Alfonso Alonso no es tonto y sabe la verdad: que el lehendakari está siendo atacado desde el flanco salvapatrias (no confundir con “nacionalista”) porque no rompe y rasga la autonomía, ni su pacto con el PSE, ni los acuerdos a los que se comprometió el PP. Pero Alfonso Alonso sí destapa que el PP hace todo esto del 155 por puro electoralismo, porque pretende capitalizar en votos la crisis catalana aquí, allí y más allá, sin que importe la verdad ni las consecuencias. Tomamos nota.
“Eskerrik asko, Lehendakari!”
El tuit es de Carles Puigdemont, president de la Generalitat que está liderando el procés y al que quiere aparta España con el 155 a modo de bayoneta. Y sí, da las gracias a Iñigo Urkullu después de que este mostrara su solidaridad ante el atropello que han orquestado Rajoy, Sánchez y Rivera. Porque quien tiende puentes sólidos entre Catalunya y Euskadi son los principales líderes del PDeCat y PNV, al máximo nivel, mientras PP e Bildu intentan detonarlo todo.
Es la guerra (para algunas)
No puedes ir de fotógrafa sensible y de socialista y, al mismo tiempo, ser tan cafre de tuitear (y mantener): “Ayer nos sirvieron 12 botellas de #AguaFontvella en un @FosterHollywood de #Chamartin. Ya no volveré a ir…” (sic). La exministra María Antonia Trujillo no se quejaba por recibir agua embotellada, sino porque en Madrid le habían servido agua catalana. Esta queda segunda hoy en el concurso de irresponsables pero primera en el de ignorantes porque Font Vella tiene manantial y planta en Sigüenza.
Lo que no necesitamos
No necesitamos “fake news” sobre el procés: lo que pasa es suficientemente grave y la ola de solidaridad suficientemente alta como para que lo disolvamos todo haciendo caso a los de las cuentas de la lechera con los votos que recibirán si presionan a Urkullu y Puigdemont. Por eso tiene tanta culpa quien coló una foto de la celebración del último título del Athletic como una manifestación en Bilbao a favor del procés como los miles que la dieron por buena y retuitearon.
Sigamos cogiéndonosla con papel de fumar…
Tengo claro que la presidencia de Donald Trump tiene mucho que ver con la instauración de una versión extrema y peligrosa de “lo políticamente correcto”. Tenemos tanto cuidado con tantas cosas que, al final, gana el que dice cuatro burradas (y les remito al inicio de la columna) que muchos desean escuchar porque a alguien hay que echar la culpa. Y así acaba un insensible jugando al golf mientras sus cinco predecesores recaudaban dinero para los damnificados del huracán.