Ni falsos dilemas…

No es que Isabel Díaz Ayuso sea una nostálgica del franquismo, es que no le importa abrazar a la extrema derecha siendo conocedora sin problemas de todo lo que ello implica. Y al más puro estilo trumpista (otro que abrazó a los nazis), se saca de la manga falsos dilemas para justificar, blanquear y apuntarse a las vergonzantes listas del colaboracionismo: “Si hemos de pactar, prefiero a Ortega Lara que a quienes lo hacen con sus secuestradores”. ¿Tiene ella que pactar con Bildu en Madrid? ¿Lo tiene que hacer el PP en Castilla-León? Si su opción es Vox, lo es. Y la retrata. Igual que cuando intenta tratarnos como a idiotas.

…Ni falsos fascistas

En cualquier caso, lo que ha hecho Isabel Díaz Ayuso no es un anuncio: el PP ya trabaja con Vox a diario, empezando por Madrid pero terminando en cualquier esquina de España. Y no solo de España: “PP y Vox ponen trabas a la visita de eurodiputados al Mar Menor” (La Opinión de Murcia). Ortega Smith en la capital española y Jorge Buxadé en Bruselas son sus interlocutores, igual que Espinosa de los Monteros lo es en el Congreso, donde el PP preparó el cambalache de UPN con pleno conocimiento del de Vox. Quien es capaz de llegar a arreglos con estos personajes muestra una forma diáfana de hacer y de pensar. No hay más.

Así se quedan sin tiempo

Esto de Eldiario.es es una muestra de la misma forma de hacer: “La Región queda fuera del reparto de los 109 millones de euros de fondos europeos de inclusión por no presentar ningún proyecto”. O mantienen una relación fluida con la extrema derecha española o gestionan sus autonomías. En el PP no tienen tiempo para todo, está claro. Pero sí tienen un comodín: echar las culpas al gobierno español, al PSOE y a sus socios, de todo lo que pase. Un comodín que a veces parece que no les funciona tan bien como creen en el PP. Pero tampoco descarto que las elecciones castellano-leonesas avalen esta política de las derechas.

Liberal en lo de los demás

Como Ícaro Moyano, yo también estoy disfrutando de la caída de careta de Albert Rivera: “El culebrón del despido de Rivera me tiene living. No es que no haya dado palo al agua en dos años, es que ni va a ‘trabajar’. Eso sí, el liberal quiere ahora cobrar incluso los años que le quedaban de contrato. Era un bluf incluso mayor de lo que parecía”. El resumen, como siempre en el caso de este periodista, es buenísimo. Y el retrato de Rivera que están haciendo sus jefes, de una calidad inigualable. Pero quienes deberían de dar la cara son quienes nos lo vendieron como un renovador, un mirlo blanco y un rayo de esperanza.

En Nafarroa, también

García Adanero y Sayas son dos tipos tan encantados de haberse conocido que en vez de enterrar su traición y pasar página rápidamente, siguen moviendo el árbol. Pero lo que han hecho es tan difícil de defender que hasta sus propias palabras les acusan: cuando Santiago Cervera fue expulsado de UPN en 2008 por no apoyar los presupuestos de Zapatero, el propio Adanero dijo: “Lo normal, lógico y coherente es que si abandona ese partido político abandone también el cargo. Cuando uno no abandona, eso en política tiene un nombre que es transfuguismo”, como bien recuerda Dani Álvarez en Twitter.

Todo

Todo fue propio de un esperpento en el Congreso de los Diputados la tarde del jueves: el transfuguismo de los de UPN, el error en la votación del diputado del PP, Alberto Casero, y el inicial de Meritxell Batet al contabilizar y anunciar el resultado. Podemos llamarlo esperpento, sainete o entremés: la política española ha demostrado una flexibilidad inesperada para retorcerse innecesariamente porque, al final, todo termina como siempre. Nada nos sorprende en las formas y los fondos de UPN, en las trampas del PP ni en su abrazo con Vox, ni nos sorprende ya la suerte de Pedro Sánchez, el más iconoclasta saliéndose con la suya.

Nada

Jaume Asens no ha entendido nada y lo peor es el motivo: porque no quiere entenderlo. “Esta tarde por unos segundos ha ganado el ‘no’ pero solo se han levantado a aplaudir PP y VOX. ¿Por qué los demás partidos que han votado contra la reforma no han celebrado su victoria?”, tuiteaba el de Podemos. Y seguro que sigue creyendo que su pregunta es pertinente, como si quien celebraba algo no celebrase un cambalache injustificable, como si no hubiese oído los discursos de Esteban o Rufián, o como si el Congreso fuese un circo. Es difícil mostrar una mirada tan corta en solo un tuit, pero Asens lo ha logrado holgadamente.

