Gracias a Obama

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El premio nobel de la Paz que recibió sin merecerlo ha perjudicado a Barack Obama, un político que ha sido más admirado fuera de sus fronteras que dentro. Aun así, fue reelegido y estoy convencido de que será un icono en el futuro (con su merchandising asociado, claro, que para eso los estadounidenses son los mejores) de que lo que parece imposible se puede lograr, de que “sí, podemos”, como él mismo ha querido recordar en su despedida. Este sí que será un “ex” que querremos volver a ver.

¿Gracias a Trump?

Cuando asistimos a aquel milagro de la política y vimos a un demócrata negro alcanzar la Casa Blanca nadie era capaz de prever que el relevo a aquel protagonista de la historia iba a ser un cavernícola. Un cavernícola que, antes de entrar en el despacho oval ya parece cosechar logros, de momento, especialmente en el sector automovilístico: Fiat Chrysler también cambia México por EE.UU. para invertir en plantas de producción.

El efecto “llamada”

Como no me gusta, soy especialmente cauteloso a la hora de vitorear esos supuestos logros de Trump. ¿Cómo no va a parecer una buena noticia que haya 2.000 nuevos puestos de trabajo entre Michigan y Ohio? Si el nuevo presidente de EE.UU. está en medio meditaré mi respuesta. Sobre todo, para no tener que aplaudir también a quien le emula desde posiciones más peligrosas como Marine le Pen, que anuncia aranceles para los coches fabricados en España y protección para la industria automovilística francesa.

Pero no todos sus enemigos son mis amigos

Me ha aliviado leer que Carlos Prieto en El Confidencial pone en duda la oportunidad y el valor del tan comentado y compartido discurso de Meryl Streep contra Donald Trump. Como bien expone Prieto, es la representación de la pataleta de una élite que se tiene por superior moral e intelectualmente, y que desprecia a una masa de votantes a la que consideran ignorante. Ese no es el camino: Trump ha ganado porque ha hablado claro, y la culpa es solo de quien no lo ha sabido hacer, y tenemos que incluirnos muchos.

¿Bromear sobre Carrero Blanco es delito?

Si han entrado en Twitter y han visto varios chistes sobre Carrero Blanco no se sorprendan: una tuitera ha desvelado que piden para ella más de dos años de cárcel por una serie de gracietas sobre el franquista. Los chistes eran malos, pero ni eso ni su ignorancia (le llama “dictador”) es punible. Entonces, ¿qué lo es? ¿No se pueden hacer chistes sobre determinados personajes políticos? ¿Hay un bando protegido? Como muestra de solidaridad, otra ración de chistes malos de defensores de la libertad de expresión de ocasión.

Otra disputa entre estrellas

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La respuesta de Donald Trump a Meryl Streep en Twitter es más propia de una estrella mediática resentida que de un presidente de EE.UU., así de fácil. Trump sigue moviéndose como un ganador de un reallity show de máxima audiencia, aparentemente inconsciente de que esto va de otra cosa: de tomar decisiones, ser criticado por ello y seguir tomando decisiones. Por cierto, como también recordaban en Twitter, la propia Streep tiene algo de lo que aborrece en Trump, en el “biopic” de Margaret Thatcher.

Suma y sigue en el PP de Madrid

Ayer hablábamos de la investigación en curso sobre una segunda “caja B” en la contabilidad del PP de Madrid, en la época de Granados y Aguirre, y hoy, gracias a Estrella Digital, nos enteramos de que va a empezar el juicio por el “caso Guateque”: “Hasta un total de 34 personas, entre funcionarios y empresarios, se sentarán en el banquillo, diez años más tarde, acusados de urdir la mayor trama de corrupción en la historia del Ayuntamiento de Madrid, bajo el mandado de Alberto Ruiz-Gallardón”.

Información liquida

No soy tan ignorante como para restar valor a las reflexiones de Zygmunt Bauman sobre el camino que lleva la sociedad actual, tan influenciada por un fenómeno que nos supera como es Internet. Su concepción de la “liquidez”, de hecho, puede resumirse en que les esté recomendando un texto en un blog , Hipertextual (un buen blog), para conocerle mejor. Esta posibilidad de encontrar y compartir información valiosa es uno de los motores de cambio… Y también una de las excusas más grandes para mover y promover basura.

Hay que ser agradecido

Michael Robinson cogía al vuelo el tuit de un usuario que recordaba que el pasado sábado se cumplían 30 años de su fichaje por Osasuna, y tuiteaba: “¿Cuantas decisiones tomamos en la vida? Esta ha sido la mejor que yo haya tomado jamás”. El ex futbolista, reconvertido en comentarista deportivo y hasta productor audiovisual, como el tipo listo que es, ha sabido ser agradecido con el club navarro, y eso que los grandes títulos los ganó con el Liverpool. Un diez.

Vamos a joder al Barça

Este Barça no es el de Puyol, Xavi y Guardiola. Es el de un grupo de individualidades tan talentosas que es capaz de ganarlo todo y, al mismo tiempo, perder el cariño del público con un entrenador malencarado. Es el Barça de los pagos a Hacienda para evitar males mayores, y el de un interminable caso Neymar, fichado para tirarse cuando le roban el balón. Es un Barça al que hay que derrotar, como el malo de la película en el que se ha convertido por culpa de personajes como Piqué, que nunca supo ganar, pero le reíamos las gracias, y perder, menos.