Si Twitter inhabilita al tuitero, Ana Pardo de Vera se ha asegurado de que no ocupará ningún puesto de responsabilidad en el gobierno aireando, en Twitter, cómo su nombre formó parte de un toma y daca entre Podemos y PSOE para la dirección de RTVE. Flaco favor al ente, al acuerdo entre partidos (que siempre tiene que darse) y a la radiotelevisión pública en general, tan necesaria y como maltratada (yo también tendré tuits horrorosos sobre EITB durante los años de Surio). Por su parte, Andrés Gil, que finalmente renuncia al puesto, ya había borrado todo su historial de tuits por si acaso.
Pegarte por Skype
No podemos tomarnos demasiado en serio Twitter. Pero es evidente que caemos una y otra vez en ese error: lo han hecho Pardo de Vera y Gil, lo hicieron todos los que criticaron los tuits descontextualizados de Màxim Huerta, y lo hacen, exactamente al mismo nivel intelectual, Dalas y Porta, dos youtubers que mantuvieron una tensa discusión en Twitter, en público, y acabaron quedando para hablar por Skype “como hombres”, seguros de que su pelea de teclas nunca pasaría a puñetazos por la distancia que les separa. Gilipollez tras gilipollez, Twitter nos ocupa el cerebro.
Los ídolos de Internet
Gabriel Rufián no sería nadie sin Twitter: solo un diputado que busca la foto friki para el periódico con un hueco para la anécdota en las páginas de la crónica parlamentaria. Pero Internet le ha lanzado al estrellado. Como a Dalas y a Porta. Aunque solo sea un político más interesado en el retuit que en el bien común. Valga como ejemplo que haya copiado, palabra por palabra, y hasta con la foto, un chiste durante el Mundial de fútbol. Fue tan torpe Rufián (o quien le lleva la cuenta) que se lo copió a un tuitero con casi 40.000 seguidores. ¿De verdad pensó que no le pillaríamos?
Empieza otro Mundial
La mayoría de periodistas deportivos que conozco hace bien su trabajo. Si lo suyo es el fútbol, gracias al Mundial esa mayoría está disfrutando y viendo a jugadores que, durante la temporada, no puede seguir. Los periodistas deportivos que son estrellas bien pagadas forman una minoría, y en esa minoría, la mayoría se empeña en demostrar que es ignorante, que no conoce más fútbol que el de Crisitiano y Messi, y “el del Cholo” (porque decir dos jugadores del Atlético también cuesta). Y con España fuera a algunos solo les queda hablar de lo mismo o ponerse a ver fútbol. Seguro que eligen lo primero.
“La Roja” tiene un problema… En España
Siempre me da envidia que mi selección no pueda jugar el Mundial, aunque acabásemos sufriendo como los daneses ante Croacia. Reconozco que la salida que me dio verdadera pena fue la de Argentina (por todos menos por Sampaoli) y aclaro que no, no me he alegrado de ninguna derrota. Sé que el problema para muchos españoles es que algunos con su nacionalidad no animamos a “la roja”, pero deberían de mirar dentro: como dice Antoni Daimiel, a nadie le importa su selección. Ni a Florentino, ni a Lopetegui, ni a Rubiales, ni a los periodistas del Madrid-Barça.