy por hecho que se lo pagamos.
Sigue sin saber de política
Macarena Olona no tiene ni idea de política aunque sea jueza, haya sido diputada, haya formado un partido y se haya presentado a unas elecciones como cabeza de lista por Vox y por su propia marca. La política no es solo hablar en el estrado y posar para las fotos: hay que convencer, vencer y volver a hacerlo, una y otra vez. Y nada de eso está logrado Olona: “Tres cabezas de lista se escinden del partido de la abogada del Estado para crear la Asociación Democrática Ciudadana” (The Objective). A este spin-off del spin-off en la sitcom de la extrema derecha no le auguro yo mucho éxito de crítica y público.
Es la crisis… de la edad
Cuando leí este titular en La Información lo tuve claro: “Las ventas de ordenadores y móviles ceden terreno en 2023 con caídas del 13,7% y 4,7%”. Esta caída está provocada por los carísimos precios de los aparatos y porque la tecnología que reemplazamos, realmente, está en perfecto funcionamiento. Me hago viejo, cascarrabias y cada vez más agarrado: me aferro a mis aparatos, reparo lo que puedo (personalmente o en tiendas que lo hagan) y sigo adelante. Alargo la vida de mis objetos, especialmente los tecnológicos porque, además, me genera especial indignación que generemos basura con dispositivos que funcionan.
Por suerte, las y los fotógrafos estaban allí
El mundo cambia rápidamente. Demasiado. Y no para bien: la globalización hace que los centros de las ciudades más visitadas se parezcan cada vez más entre ellos. Perdemos autenticidad y esta tendencia, estoy seguro, por desgracia solo va a ir a más. Lo que hace que me aferre al archivo fotográfico no solo mío, sino del mundo: webs como Flashbak, que recuperan momentos que olvidamos, son cada vez más necesarias. Porque hubo un momento en el que en Times Square había tiendas que ofrecían pornografía incluso en vivo. Haberlo visto es lo que nos ha hecho mejorar: revisarlo nos permitirá recordar por qué lo hicimos.