Hoy es el día

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Catalunya vota hoy para cambiar su futuro. Sinceramente, el “cómo”, en lo que se ha centrado la campaña desde España ante la imposibilidad de reducir las ansias de secesión, me parece lo de menos. La ciudadanía catalana votará y su decisión, de un modo u otro, será vinculante pese a que políticos y medios españoles intentarán desacreditar a quien haya metido la papeleta en la urna y a quien le haya contabilizado. Lo importante estará en la calle, en la enésima expresión popular para reclamar un futuro propio, y podremos seguirlo en las redes sociales de la Asamblea Nacional Catalana.

El problema del PP es suyo

Es posible decirlo más alto, pero no más claro: el problema del PP es solo suyo. El problema de la corrupción, de los escándalos y de la pérdida de confianza de la ciudadanía. Por mucho que en la sede de Génova reformada con dinero ‘B’ pongan el ventilador, es su problema: “El 68,3% de los votantes del PP considera que la situación económica general de España –sin entrar en detalles– es mala o muy mala. Aunque no sólo eso. Incluso, el 70,5% cree que la situación económica del país es igual o peor que la que había hace ahora un año”, leemos en ‘El Confidencial’, donde destacan esos datos del CIS.

¡Hay que tener morro!

Atención a la noticia de ‘Vozpópuli’ sobre la tesis doctoral que va a defender Antonio Romero. Los antecedentes: Antonio Romero es “profesor del departamento de Sociología de la UNED, afiliado de toda la vida del PSOE en Madrid, ex miembro de la Comisión de Retribución de Caja Madrid y usuario de una tarjeta ‘black’ con la que gastó 252.000 € sin declarar”. El hecho: Romero va a defender su tesis doctoral: “’Tendencias en la abstención y en la desafección política en las sociedades modernas’ aplicada al caso español, ‘muy crítica, centrada en la necesidad de mejorar la democracia’”. El colofón: “Ha sido acusado de haber plagiado su tesis doctoral, hasta el punto de que este miércoles hubo reunión de la junta directiva de la escuela de doctorado para tratar la cuestión”.

Nuestra tolerancia al sobreprecio

Con las empresas de base tecnologócia se da una circunstancia muy curiosa: tenemos una gran tolerancia al sobreprecio que cargan a sus productos. De los beneficios declarados sobre los smartphones, por ejemplo y según ‘Ipadizate’, el 86% son para Apple y el 18, para Samsung. ¿Por qué? Porque el margen de los de la manzana por cada iPhone es bastante más amplio que los de sus competidores. Y nosotros (hablo de mí porque tengo uno) pagamos sin rechistar. De hecho, hasta lo hacemos contentos. Un fenómeno que no acabo de explicarme.

Rusia regala su cultura

Hemos encontrado la noticia en ‘The Guardian’ y nos encanta: en el metro de Moscú puedes descargarte libremente las obras de Pushkin, Chekhov o Tolstoy. Un total de 100 libros para los 2.500 millones de viajeros que tiene el servicio al año. Solo hay que leer un código con el móvil y ya tienes lectura. En realidad, el fondo bibliográfico está ya disponible on-line, según la misma web, y se está poniendo en marcha en las estaciones de autobús y trolebús rusas. Una gran idea para difundir la cultura propia donde ya está la ciudadanía.

Euro-chino-vegas

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Está claro que Mariano Rajoy tiene un modelo económico para España. Y cuando escribo “uno” es porque solo tiene el de Eurovegas: “El reciente viaje del presidente del Gobierno al país asiático ha servido para bendecir un proyecto gigantesco del hasta hace una semana hombre más rico de la potencia oriental, Wang Jianlin. El magnate va a construir en el sur de Madrid una ciudad de ocio con una inversión de miles de millones que será tutelada directamente desde Moncloa para evitar otro fracaso como el vivido con Eurovegas”, según ‘El Confidencial’.

La independencia sin terrorismo también es posible

Que se lo pregunten a los escoceses, que acaban de celebrar un referéndum para saber si quieren o no independizarse del Reino Unido con la participación del estado. Pero algunos parece que se empeñan en coger los peores modelos, entre los que se encuentra el vasco, por desgracia y por culpa de algunos. No voy a negar que lo de “terrorismo mágico” que he leído en ‘Cuarto Poder’ sobre los atentados en Galiza me ha hecho gracia: ¿qué aporta un atentado contra el ayuntamiento de un pueblo con 2.800 habitantes en nombre de la independencia gallega?

El futuro está ahí

Por lo menos, el futuro de los medios. Pero no lo quiero como lo describen en ‘233 Grados’: “El ‘New York Times’ anuncia cien despidos en la redacción”, lo harían “para contratar a más nativos digitales y prescindir de la gente ‘del papel’”. Evidentemente, no puedo estar de acuerdo con una decisión así porque, quien sabe escribir para el papel, lo sabe hacer para un medio on-line. Y sinceramente, no creo que los periódicos de mañana vayan a ser muy diferentes a los de hoy salvo por el soporte, que sí será digital en vez de papel para abaratar costes y ganar en conciencia ecológica.

O no tanto

Así, a los periodistas se nos obliga a ser “nativos digitales”, pero los principales directivos se niegan a serlo. En el blog de ‘Webs a 100’ han recogido un estudio que observa la presencia en redes sociales digitales de los principales líderes de las empresas del IBEX 35 español: “tan sólo un 26% están presentes en LinkedIn, un 8% en Facebook y un 4% en Twitter”. Y no me extraña, sinceramente. Y más allá de lo que les reportaría estar o lo que se pierden, me quedo con la percepción de que es posible vivir y triunfar sin ser “social”. Otra cosa es que lo “social” nos divierta.

Cosas de empresas

Seguimos cazando mitos relacionados con Internet: el del periodista que no puede reciclarse, el de que las redes sociales te ayudan a alcanzar el liderazgo, y ahora que Samsung y Apple están peleados. Pues va a ser que no: “El presidente del negocio de semiconductores de Samsung ha anunciado que serán los encargados de la fabricación de los procesadores para los próximos dispositivos móviles de Apple” (‘Applesfera’). Pero seguro que, de cara a la galería, seguirán manteniendo su pugna y generando en los consumidores necesidad de defender su apuesta. Marketing al servicio de unas marcas que no lo merecen: solo hacen “cacharros”.