No he dado mucho crédito a la noticia que he leído en varios digitales hasta que ha aparecido en Público, donde su proximidad con Podemos es bastante evidente y absolutamente legítima (prefiero un periodismo de parte pero honesto que uno que va de objetivo e intenta colárnosla): Teresa Rodríguez ha puesto en marcha su propio plan político y electoral para Andalucía de espaldas a la dirección nacional de Podemos. La alarma suena en la casa morada porque el historial de enfrentamientos de la política andaluza con Pablo Iglesias no es leve, precisamente.
Preguntas sin respuesta
Las batallas por la pureza a las que asistimos en redes sociales han abierto debates muy interesantes con casos concretos sobre los que no sé qué pensar. Y en la duda está lo bueno: feministas gitanas se han opuesto a la proyección de una película en Iruña sobre dos mujeres gitanas que se enamoran porque refuerza estereotipos negativos y, en su opinión, irreales de esa cultura. Al final, la película no se proyecta. ¿Está bien ceder a esa presión? ¿Es mejor proyectar la película? ¿Es superior la protección de una cultura a la libertad sexual de dos mujeres?
El capital invierte… en restaurantes
La burbuja (sí, lo es aunque participe y disfrute de ella) gastronómica ha traído una consecuencia en la que muchos no habíamos reparado: los fondos de inversión han empezado a participar en la propiedad de cadenas de restaurantes puestas en marcha pensando en los nuevos gustos para el ocio de la manduca: sitios bonitos y luminosos con comida vistosa y sabrosa. Todo en su punto para la foto en Instagram. Y para atraer capital mientras dure la recuperación que nos permite comer hamburguesas a 14 euros, bebida y cheescake industrial aparte. ¿Cómo no va a ser rentable?
La ciudad y sus fotos
Me parece interesante lo que comentan en Trecebits sobre cómo el mapa de fotos de una ciudad en redes sociales dice algo de ese municipio… Pero no acabo de estar de acuerdo con su enfoque. En este relevante blog creen que estos mapas de fotos permiten observar dónde prefiere estar la ciudadanía y qué falta a esos barrios desde los que se suben menos fotos. Es evidente que se trata de una lectura que prescinde de la sociología de cada barrio y uniformiza vecinos, naturalezas y necesidades. Sí, esta tecnología puede ser útil, pero no solo para lo bonito.
¡Qué mayores somos!
La comparativa de cómo veíamos jugadas muy similares en los simuladores de fútbol del 98, de 2008 y de 2018 es muy sugerente… Si consigues abstraerte de que tú (yo) jugabas con videojuegos hace 20 años ya. En lo técnico, es evidente que los gráficos y las posibilidades han evolucionado en este tiempo. En lo sentimental, uno siente una sombra interior inevitable porque además se ve incapaz de coger esos mandos con tantos botones que hay ahora y que la chavalada maneja sin mirar. De jugar un partido en red con unos cascos y un micrófono, ya, ni les hablo.