Mark Zuckerberg está acomplejado: Facebook agoniza, sabe que hizo el ridículo con el metaverso, Instagram se ha convertido en el perseguidor de TikTok y no consigue rentabilizar WhatsApp (él, que fue el más hábil inventando el modelo de negocio de las redes sociales). Así que ha decidido hacer algo, y lo que ha hecho es copiar a Elon Musk para intentar agradar a Donald Trump. “Acomplejado” es el adjetivo más suave que se me ocurre después de que haya anunciado que va a dejar de contar con sus verificadores para reforzar la libertad de expresión. Pero si piensa que todos somos tontos es porque lo parecemos en sus redes, no lo olvidemos.
El puto boss
Elon Musk se siente el puto boss: es el que susurra a Trump, al que copia Zuckerberg, el que desestabiliza Europa y al que idolatran en la extrema derecha. Esto tampoco podemos olvidarlo: si se mete en la política europea impulsando a los fascistas es porque sabe que va a multiplicar su fortuna. Por eso ha apoyado a Trump y le ha salido bien. Lo que sucede debe de hacernos reflexionar sobre el mundo que hemos permitido que construyan los de la economía virtual y a quién necesitan estos (a los ultras) para que sea cada vez más rentable. Y también sobre cómo Musk se la metió doblada a muchos progres tecnófilos.
Subnormal
Es evidente que Donald Trump piensa cosas que no son normales: pretender quedarse con un territorio que pertenece a otro estado, como Groenlandia, y afirmar que no descarta una guerra de aranceles ni el uso de la fuerza, no es normal. Lo que vemos (a su hijo visitando Nuuk en el avión privado de la familia) debe obligarnos a tener presente que tanto poder y tanto dinero solo se obtienen si eres un depravado mental que carece de empatía y piensa que el mundo y las personas son solo limones que exprimir en su beneficio. Esa idea es la que debemos combatir todas las buenas personas.
Muerto
No todos los muertos salen a hombros, como dijo (o se lo atribuimos) Jardiel Poncela: el fallecimiento de Jean-Marie Le Pen también debe servirnos, en esta ocasión, para recordar que hay gente viviendo de fomentar el odio al diferente, como él hizo. Para recordar que el fascismo en Europa (también en Euskadi, esto también hay que recordarlo en cada ocasión que se presente) está en su mejor momento. Para recordar que quien mejor hizo crecer la semilla de la extrema derecha en Europa debe ser el enemigo vivo y muerto. Para recordar que hay legados que deben ser repudiados, igual que sus ideas en vida.
Tramposos
Si finalmente Dani Olmo y Pau Víctor siguen jugando en el FC Barcelona aunque este haya incumplido las normas que sí deben respetar el resto de equipos, harán trampa. Otra. Porque quien validó la venta de los activos futuros, es decir, las famosas palancas (alguno, incluso, vendido más de una vez) abrió la puerta a trampas mayores, lo estamos viendo. Pero si el CSD (un organismo público cuyo director nombra el gobierno español) permite que estos futbolistas jueguen será cómplice de la trampa más grande hasta la fecha. Unas trampas antideportivas y que enrarecen el ambiente. Y sin hablar de Enríquez Negreira.