Me parece muy acertada la contradicción que han elevado al titular en 20 Minutos: “Casi el 60% de los españoles pide al Gobierno gastar más en servicios públicos y a la vez cree que debería bajar impuestos”. Salvarnos es caro: bomberas y bomberos, policías, militares, médicos, enfermeros, hacer llegar alimentos y agua cuanto antes a lugares devastados, es caro. Y recomponer todo lo que se ha roto va a ser muy caro. Cuando las desgracias suceden (y van a suceder cada vez más por el cambio climático) pedimos velocidad y eficacia, y eso cuesta dinero que sale de nuestros impuestos. Lo que hay que reducir es el populismo.
Sigo sin entenderlo
Lo siento, pero no creo en las buenas intenciones del PSOE cuando “pide a Cristina Fallarás información sobre agresiones sexuales de socialistas” (El Confidencial Digital). Más bien creo que quieren anticipar posibles denuncias anónimas. Es legítimo, ¿sí? ¿Va de feminismo? Tengo mis dudas. También con la labor de Fallarás, ya lo he escrito antes, a la que hoy todo el mundo tiene miedo, pero no por su trabajo, sino por todo lo contrario: porque hace públicas denuncias sin comprobar su veracidad y puede generar un daño irreparable, multiplicado por irresponsables que no dudan en poner nombres propios en las redes sociales.
¿Y la paz en el mundo?
El “asalto a los cielos” no pueden protagonizarlo quinceañeros mentales. Siento ser tan duro pero creo que debemos hablar claro: a mí también me gustaría que todos los gobiernos del mundo fueran contundentes con el de Israel y que el precio de la vivienda fuera, de una vez, razonable. Pero sé que eso no se consigue ni deseándolo muy fuerte, ni votando en una consulta telemática, ni bloqueando los presupuestos generales del Estado, como va a hacer Podemos si cumple con el mandato de sus bases. La política consiste en negociar y en dejar pelos en la gatera, quien no esté dispuesta o dispuesto, que se haga a un lado. De una vez.
Fuiste tú
Es una tentación comprensible pero también es un error: no puedes culpar a los demás de tu propia idiotez. No puede hacerlo Errejón, sugiriendo algo raro de un modo de vida neoliberal para justificar que íbamos a saber que su filosofía era la de Amador Rivas (me refiero al de ‘La que se avecina’, sí). Y no puede hacerlo Willy Toledo: “Intentaron joderme la vida y lo consiguieron” (Público). Más que encontrar una mano negra o una conspiración contra él, Toledo debe buscar dentro de sí mismo: demostró que abrazaba a la dictadura cubana, nos dio una pelmada terrible con su movida y dejó de tener gracia.
Un cambio inesperado
Me siento extraño metiendo temas de mucha menor importancia que la DANA, pero creo que no aporto nada dando vueltas a la desgracia. Por eso me arriesgo y hablo de esta noticia en Palco 23: “Arabia Saudí insiste en llevar a sus clubes a la Champions pese a la negativa de la UEFA”. El riesgo para la institución de Ceferin es que los árabes se cansen de llamar a la puerta y se unan a la Superliga. Lo que lo reduce es que el fútbol árabe no ha despegado: siguen fichando estrellas pero en muchas ocasiones para tapar las huidas de los que trajeron antes y no se han adaptado, y sus equipos siguen sin ser competitivos.