El PSN, mal

Anda Endeko Andueza dejando recados a Andoni Ortuzar y al lehendakari, como si su partido fuese el PSOE y este no tuviera nada que ver con el PSE… O con el PSN, que fue el que accedió a un trato con UPN a cambio de unos votos que, para colmo, no se dieron. Ramón Alorriz explicaba en Twitter que ellos sí habían “cumplido” con los de Navarra Suma, a lo que Xabier Lapitz respondía con acierto: “Pues hablar claro es de agradecer. Lo del intercambio es un cambalache que dice muy poco de PSN y de UPN. De hecho contribuye al descrédito de la política”. Efectivamente, de esto último es de lo que hablamos.

UPN, peor

Javier Vizcaíno también tuiteaba con una claridad indiscutible: “Adanero es un vividor. Tipo simpático, sin duda, pero un jeta del quince. Espero que hoy sea el principio del fin de su carrera. Y a ver de qué vive. Lo de Sayas es peor. Mala persona sin matices. Lo peor de lo peor de la política”. Ambos demostraron de qué madera estaban hechos mintiendo a su partido, dando la espalda a un acuerdo, sorprendiendo en la votación y volviendo después a sus despachos. No puedo ni imaginarme la situación ni la cara dura que hay que tener para provocarla. Si algo aprendes en política es que el camino es más largo que ancho.

Va de esto

La jugada del PP, de la mano de Vox, con la colaboración necesaria de UPN y la sorpresa desagradable de Alberto Casero, es una jugada perdedora. Y el resultado de la votación es lo de menos. En este caso, en el medio elegido va el mensaje: destruirlo todo como sea. “Entre lo de ayer del Congreso y lo de Lorca hay más en común de lo que parece. Hay partidos que están intentando derrocar a los gobiernos de izquierdas a golpe de deslegitimar la democracia y sus instrucciones. Jugar al descrédito y a la legitimación del todo vale por obtener el poder”, tuiteaba Verónica Fumanal. Jugadas que se suman a las anteriores.

Convencidos de lo suyo

En medio de una crisis sanitaria mundial un responsable de una comunidad autónoma no puede reiterar su apuesta por la sanidad privada y por la liberación del sector sin que pensemos que algo le va en ello. Probablemente sea ideológico y seguramente sea algo más, porque nadie con un poco de capacidad para la comparación y cero intereses puede seguir creyendo que hay que importar a Europa el modelo americano. El descarado esta vez es Javier Fernández Lasquetty, consejero madrileño de Hacienda. Sí, de Madrid, donde más fuerte está golpeando la pandemia y más han cabalgado los liberales en España.

Lo mejor, que lo conozcan

Cuanto más veamos todos a Carlos García Adanero, mejor para Nafarroa. El diputado de UPN hizo un discurso pésimo en el último pleno en el Congreso, sugiriendo que este fin de semana la ciudadanía se merecía poder pasar la Semana Santa libremente, como si no hubiera una pandemia mundial. Voy a ser bueno y voy a pensar que su habitual tono chulesco le traicionó, porque si lo decía convencido, la cosa es aún más grave. García Adanero tiene ese perfil de diputado al que le sobra el hemiciclo. Una forma de hacer política que representa a un sector cada vez más minoritario en Navarra y toda Euskadi.

Así, no

¿Puede un ministro ver una película en medio de una pandemia? Puede y debe hacerlo. Todos tenemos derecho al descanso. También el lehendakari, Pedro Sánchez, y por supuesto, sus consejeros y ministros. Yo quiero que quienes tienen que tomar decisiones estén frescos, tengan reflejos y acierten cuanto antes. ¿Puede un ministro tuitear de modo divertido que las mejores películas de Semana Santa para él son Jesucristo Superstar y La Vida de Brian en medio de una pandemia? Puede, y Alberto Garzón lo ha hecho. Pero no debería de hacerlo: las formas, como el descanso, importan, y durante una pandemia, más.

Los políticos son extraterrestres de colores

Durante esta crisis sanitaria mundial ha subido el porcentaje de chorradas publicadas en redes sociales. No tengo datos, pero tampoco tengo dudas. Además, es muy subjetivo. Para mí, una chorrada es una chorrada y, para otros, una chorrada es una idea feliz de su político, periodista u opinador favorito. Por ejemplo, esto de Alber Vázquez: “En España, la gente normal y corriente está muy por encima de los políticos, sean del color que sean. Y esta crisis no sirve sino para confirmarlo”. Para él los políticos son extraterrestres de colores. Lo suyo es el populismo baratito de retuit fácil. La realidad compleja es para otros.

EE.UU., en manos de Trump

Una crisis sanitaria inesperada y no conocida por nadie vivo, y una crisis económica derivada trágica, con caídas en picado de todos los indicadores: ningún gobierno del mundo estaba preparado para ello. Qué casualidad, todos los que saben qué hay que hacer y cuándo tenía que haber empezado el acopio, están en la oposición. Pero especialmente terrorífico va a ser lo que pase en EE.UU., con Donald Trump a los mandos de la nave un sistema sanitario y económico liberalizado hasta el extremo, lo que impide cualquier tipo de red social. El artículo al respecto en El Blog Salmón es como un cuento de miedo.