No estoy sugiriendo, ni mucho menos, que quien escucha o vote a Núñez Feijóo sea tonto. Al contrario: sus votantes me merecen todo el respeto, creo que incluso más que a él cuando lanzó una sombra de duda sobre el voto por correo, y también con este titular: “Ha quedado acreditado que el señor Sánchez quiere ser presidente del Gobierno aun perdiendo las elecciones. Si gobernasen quienes ganan, hoy no tendríamos partidos minoritarios en los extremos ni partidos que bloquean las instituciones” (El Confidencial). Esos partidos son los que generan estabilidad institucional. Y eso lo sabe cualquiera con el mínimo sentido crítico.
La pelotita roja
Creo que una de mis obligaciones como periodista vasco es que nadie olvide de dónde venimos para saber a dónde vamos: el horror de ETA no puede caer en el olvido ni ser blanqueado (simplemente, no es posible blanquear tanto sufrimiento gratuito). Así que, cuando me toque, moveré la pelotita roja (es decir, uno de esos temas que hay que lanzar al que tiene que hablar para incomodarle) de cómo Bildu, por medio portavoces como Aizpurua y Otegi, pero también por medio de los colaboracionistas, pide cínicamente dignidad para las víctimas de ETA por el “que te vote Txapote”. Por cierto, ¿a quién votará Txapote?
El placer de que te hagan la campaña
El recordatorio constante del cinismo e hipocresía de los que más cerca estuvieron y del blanqueamiento de los que se acercaron después, con el “que te vote Txapote”, es precisamente uno de los pocos problemas de Bildu en campaña. Sus representantes están sobre la ola buena y no están cometiendo ningún error. Nada invita a pensar que no tendrán otro gran resultado el 23 de julio. Ni siquiera tienen que hacer campaña porque todos los días Bildu es trending-topic en Twitter gracias a la nueva caverna: periodistas trogloditas, diputados desatados de derechas y tontos útiles de PP y Vox se la hacen.
El renovador
Cuando Borja Sémper volvió al PP para ser su portavoz los medios próximos a la derecha española en España y en Euskadi se volcaron en el pulido de su carrocería: llegaba el renovador, el amable, el moderado, el rostro del nuevo PP de siempre. Pero poco ha tardado en dejar que le veamos las costuras: primero, con su defensa de la cultura incoherente con lo que hace su partido, y ahora con la hemeroteca. Sémper, defensor del dialogo con Bildu cuando le tocaba ahora que le toca hacer lo contrario reniega de sus propias palabras. Y todavía la campaña no ha acabado, aún le da tiempo a hacer un ridículo más.
¿Igualar por lo bajo se la suda a Greenpeace?
No me esperaba un error tan de bulto de Greenpeace, pero la verdad es que ya me espero cualquier cosa de quien tiene por costumbre manifestarse en la calle. La espiral para llamar la atención y señalar al político de turno es tan loca ya, en Euskadi y en España, que estamos viendo de todo y nada bueno. Los ecologistas han decidido igualar en su última campaña el negacionismo climático de Vox y PP con PSOE y Sumar que, si bien podrían hacer más, por lo menos conocen y reconocen la realidad del calentamiento global. Igualar por lo bajo no parece una buena receta, pero estamos en la era de la pancarta llamativa y la verdad da igual.