El daño irreparable que nos hacemos

No me gusta la moralina ni ser un Pepito Grillo, pero creo que el día de hoy es el más adecuado para que les hable del consumismo que nos va a devorar: en El Confidencial encontramos una pieza muy interesante sobre cómo los productos tecnológicos chinos que compramos en Internet, mucho más baratos y menos duraderos, son tremendamente dañinos con nuestro planeta. Pero la culpa no es de quien los fabrica ni de quien los vende, sino de quienes los demandamos: para producirlos se necesitan los mismos recursos que para un producto similar más caro y duradero y, por supuesto, nadie los repara.

El problema no es China

La dictadura china no me gusta como no me gusta ninguna dictadura. Y menos cuando es blanqueada por la izquierda y por los liberales en nombre de la revolución y el mercado. Cosas de este incomprensible siglo XXI. Pero en cuestiones de consumo el problema no son los chinos que se limitan a fabricar lo que reclamamos desde el resto del mundo: baratijas conectadas a Internet. Ellos tienen tecnología y conocimientos de sobra y lo suelen demostrar: en Shangai sustituyeron la pirotecnia por drones durante la Nochevieja y crearon un espectáculo fascinante que hacía “viejo” cualquier otro.

¿Estrenan algún videojuego hoy?

No sería raro que algún miembro de la casa estrenase hoy un videojuego traído por los Reyes Magos de Oriente. Para los que lo traen es un chollo porque pesan poco. Para los que los reciben, un acierto casi seguro. Y para el que los produce otro motivo para continuar: el sector ha facturado en todo el mundo “alrededor de 107.490 millones de euros en 2019, lo que supone un 3% más que la cifra del año anterior, siendo Fortnite el videojuego que más beneficios ha generado” (La Información). Hablamos de una industria que puede superar a la del cine o la música y que, por lo tanto, no es menor.

Pero no nos volvamos locos con la tecnología…

Vivo de contar lo que pasa en Internet o de trasladar contenidos a la gran red y me gusta (siempre lo ha hecho) la tecnología, lo que hace que me interese por ella y la conozca un poquito. Por todo lo que les he contado sé muy bien que la tecnología nos idiotiza y que muchas veces perdemos el norte y el sentido de la realidad: no tiene ninguna lógica que Renfe vaya a cancelar sus ventanillas para billetes, como no la tiene el cierre progresivo de todas las oficinas bancarias, ya que limita el acceso a millones de personas que todavía no se ven capaces de hacer gestiones on-line y que no son más tontas.

Y si lo hago yo todo, ¿por qué me cobras?

Insisto: sé lo que hay detrás de una web y en ocasiones hasta puedo calcular los costes, pero si hay algo que me fastidia es pagar la comisión por gestión en una compra on-line. Si lo hago yo todo no pueden cobrarme más por el mantenimiento de la web, la pasarela de pago y la custodia de los datos. Y punto. Así que tampoco me parece bien que esos mismos bancos que nos obligan a gestionar on-line nuestro dinero o préstamos nos inflen a comisiones pero, según Merca2, es lo que nos viene: Sabadell y Santander son los primeros que han empezado a cobrar hasta por las cuentas con domiciliaciones.