Para el sofá y la queja

Borja Cobeaga ha dado en el centro de la diana con su tuit: “Que éramos la generación mejor preparada para quedarnos en casa en chándal no me cabía duda alguna”. Internet, las plataformas de televisión bajo demanda, las videoconsolas, los libros y discos acumulados, por supuesto… Nos permiten llevar mejor un confinamiento. Por desgracia, se trata de la misma generación que, desde su sofá y con el móvil, forman parte de la legión de seguidores de la extrema derecha, que justifica el fascismo vasco, que comparte bulos y que compite por encontrar más motivos para la queja que sus followers.

Lo que te cuela es su App

Bernardo Hernández ha decidido, por el morro, sacar unos bonos para todos los comercios de España y Euskadi. Cualquiera puede comprar un bono en la tienda que le dé la gana (sin el consentimiento ni el conocimiento del propietario) por 15 € hoy, y gastar 20 cuando se levante el confinamiento. Solo es necesario que el que compra se descargue la App (Verse) y que el que venda también lo haga y, además, haga una cesión de datos de la leche. Vamos, que en nombre de la solidaridad y la tecnología (otra vez con el mismo cuento) el que sale ganando es él, que coloca su plataforma con el dinero de unos y el trabajo de otros.

Bloquea y que se jodan

Durante muchos años he recomendado ignorar antes que bloquear en las redes sociales digitales. Con una excepción: si el troll llegaba a tus redes para colocar su discurso ante su audiencia, entonces, sí, bloqueo al canto. De un tiempo a esta parte iba vislumbando que el bloqueo era necesario ante la organización de los fascistas, básicamente. En este confinamiento lo tengo igual de claro que Estefanía Molina: “No solía entender el debate ‘bloquear sí, bloquear no’. Ahora si lo comprendo. Nadie tiene derecho a insultar gratuitamente bajo una identidad falsa. Es cobarde. Bloquead”.

Los americanos se arman contra la pandemia

A estas alturas de la crisis sanitaria mundial, no puedo pensar bien de quien siga vendiendo las bondades de las liberalizaciones como en EE.UU., lo siento. Ya no es solo la falta de cobertura médica, ya no es solo que el despido gratis y la ausencia de un sistema social vaya a dejar a las puertas de la marginalidad a millones de personas, es que, para colmo, el sector que ha salido reforzado es el de la venta de armas para defensa personal (que puede llegar a incluir ametralladoras): entre marzo de 2019 y marzo de 2020 la venta de armas ha crecido un 80%, según Magnet. Evidentemente, por el coronavirus.

Ni de coña

El mundo del fútbol se divide en dos: el de Primera y el resto. El fútbol que no es de primera es de supervivencia: no todos los clubes son solventes y los sueldos (salvo los de algunos jugadores de Segunda) son generalmente bajos. Esta es la realidad. Así que un ERTE en un equipo de Segunda B supone casi lo mismo que una empresa. Y hay miles de familias que viven del fútbol lejos de los lujos. Pero lo que tengo claro es que todas las rebajas salariales de los jugadores y técnicos de Primera tienen que estar al margen de estas regulaciones que pagamos entre todos. Por pura y dura decencia.