Insisto desde hace semanas en que el personaje más siniestro de la actual política vasca es Pablo Iglesias, capaz de regalar el oído de Aitor Esteban en Madrid y de espolear a Miren Gorrotxategi contra el PNV en la CAV. Pero tampoco resultan fiables a estas alturas los líderes del PSOE para lograr una estabilidad política. Los de Bildu, directamente, nunca lo fueron. Si el acuerdo a tres de Madrid, que veremos cómo termina, es el comienzo de una nueva mayoría en Gasteiz, que lo digan, que vayan de frente. Porque la ciudadanía vasca, si algo ha demostrado, es que repele los acuerdos ocultos y sibilinos.
Y que se lo digan a Mendia, claro
Tengo pocas dudas de que Bildu y Podemos van a intentar que haya un gobierno vasco sin el PNV, y de que, para lograrlo, van a tentar a Idoia Mendia con la Lehendakaritza. A la misma a la que, ni 24 horas antes del anuncio del acuerdo, los de siempre habían atacado su domicilio. Según El Independiente, ella asegura de que se enteró del pacto por la prensa. Con esa noticia, sus palabras de la mañana, pidiendo más contundencia a Bildu, quedaron neutralizadas (por decir algo amable) por el PSOE. Espero que no se esté enterando por esta columna de que Bildu y Podemos pueden convertirla en lehendakari.
Todo pasa por Calviño
También tengo claro que lo que pase con la reforma laboral lo decidirá Nadia Calviño o lo decidirá alguien cuando la ministra no esté en el gobierno. La mujer fuerte en el plano económico, financiero y en las relaciones con Europa no va a permitir que, con su nombre, se dé un paso en falso. Calviño no necesita el puesto ni que su reputación se vea comprometida por cinco abstenciones. La política de verdad la hacen las personas como ella, así tiene que ser, y Calviño lo sabe, por eso prepara la primera encrucijada: con sus normas o con Bildu. La segunda la tendrá Bildu: o su acuerdo cepillado o la nada.
El plan del PSOE para replegarse
El PSOE ha detonado su último barril de confianza. Ya nadie se fía de ellos. Ni siquiera Bildu, que apela a lo firmado porque ve comprometido lo pactado. En estas circunstancias, el PSOE está preparando un plan para replegarse que pasa por periodistas y medios afines, la UGT, que “asegura que el acuerdo con Bildu no viene a facilitar el desarrollo de las negociaciones” (El Plural) y hasta la propia firmante (“No se puede hacer una derogación íntegra de la reforma laboral”, ha dicho Adriana Lastra después de la rúbrica, según Público) que, si es necesario, será el chivo expiatorio de lo que se venderá como un error.
La ración de tuits
Como siempre, la mayoría de opiniones que pudimos leer en Twitter eran una mierda. Pero algunas me parecieron especialmente acertadas. Cristina Pardo anduvo muy fina con su comentario: “De noche, todos los pactos son pardos”. César Calderón era más práctico: “El roto es de los que hacen afición. Moncloa contra Ferraz. Podemos contra PSOE. Bildu contra PSOE. Arrimadas afilando puñales. PNV acariciando un gato. ERC consultando augures”. Pero el que daba en el clavo con el corolario era J. J. Schultz: “¿Cómo era aquello de que no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo?”.